“El balance no existe,” es una realidad que comparte una de las mujeres mas exitosas en el ámbito de las finanzas. Las latinas solemos pensar que lo podemos todo, y a veces, la realidad se impone. Queremos dedicarle más tiempo del que tenemos disponible a las distintas facetas que nos ofrece el mundo actual: la profesionista, la madre, la estudiante, la esposa… Para Ileana Musa el secreto no está en “balancear”, sino en integrar el mundo profesional con las áreas que le interesan y apasionan.
De raíces cubanas, tuvo que abandonar su país cuando era apenas una niña. Llegó a los Estados Unidos en los años ochenta con su madre y hermanos después de vivir en España durante un tiempo. La situación en su país de origen, en donde su padre permanecería encarcelado durante doce años, nunca les permitió regresar. Finalmente, su familia pudo reunirse en Miami, en donde a los 60 años, su padre se dispuso a comenzar un negocio y una vida nueva.
Fue así que la perseverancia y la valentía para empezar desde cero fueron valores que Iliana experimentó desde muy temprana edad. “Pasamos tiempos difíciles durante los cuales mi madre fue un gran ejemplo para nosotros, siempre creativa, innovadora y optimista. Aunque tenía tres trabajos a la vez, quería hacer más, y nos recordaba que los problemas eran temporales, que iban a pasar. Afirmaba con sus palabras todo lo bueno que venía, lo positivo. Mi padre, durante el tiempo que estuvo en prisión, estableció una biblioteca que ayudó a presos que no sabían leer ni escribir… jamás lo escuché quejarse. Ellos me dieron mucho más que una educación, me dieron una filosofía de vida”, comparte desde sus oficinas en Miami.
La situación en su hogar era como la de muchos inmigrantes. “El enfoque era sobrevivir diariamente, y en corto plazo, y se perdió la oportunidad de planificar”. Si había certeza de algo, era que la educación sería una vía segura para mejorar su situación en el futuro. “Cuando salimos de Cuba una de mis primeras lecciones fue entender que aunque no estuviéramos juntos como familia, y aún sin tener todos los recursos que necesitábamos, había cosas que podíamos controlar, y la educación era una de ellas”.
Ileana tenía una gran facilidad para los números, por lo que su padre le aconsejó considerar una carrera en finanzas. Al concluirla exitosamente en la Universidad Internacional de Florida (FIU) inició su carrera en el sector inmobiliario, y lo primero que hizo fue ahorrar para adquirir una propiedad, un símbolo de estabilidad después de veinte años de incertidumbre.
DIÁLOGOS DE INNOVACIÓN
El equipo que dirige hoy en Morgan Stanley se dedica, en esencia, a estudiar las necesidades financieras de sus clientes y sus familias, para ayudarles a cumplir sus metas a corto, mediano y largo plazo. Esto frecuentemente implica explorar su relación con el dinero, un tema del que se habla poco en los hogares latinos.
“Hay normas culturales que influyen muchísimo en nuestra relación con las finanzas. En mi casa se discutía el tema de la educación, de los valores, pero no hablábamos mucho de dinero,” recuerda.
Para ella la educación financiera es el factor más determinante para el futuro. Como madre de Bella, quien recientemente cumplió 11 años, quiere dar a su hija las herramientas que a ella le hubiera gustado adquirir a su edad. “Cuando le dan dinero como regalo, lo dividimos en tres partes: una para ahorrar, una para gastar, y una para ayudar a los demás. Es un proceso que toma muchos años y muchas conversaciones, a veces difíciles. Pero es la práctica la que te permite entender a largo plazo el beneficio de todas las decisiones que tomas”, aconseja.
Su posición actual en Morgan Stanley, una corporación con más de 6 trillones de dólares en activos, le permite amplificar este diálogo a un nivel global, pues es a través de la comunicación que su equipo identifica las estrategias y soluciones integrales mediante las cuales proveen soluciones bancarias para los clientes en el área de International Wealth Management. Ileana considera que las mujeres son especialmente talentosas en este ámbito, pues tienen una gran capacidad para empatizar con las necesidades de sus clientes. “La afinidad emocional ayuda muchísimo, porque se debe crear una relación de confianza, y las mujeres hacemos esto muy bien”. Además un espíritu curioso sumado con la avidez por informarse sobre los riesgos de las decisiones que toman, son un match natural para la creación de estrategias financieras, según su punto de vista.
Formar equipos de trabajo es una de las áreas de mayor satisfacción para Ileana.
“Descubrir y maximizar el potencial de los demás, y colaborar con personas que piensan muy distinto a mí, me motiva todos los días. Nuestra filosofía es liderar con ideas excepcionales, y para lograrlo hay que abrirse a opiniones con las que no estamos de acuerdo. El conflicto y el debate es muy importante para innovar”.
LA MEJOR MANERA DE AYUDAR A UNA MUJER ES DEDICARLE TIEMPO
Otra de sus pasiones es abrir camino para que las mujeres tengan éxito en su industria. Curiosamente Ileana ha identificado que uno de los factores principales que frenan a las mujeres para crecer en el mundo profesional son sus propias percepciones, pues piensan que una carrera en finanzas significa dejar de lado proyectos como tener una familia o involucrarse con la comunidad. Pero en su experiencia ocurre lo opuesto, pues mientras más influencia puedan ejercer, encontrarán más flexibilidad y oportunidades para enfocarse en distintos ámbitos de su vida. “En mi caso mi trabajo me ha permitido potencializar el impacto de las causas que me interesan”, afirma.
En un país en el que las mujeres asumen dos tercios más que los hombres a labores del hogar y cuidados no remunerados, la distribución poco equitativa de esta carga es un gran reto. “La mejor manera de apoyar a una mujer es dedicarnos tiempo, y contribuir al trabajo que hacemos. Las mujeres invertimos más allá de nosotras mismas, por lo que el impacto que logramos cuando tenemos mejores ingresos, mejores trabajos, y posiciones de poder, es mayor, y no solo ganamos nosotras. Es un valor que se replica para el beneficio de muchos”, concluye.
Por ello uno de los consejos que considera de mayor beneficio es saber pedir. “Para amplificar nuestro impacto necesitamos el apoyo de los demás. Mi madre siempre me dijo ‘el NO ya lo tienes, pero si haces diez llamadas más, en una de ellas vas a lograr el SÍ'”.
Son estas lecciones sencillas pero profundas las que le permitieron construir las redes profesionales y personales que han sido fundamentales para amplificar el impacto de su labor social, culminando con la Beca de Primera Generación en Memoria de Elsa Rodríguez, la cual fundó en FIU al fallecer su madre. Con ello su madre seguirá motivando e inspirando a las nuevas generaciones a luchar hasta conseguir el “sÍ” y llegar tan lejos como se lo propongan.
SE NECESITA UNA ALDEA
Cuando Ileana piensa en el efecto positivo que quiere generar, se siente fortalecida. La lucha, dice, es la misma para todos, sin importar los reconocimientos o los años de experiencia. Confiesa, por ejemplo, que aún después de años de dar conferencias y ser considerada una de las mayores expertas en su industria, le es difícil hablar en público. “Tengo que visualizar el resultado que quiero, y es un trabajo constante”, admite.
Es entonces cuando se apoya, al dar el primer paso, en los consejos que su esposo le ha dado para controlar su respiración. Imagina a su hija haciendo sus afirmaciones, tal como hacia ella de niña. Piensa en los jóvenes a quienes quiere impulsar a través de su colaboración con organizaciones como ALPFA, y en las mujeres a quienes quiere ver escalando un nivel más. Recuerda la valentía de su padre… y seguramente, al instante de iniciar su presentación, escucha la voz de su madre que le dice que sí, que todo es posible. N