-El camino a la pobreza es la autopista de la ignorancia.
JCMJ
Hace unos días decidí ver la película “Radical” dirigida por Christopher Zalla, ganadora de varios premios y reconocimientos entre los que destaca el “Premio a la Favorita” del Festival de Sundance de Utah.
Este filme nos muestra una cruda realidad (de las más reales que he visto) sobre las complejidades de la educación en nuestro país.
Según el diario Los Ángeles Times, la trama de la película se inspira en un artículo publicado por la revista Wired en el 2013 titulado “A Radical Way of Unleashing a Generation of Geniuses”, donde se muestra el método que puso en práctica el profesor Sergio Juárez con la esperanza de inspirar a sus estudiantes para que pudiesen aprender más por su propia iniciativa, sin presiones, sin mandatos, solo con la finalidad de que descubrieran las respuestas a través de su intuición y su curiosidad. El artículo escrito por Wired señaló a Paloma Noyola estudiante de la escuela José Urbina López de Matamoros donde Sergio Juárez fue su profesor, por sus grandes habilidades en matemáticas, como la siguiente Steve Jobs (fundador de Apple).
Más allá de la historia de esta maravillosa mexicana que se sobrepuso a la terrible pobreza que la rodeaba, esta película nos muestra los grandes problemas de la educación de México. Por un lado, podemos ver las terribles condiciones de la infraestructura educativa de esta escuela de Matamoros (muy similar a lo que se vive en casi todo el país), que aún y con la publicidad obtenida por la revista Wired sigue estando en condiciones deplorables como lo señala el diario “Los Ángeles Times”: a pesar de que ese artículo en la revista Wired se publicó hace 10 años en la portada, hoy en día, las cosas en la escuela José Urbina López de Matamoros, ubicada en un territorio entre la violencia de los cárteles de la droga mexicanos, no han cambiado mucho. El maestro Sergio Juaréz, todavía sigue dando clases ahí, pero la electricidad sigue siendo intermitente, todavía no hay computadoras porque se las siguen robando del “laboratorio de computación”, el internet es limitado, y muchos de los alumnos acuden sin siquiera haber comido bien en sus casas.
Lo que vemos en la educación mexicana es que la corrupción, la politiquería, la falta de inversión y el olvido de gran parte de nuestros niños mexicanos los está dejando completamente vulnerables ante los grupos al margen de la ley, que los usan como mano de obra para los conflictos en diferentes regiones.
Para nadie es un mito que un país con una mala educación está condenado a la pobreza, y México desde hace décadas viene haciendo un pésimo trabajo en el tema, politizando las decisiones educativas, dejando en manos de gobernantes y no de especialistas, las complejas decisiones en materia educativa; además de esto, podemos sumarle que cada día más regiones del país están en manos del narcotráfico, que según el estudio del Complexity Science Hub de Viena publicado por la revista Science ya es el quinto empleador de México, con entre 160.000 y 185.000 personas, lo que equivale a contratar a 350 personas cada semana.
Mientras no nos duela la educación y la niñez de México, este país se encuentra condenado a ser pobre; y todo esto pasa mientras gobiernos van y vienen, y mientras la sociedad se vuelve indolente frente al dolor a la que nuestra niñez se enfrenta cada día.
El mundo avanza, los países se desarrollan, y mientras esto pasa, nosotros no podemos asegurar ni siquiera que todos nuestros niños mexicanos cuenten con lo mínimo indispensable para tratar de competir en el mundo complejo en el que nos ha tocado vivir.