“Cuando lloraba lo amenazaban con un arma“, relata Bat Sheva Yahalomi sobre el maltrato y la tortura psicológica que sufrió su hijo Eitan, de 12 años, durante su cautiverio en Gaza tras ser capturado por Hamás en Israel.
En una entrevista con la agencia AFP, esta mujer francoisraelí cuenta que fue secuestrada por el movimiento islamista junto a sus tres hijos. Los combatientes de Hamás los capturaron en el kibutz Nir Oz, durante el ataque en Israel el 7 de octubre.
Pero tanto Yahalomi como sus dos hijas, de diez y dos años, lograron escapar al caer de la moto del combatiente que los estaba tomando como rehén. Su hijo Eitan, en cambio, fue llevado a la Franja de Gaza, al igual que las 250 personas capturadas ese día.
“Cuando llegó recibió golpes, luego lo metieron en una celda con barrotes y permaneció solo durante 16 días custodiado por hombres armados de Hamás”, cuenta Yahalomi.
Eitan fue soltado 52 días más tarde, durante una tregua de una semana que permitió liberar a más de 100 personas, en su mayoría mujeres y niños. El ataque de Hamás en el sur de Israel dejó más de 1,160 muertos, en su mayoría civiles, según un recuento de datos oficiales israelíes.
Las autoridades israelíes calculan que aún hay 130 rehenes retenidos en Gaza, aunque entre ellos 34 habrían fallecido. En respuesta, Israel lanzó una ofensiva militar en Gaza que ya dejó más de 32,000 muertos, también civiles en su mayoría, según el Ministerio de Salud del territorio, gobernado por Hamás desde 2007.
“SIEMPRE ESTABA MUERTO DE HAMBRE”, RELATA MADRE DE NIÑO EN CAUTIVERIO EN GAZA
Tras ser liberado, Eitan le “contó todo” a su madre, cuenta, aún conmocionada por el escalofriante testimonio de su hijo. Su marido Ohad aún sigue retenido en el devastado territorio palestino, asediado y golpeado por el hambre. “Dormía en el piso y siempre estaba muerto de hambre, recibía una pita (pan árabe) y un pepino al día”, recuerda que le dijo su hijo.
“Le forzaron a mirar películas que afirmaban haber grabado el 7 de octubre, y cuando lloraba lo amenazaban con un arma”, cuenta, sin querer entrar en detalles sobre las “atroces” imágenes a las que su hijo dice haber estado expuesto.
Durante su cautiverio, Eitan era vigilado constantemente por un grupo de hombres. Estaba aislado y no sabía nada de su familia. Sus secuestradores le contaban historias contradictorias, sumiendo al niño en una “terrible incertidumbre”.
Tras 16 días, añade Yahalomi, fue trasladado a un hospital y encerrado en un pequeño cuarto junto a otros diez rehenes, incluido cinco niños, afirmó una mujer que fue retenido con él. Según el ejército israelí, este grupo de rehenes fue retenido en el hospital Naser de Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza.
“Se bañó dos veces en 52 días y no durmió ni una sola vez en una cama o un colchón”, relata su madre.
“ME PREGUNTAN POR SU PADRE”
Desde su regreso a casa, no para de hablar de su cautiverio en Gaza, duerme con su madre y no ha logrado retomar una vida normal. “Siempre tiene pesadillas, es fuerte pero no está bien. Eitan sigue en el 7 de octubre”, asegura su madre.
La semana pasada, el niño celebró su Bar Mitzvá [ceremonia que se celebra a los 13 años y marca el paso a la edad adulta en el judaísmo] en familia, pero “sin festividades” y sobre todo, sin su padre.
“Los niños me preguntan sobre su padre, pero no tengo ninguna respuesta”, cuenta Yahalomi, que aún espera el regreso de su marido. La última vez que lo vio fue el 7 de octubre, herido frente a la casa familiar. N
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