Francia se convirtió este lunes 4 de marzo en el primer país del mundo en inscribir la “libertad garantizada” a abortar en su Constitución, una histórica decisión que buscar abrir “una era de esperanza” en el mundo tras varios reveses en el tema del aborto.
Con 780 votos a favor y 72 en contra, los legisladores adoptaron esta reforma constitucional durante un Congreso extraordinario de ambas cámaras en el Palacio de Versalles, en París.
“Digo a todas las mujeres, dentro de nuestras fronteras y más allá, que la era de un mundo de esperanza comienza”, aseguró el centro-derechista Gabriel Attal, tras subrayar que esta práctica “sigue en peligro” en el mundo, “a merced de aquellos que deciden”.
EL ABORTO, UNA VICTORIA DE FRANCIA PARA LAS MUJERES DEL MUNDO
En el mundo, el estadounidense Donald Trump, el argentino Javier Milei, el brasileño Jair Bolsonaro y el húngaro Viktor Orban son algunos de los mandatarios o exmandatarios que la oposición de izquierda puso como ejemplo de esa amenaza.
Vestida de verde y con un pañuelo del mismo color en el antebrazo, “en homenaje a las mujeres argentinas”, la diputada izquierdista Mathilde Panot dedicó esta “victoria” a todas las mujeres que en el mundo “luchan por decidir sobre su cuerpo”.
La ceremonia final de inscripción del aborto en la Constitución tendrá lugar el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, anunció el presidente Emmanuel Macron, que celebró “un orgullo francés, mensaje universal”.
Este lunes el Vaticano reiteró su oposición al aborto. “En la era de los derechos humanos universales, no puede existir un ‘derecho’ a suprimir una vida humana”, afirmó en un comunicado la Academia Pontificia para la Vida, el organismo del Vaticano que se encarga de las cuestiones de bioética, apoyando la postura que sostienen los obispos franceses.
La de Francia es “la primera disposición constitucional explícita y amplia sobre el tema” en el mundo, explica a AFP Leah Hoctor, de la organización estadounidense Center for Reproductive Rights.
LA SITUACIÓN DEL ABORTO A NIVEL MUNDIAL
Actualmente, varios países “ofrecen una protección constitucional del derecho al aborto, pero no mediante una formulación explícita”, explica Leah Hoctor.
Antes que Francia, Chile ya intentó introducir el derecho para las mujeres a “una interrupción voluntaria del embarazo” en su proyecto de nueva Constitución en 2022, sin embargo, los chilenos rechazaron el aborto en referendo. La actual Carta Magna, heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), estipula que “la ley protege la vida del que está por nacer”.
Varios países de los Balcanes heredaron el “derecho humano de decidir libremente sobre el nacimiento de los hijos” incluido en la Carta Magna de 1974 de la entonces Yugoslavia del mariscal Tito. Este es el caso de Eslovenia, Macedonia del Norte y Serbia, así como de la entidad de los serbios de Bosnia.
Otros países como Cuba también hacen una referencia velada cuando hablan de “derechos reproductivos” en su Constitución. La Carta Magna de Ecuador consagra “el derecho a tomar decisiones libres, responsables e informadas sobre su salud y vida reproductiva y a decidir cuándo y cuántas hijas e hijos tener”.
Otros países, sobre todo africanos, “se refieren al aborto de manera explícita en su Constitución, pero generalmente para permitirlo en circunstancias específicas”, explica la experta.
En Kenia, “el aborto no está autorizado, salvo si un profesional de salud cualificado lo considera necesario para un tratamiento de emergencia o si la vida o la salud de la madre corre peligro, o si lo permite otra ley escrita”, indica la Constitución.
PRISIÓN POR ABORTAR
La Carta Magna de Esuatini, pequeño país de África Austral, dispone que “el aborto es ilegal pero puede autorizarse” en caso de violación y de riesgo para la vida o la salud de la mujer.
A las antípodas de la iniciativa francesa, algunas leyes fundamentales prohíben implícitamente el aborto, consagrando el derecho a la vida desde la concepción, como en el caso de República Dominicana, Filipinas, Madagascar, Honduras y El Salvador.
Este país de América Central es uno de los más duros. El aborto se castiga con dos a ocho años de cárcel, pero a menudo es tipificado como “homicidio agravado”, lo que conlleva penas de 30 a 50 años de prisión. N