Un emprendedor es una persona que, a partir de una idea innovadora, impulsa por su cuenta un proyecto en el que cree fervientemente, encuentra la forma de llevarlo a cabo y acepta los riesgos y consecuencias que su decisión conlleva, y según reflexiona Manolo Marroquín, autor del libro Retrato de mil emprendimientos, las personas que se atreven a fundar su propio negocio son un poderoso detonante de desarrollo en América Latina.
“Soy de la idea de que el emprendedor es una fuerza económica cada vez más importante en Latinoamérica y que es un héroe tras bambalinas”, opina Marroquín. “El emprendedor saca el pecho para llevar el pan a sus familias y ganarse el sustento diariamente por sí mismo comercializando algo, intermediando entre dos, compra un producto y lo revende, o tiene una buena idea y busca socios para hacerla realidad”.
Durante muchos años, sobre todo hasta antes de mediados del siglo pasado, existían dos grandes fuerzas económicas: las personas que prestaban el empleo, que eran los grandes empresarios, y los trabajadores, quienes dependían de las grandes empresas.
“Pero al paso del tiempo fue emergiendo un híbrido entre trabajadores y grandes empresarios: los emprendedores. Se trata de personas que empiezan a trabajar por su cuenta, comienzan a luchar a su manera, y en su mayoría se deciden a emprender porque no encuentran trabajo formal o porque las fuentes de empleo son limitadas”, agrega el autor de Retrato de mil emprendimientos.
Manolo Marroquín sabe de lo que habla, no solo porque es un emprendedor prácticamente desde que era un niño, lo cual lo llevó a convertirse en un empresario muy exitoso, sino porque desde hace varios años preside la asociación Empresarios Emprendedores de Guatemala, su país natal.
¿DE QUÉ SE TRATA “RETRATO DE MIL EMPRENDIMIENTOS”, LA OBRA DE MANOLO MARROQUÍN?
Retrato de mil emprendimientos no es un libro de desarrollo humano ni de superación personal. Tampoco es una recopilación de fórmulas mágicas o recetas secretas para alcanzar el éxito en los negocios. Es, más bien, una obra donde el autor guatemalteco plasma sus andanzas y recorridos, en los cuales reconoce los grandes aportes de los equipos humanos y personas que lo han ayudado a convertir sus mil proyectos en realidades palpitantes.
A la vez, de manera crítica, reflexiva y razonable, a lo largo de los relatos que conforman el libro —disponible en Amazon— ofrece consejos prácticos y precauciones para animar, fecundar o enmendar los emprendimientos, así como propuestas que lleven al crecimiento y desarrollo de las empresas sin importar su tamaño.
“Este libro está dedicado a todas aquellas personas que salen de sus casas sin nada seguro, pero que están convencidas de que no regresarán con las manos vacías”, explica Marroquín. “Para aquellos valientes que se atreven a vender una idea y después de escribirla en una hoja en blanco salen a hacerla realidad y la convierten en dinero con esfuerzo y dedicación”.
En entrevista con Newsweek en Español, el autor revela que trató de escribir la obra desde una perspectiva constructiva y con la certeza de que adoptar una posición de sabelotodo o de pretender dar una cátedra de emprendimiento no dejaría nada a los jóvenes o a las personas interesadas en su lectura.
“Por eso quise escribir un libro humilde en la narrativa, en el tono, de modo que de forma bastante transparente le cuente historias a la gente y que entre líneas deje una anécdota que pueda ser inspiradora, pero principalmente, un buen mensaje para el aprendizaje que sea útil para aquellos que quieren emprender”, anota Marroquín.
LOS MICROEMPRESARIOS Y SU INMENSO APORTE AL DESARROLLO ECONÓMICO
Solo en su natal Guatemala más de 4.5 millones de personas viven del microemprendimiento; en México, en tanto, las microempresas, donde trabajan de una a diez personas, representan el 95 por ciento del total de empresas asentadas en el país.
“El microemprendedor es gente que trabaja en un mototaxi, que sale a vender tacos o a comercializar algún producto, y tanto del mototaxista como del vendedor hay mucho en el recorrido que describo en el libro”, señala el autor. “Yo he tenido la bendición de abrir emprendimientos y hacer que ciertos negocios que empezaron muy pequeños tengan oportunidades de mercado y poder luchar con ellos y hacerlos rentables”.
Marroquín considera que a esos emprendedores debe reconocérseles por su inmenso aporte al desarrollo económico de las naciones: “Esa estirpe de trabajadores evolucionados son héroes que merecen un reconocimiento. Pienso que mi libro de alguna manera exalta el valor y el rol heroico de esa gente en las economías de nuestros países latinoamericanos”.
En los extremos del hilo empresarial existen dos clases de emprendimiento: el que nace de la necesidad de los individuos de llevar el pan a la mesa y el que intentan aquellas personas pertenecientes a familias acomodadas y con disponibilidad de capital para emprender.
“Una de las grandes características que tiene el emprendedor es que no tiene tiempo para resentimientos”, apunta el empresario guatemalteco. “En su gran mayoría el emprendedor viene de la nada, venimos de familias con recursos modestos y pasamos penas en la infancia. Los emprendedores, como la gran mayoría venimos de niveles socioeconómicos populares, tenemos hambre; y no solo me refiero al hambre física, sino a un hambre de luchar, de lograr el éxito, de no pasarse la vida teniendo penas, de no vivir tan limitadamente”.
LA NECESIDAD ES EL MÓVIL MÁS IMPORTANTE DEL EMPRENDEDOR
Por esa razón, agrega, la necesidad es el móvil más importante del emprendedor, pues frente a esta se atreve a soñar porque tiene hambre de ser alguien, desea un reconocimiento a su esfuerzo, y por ello aspira a ser algún día un empresario, no importa si es micro, pequeño o mediano.
Manolo Marroquín reflexiona al respecto: “Aspira a ser empresario en la formalidad porque también quiere generar fuentes de trabajo o de bienestar. Sin embargo, tiene una lucha contra el tiempo porque los emprendedores tenemos el tiempo contado en función de los recursos limitados para invertir”.
Es decir, añade, “no se cuenta con recursos amplios y por eso no se tiene la oportunidad de esperar la rentabilidad y el éxito del negocio a plazos largos. El emprendedor lucha contra el tiempo con sus recursos limitados, por eso sabe que la eficiencia tiene que ser básica en su ejecución; trae sueños muy grandes para el poco dinero que tiene, pero eso maximiza sus sentidos y los potencia casi por instinto de sobrevivencia”.
El empresario guatemalteco comenta que al emprendedor los proyectos no siempre le resultarán bien, pero en su gran mayoría sí, pues casi todos intentarán más de una vez el tener éxito. Sin embargo, ese camino de tropiezos justamente lo dotarán de herramientas indispensables como conocimientos contables, tecnológicos, mercadológicos y la comprensión del mercado y de la competencia.
“El emprendimiento que emerge de la esencia de la sociedad, de los mercados populares, es socialmente muy beneficioso y determinante”, indica el autor de Retrato de mil emprendimientos. “Es un gigante que poco a poco crea una cohesión y un aporte económico que tarde o temprano será reconocido en nuestras distintas economías y sociedades porque cambia a la sociedad”.
MANOLO MARROQUÍN: “EL EMPRENDIMIENTO ES MÁS QUE UNA PALABRA DE MODA”
“¿De qué manera cambia a la sociedad? —se pregunta—. No solo la hace más activa y productiva, sino también agrega un ingrediente de orgullo para la persona que logra salir adelante bajo un esquema tan complejo como los existentes en nuestros países, donde el emprendedor tiene todo en contra y todavía así se atreve a enfrentar esa adversidad y triunfar”.
En ese sentido, advierte que el Estado tiene una responsabilidad inconmensurable frente a los emprendedores, pues en todos los países y sociedades de la era moderna estos han sido trabajadores silenciosos que conforman una fuerza laboral que está en un silencio obligado producto de que están muy ocupados en trabajar.
“Si los Estados latinoamericanos fueran suficientemente visionarios entenderían que el emprendimiento es más que una palabra de moda y mucho más que un romanticismo en función de trabajar y alcanzar sueños”, reflexiona Manolo Marroquín. “Desde mi perspectiva es un fenómeno social que los gobiernos deben apoyar porque los mismos Estados tienen una deuda con el emprendedor producto de las bajas oportunidades que brinda para el desarrollo de las personas”.
Y es que, en la medida que el emprendedor se desarrolle, la sociedad no solo va a tener crecimiento económico y bienestar, sino que se evitarán muchos problemas sociales, sobre todo aquellos relacionados con la falta de empleo.
“Hoy por hoy el emprendedor es el perfecto equilibrio de las sociedades y de las economías latinoamericanas. Por ello requiere ser bien coordinado y bien apoyado no solo en función de financiamientos, sino también de conocimiento, insumos y tecnología. Si eso se hace haremos crecer nuestro país, pues tendremos proveedores de mejor calidad y una fuerza productiva real que generará trabajo”, concluye. N