La confrontación entre el pasado y el presente se ha convertido en un duelo frontal. La presidenta Claudia Sheinbaum y el expresidente Ernesto Zedillo protagonizan una escalada discursiva que va mucho más allá del debate político: es una lucha por definir quién representa la verdadera amenaza —y defensa— de la democracia mexicana.
En una semana marcada por recriminaciones cruzadas, Sheinbaum revivió algunas de las escenas más oscuras del sexenio zedillista: las matanzas de Aguas Blancas, Acteal, Ayutla de los Libres y El Bosque. En su conferencia matutina, presentó un video que retrata lo que calificó como “el verdadero autoritarismo”, en contraste con las acusaciones que hoy la señalan por buscar concentrar el poder mediante la reforma al Poder Judicial.
“¿Es autoritario llamar al pueblo a votar sobre el Poder Judicial?”, cuestionó la presidenta. “Quienes hoy nos acusan de autoritarismo, encabezaron gobiernos donde se asesinaba a dirigentes sociales”, sentenció.
Zedillo contraataca: auditoría a las megaobras
La respuesta del expresidente no se hizo esperar. A través de una nueva columna en Letras Libres, Ernesto Zedillo denunció que la administración actual utiliza el pasado como cortina de humo para evitar hablar de lo que él llama “las obras inútiles” de López Obrador: el Tren Maya, Dos Bocas y la cancelación del aeropuerto en Texcoco.
Propuso una auditoría internacional independiente —como la que, asegura, ya se aplicó al Fobaproa— para transparentar los costos y beneficios reales de dichos proyectos. “La ciudadanía tiene todo el derecho a saber cuánto costaron y qué beneficios se perdieron”, escribió. También acusó a Sheinbaum de no responder directamente a los señalamientos sobre la “destrucción de la democracia” y de preferir la confrontación emocional.
Una democracia en disputa
La rivalidad entre Sheinbaum y Zedillo no es nueva. En septiembre de 2024, el expresidente advirtió que la reforma judicial de Morena representa una amenaza a la independencia del Poder Judicial. Esta semana, elevó el tono al acusar directamente al oficialismo de instaurar un “régimen despótico de partido hegemónico”.
Sheinbaum, por su parte, sostiene que democratizar el acceso a la justicia no es autoritarismo, sino una forma de devolverle el poder al pueblo. Y para subrayar el contraste, recurre al expediente más potente del PRI de los noventa: la represión y la crisis del Fobaproa.
El Congreso se prepara para contraatacar
La disputa política ya comenzó a tener consecuencias institucionales. Senadores de Morena alistan la creación de una comisión para investigar a Ernesto Zedillo, citando presuntas irregularidades en auditorías del Fobaproa y nuevos señalamientos de posibles vínculos con grupos criminales.
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Mientras tanto, la narrativa se polariza. Para unos, Zedillo representa la tecnocracia que salvó al país del colapso financiero. Para otros, un símbolo de impunidad y represión. Sheinbaum, a su vez, se debate entre ejercer el poder heredado de López Obrador o construir uno propio con sello histórico. N
Con información de Animal Político.