Irán aumentó en los últimos meses sus reservas de uranio altamente enriquecido y siguió ampliando su programa nuclear, aunque niega cualquier intención de dotarse de una bomba atómica, indica un informe confidencial del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) consultado este jueves 29 de agosto por AFP.
Las reservas iraníes de uranio enriquecido al 60 por ciento, un nivel cercano al 90 por ciento necesario para fabricar un arma atómica, se situaban el 17 de agosto en 164.7 kilos, frente a 142.1 kilos en mayo, de acuerdo con el reporte de la agencia nuclear de la ONU.
De acuerdo con agencias internacionales, para la fabricación de bombas atómicas se necesita uranio enriquecido con una pureza de entre 80 y 90 por ciento. Aunque actualmente Irán enriquece uranio solo hasta 60 por ciento, los expertos apuntan que el proceso para pasar del 2 al 60 por ciento resulta “más complicado”, que el esfuerzo adicional para lograr un porcentaje óptimo para un arma nuclear.
“La continúa producción y acumulación de uranio altamente enriquecido por parte de Irán, el único Estado sin armas nucleares que lo hace, aumenta la preocupación del organismo”, indicó el OIEA.
En contexto, el acuerdo nuclear internacional de 2015 (conocido como JCPOA), del que Estados Unidos se salió unilateralmente en 2018 y que Irán comenzó a incumplir un año después, establece un límite de 300 kilos de uranio enriquecido con una pureza máxima de 3.67 por ciento.
EL PROGRAMA NUCLEAR DE IRÁN Y LA FALTA DE DATOS SOBRE EL ORIGEN DE RASTROS RADIACTIVOS
En un segundo informe, que se enfoca en la falta de información sobre el origen de rastros radiactivos en dos instalaciones no declaradas como nucleares, el OIEA critica que Irán continúe obstaculizando los controles al imponer un veto, autorizado por el Tratado de No Proliferación (TNP), contra varios inspectores, en su mayoría de países europeos.
En el Día Internacional contra los Ensayos Nucleares, conmemorado cada 29 de agosto, las Naciones Unidas (ONU) externaron tener esperanza en que algún día “desaparezcan de la faz de la Tierra todas las armas nucleares”.
A tenor de la ONU, pasamos de más de 2,000 ensayos nucleares entre los años 1945 y 1996 a una decena desde que el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares fuera aprobado por la Asamblea General. De igual manera, existen más de 300 estaciones de vigilancia repartidas por todo el mundo capaces de detectar explosiones nucleares.
“Los test nucleares han traído consigo destrucción a causa de las radiaciones: problemas de salud para las poblaciones —especialmente mujeres y pueblos indígenas— y contaminación medioambiental”, refiere la ONU en un artículo. N
(Con información de AFP)