Con ingresos que superaron los $6.9 mil millones en 2023 y una presencia global en más de 80 países, Ingersoll Rand se ha convertido en un gigante industrial bajo la dirección de Reynal.
Sin embargo el camino que lo llevó a la cima del mundo corporativo comenzó en el la municipalidad de Humacao en Puerto Rico, muy lejos de los rascacielos de Wall Street: “Humacao era un pueblito azucarero, bastante pobre y sencillo”, relata Reynal. “Mi papá era maestro y mi mamá, sastre, habían emigrado de España, así que no teníamos mucho. Lo que mi hermano y yo siempre vimos fue el trabajo duro, y la dedicación a la familia y la religión.”
El primer desafío que Reynal enfrentó en su viaje desde su isla natal hasta liderar una empresa Fortune 500 fue la educación. “Llegué a los Estados Unidos para estudiar un bachillerato de ingeniería en Georgia Tech. Venía de las escuelas públicas y en mi primera evaluación, basado en cómo hablaba inglés y mis puntajes del SAT, el pronóstico era que iba a reprobar y salir de la escuela en un año”. Esto solo alimentó su determinación. Con tenacidad logró graduarse no solo de Georgia Tech, sino obtener dos maestrías en el Massachusetts Institute of Technology.
Reynal recuerda su inicio profesional a los 23 años, como un momento crucial: “Mi primer empleo fue como supervisor de trabajadores por hora en una planta. Lo elegí aunque mis compañeros del MIT optaron por puestos corporativos más altos y mejor remunerados. Pero yo pensé: ‘si quiero ser un buen líder, tengo que iniciar por lo más básico y entender estos negocios desde el principio.’ Y esa fue la mejor decisión que tomé en mi vida.”
Con esta filosofía, sentó las bases de un estilo de liderazgo que prioriza la comprensión de todos los niveles de la organización. La experiencia le permitió además darse cuenta de que el verdadero potencial de una empresa radica en el compromiso y la motivación de su fuerza laboral. Esta realización fue cristalizándose en una visión innovadora: ¿Qué pasaría si los empleados no solo fueran trabajadores, sino verdaderos socios en el negocio?
DE TRABAJADORES A SOCIOS
Reynal tuvo la oportunidad de poner su teoría en práctica cuando le ofrecieron una posición en Gardner Denver, que ahora forma parte de Ingersoll Rand. “Les dije que aceptaría su oferta si me permitían ofrecer acciones a los trabajadores. Aceptaron, y además me hicieron CEO.” En 2016, asumió el liderazgo de la empresa, entonces propiedad de KKR, e implementó un programa de participación accionaria para empleados, transformando la cultura desde adentro y creando uno de los modelos de negocio más disruptivos en la industria.
“Al hacer pública la compañía en 2017, otorgamos aproximadamente 110 millones de dólares en acciones a nuestros 6,000 empleados”, explica Reynal. “Fue algo realmente significativo, y tres años más tarde nuestro desempeño nos permitió adquirir Ingersoll Rand, una empresa que era 50% más grande en ingresos, aunque igual o menos rentable que nosotros.”
Este resultado confirmó que aunque la visión de Reynal va más allá de los indicadores financieros tradicionales y desafía las convenciones del capitalismo corporativo, su éxito financiero es contundente. “En el 2017, nuestra capitalización de mercado era de tres mil millones. En ese momento, mi equipo decía, ‘vamos a llegar a seis mil millones en cinco años’. Hoy, siete años más tarde, el valor total de nuestras acciones es de casi cuarenta mil millones, así que lo hemos multiplicado por diez veces”, comparte Reynal, ilustrando el impresionante crecimiento de la empresa.
Este enfoque innovador ha tenido un impacto profundo en la forma en que los empleados se relacionan con la empresa. Durante una reciente reunión en México, Reynal recuerda una interacción que ilustra esta transformación: “En una presentación, un trabajador me dijo ‘de accionista a accionista le tengo esta pregunta’. Para mí fue un momento increíble que refleja un cambio de perspectiva de ‘trabajo aquí’ a ‘esta es mi compañía y quiero aportar más'”.
A la fecha, hemos otorgado aproximadamente 295 millones de dólares en acciones a nuestros trabajadores, las cuales se han valuado en casi mil millones de dólares.” – Vicente Reynal.
Desde entonces, el programa ha crecido exponencialmente. Para fomentar una cultura unificada y una mentalidad de propiedad, extendieron la participación accionaria a todos los empleados de las empresas que forman parte del grupo Ingersoll Rand. “Esta estrategia ha sido crucial en la integración de más de 50 compañías que hemos adquirido en los últimos años, asegurando que todos compartan una visión a largo plazo. A la fecha, hemos otorgado aproximadamente 295 millones de dólares en acciones a nuestros trabajadores, las cuales se han valuado en casi mil millones de dólares.” Brindar a su fuerza laboral la oportunidad de crear riqueza es para Reynal el logro más significativo de su carrera.
Ser dueño también implica una mayor responsabilidad, por lo que Reynal ha implementado un programa integral de educación financiera y empoderamiento para los 20,000 empleados, y ahora socios, de Ingersoll Rand. La capacitación incluye formación sobre ciclos de conversión de efectivo, presentada de manera accesible. “Muchos de nuestros trabajadores aplican este conocimiento para gestionar mejor sus finanzas personales. Para el ochenta por ciento, es la primera vez que poseen acciones, y ahora tienen conversaciones con sus familias sobre el ahorro y la inversión. Les enseñamos lo que significa ser dueños y les proporcionamos las herramientas para mejorar su desempeño.” La piedra angular de esta iniciativa es el sistema IRX, o Ingersoll Rand Execution Excellence, un método de mejora continua que permite al personal optimizar sus propios procesos.
APOSTANDO POR LA EXPANSIÓN
Con la adquisición de 51 compañías en tan solo cuatro años y medio, la estrategia de crecimiento bajo el liderazgo de Reynal ha sido tan agresiva como metódica. Pero su equipo se distingue en este proceso por una estrategia personal y centrada en valores. “Un gran número de estas empresas son familiares”, explica el CEO. “A diferencia de Wall Street, donde las adquisiciones se hacen a través de bancos o capital privado, nosotros manejamos la mayor parte del proceso, desde identificar prospectos hasta contactarlos”.
Este enfoque directo ha permitido cultivar relaciones profundas con las empresas adquiridas, preservando su misión. “Siempre les aseguramos a las familias que respetaremos su legado, y que sus empleados seguirán formando parte de estas compañías,” afirma Reynal. Con esta estrategia multimarca y multicanal, que hoy incluye 85 marcas distintas, se aseguran de satisfacer las diversas necesidades del mercado de forma competitiva y eficiente.
Una gran parte de la reciente ola de adquisiciones se enfoca en compañías tecnológicas para impulsar la innovación a gran escala. Reynal destaca la reciente adquisición de Ecoplant, una empresa de inteligencia artificial, para integrar y gestionar en la nube el vasto ecosistema de clientes y corporaciones que forman parte de Ingersoll Rand. A través de la IA, pueden hacer predicciones y ajustes precisos a los productos instalados en operaciones críticas en todo el mundo, mejorando exponencialmente su eficiencia y seguridad.
Sobre el tema de la automatización, Reynal detalla esfuerzos para evitar que sus empleados se queden atrás en esta transformación tecnológica. “Las nuevas tecnologías reducirán la necesidad de algunas tareas manuales, pero estamos capacitando a nuestros trabajadores para que desarrollen nuevas habilidades, brindándoles acceso a formación global en su idioma local.”
Otro valor clave de la multinacional es el de la Sustentabilidad, reflejado en su lema de Making Life Better. “El cien por ciento de nuestros productos se enfocan en ahorrar energía, ahorrar agua o para mejorar la calidad de vida de pacientes o de la gente”, afirma el ejecutivo, subrayando el compromiso de la empresa con un futuro sostenible.
El PODER DE LA HUMILDAD
Mientras la compañía se expande a nuevos mercados, Reynal se mantiene fiel a sus valores y conserva una perspectiva arraigada en sus raíces, recordando su infancia en Humacao, donde el dueño de una tienda de muebles se convirtió en un mentor clave. “Aunque fue mi primer ejemplo de éxito, lo que más me impactó fue su dedicación a la iglesia y a la comunidad. Su constante deseo de ayudar a otros me inspiró profundamente y es un principio que sigue guiando mi carrera.”
“En una presentación, un trabajador me dijo ‘de accionista a accionista le tengo esta pregunta’. Para mí fue un momento increíble que refleja un cambio de perspectiva de ‘trabajo aquí’ a ‘esta es mi compañía y quiero aportar más'”. – Vicente Reynal.
El centro de la filosofía de liderazgo de Reynal reside en la humildad. “Lo más importante es saber escuchar, aprender de los demás, y recordar de dónde vengo. Mi fe es fundamental, especialmente en los momentos difíciles.” Por ello, el CEO mantiene una comunicación diaria con sus padres en España a través de FaceTime, y junto a Melany, su esposa, a quien le da crédito por mantenerlo centrado, y a sus tres hijas, mantiene una filosofía de servicio a los demás. “Es importante no perder este sentido de lo que es realmente importante”, reflexiona al finalizar nuestra entrevista. “Es humano perderse en el camino, pero hay que hacer un esfuerzo por realinearnos con nuestros valores. El autoconocimiento es crucial.”
Viendo hacia el futuro, Reynal mantiene ambiciones audaces para Ingersoll Rand. “En los próximos años seguiremos enfocados en el crecimiento. Queremos duplicar nuestro valor y llegar a los ochenta o cien mil millones de dólares”. Como ha demostrado en su trayectoria, este crecimiento no es un fin en sí mismo, sino que está intrínsecamente ligado al propósito más amplio de la empresa: “Mientras más crezcamos, podremos ayudar a más gente. Tanto yo como mi equipo, estamos en este mundo para dejarlo mejor de cómo lo encontramos”, afirma. “Y creo que empresas industriales como la nuestra pueden hacer un cambio dramático en cuanto a este principio”.