Alice Jill Edwards, relatora especial sobre la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes de la ONU, exigió que se prohíba la fabricación y el comercio de artículos como porras con pinchos, puños para el pulgar y cinturones de electrochoque, considerados “instrumentos modernos de tortura” utilizados por las fuerzas del orden de todo el mundo, algunos de ellos propios de “torturadores medievales”.
La relatora señaló 20 instrumentos. “Los elementos en mi lista de artículos prohibidos no son simplemente instrumentos de tortura modernos, son tan horripilantes como los potros y los aplastapulgares que utilizaban los torturadores medievales”, advirtió Alice Edwards.
HERRAMIENTAS DE TORTURA, UN DELITO CRECIENTE
Edwards señaló que al menos 108 países han tipificado la tortura como delito y un número creciente ha abierto procedimientos de tortura contra los perpetradores este año.
Sin embargo, el año pasado también ha sido sombrío, dijo, ya que las acusaciones de tortura, en particular relacionadas con la guerra se han disparado. Además, su investigación sobre las acusaciones creíbles de tortura por parte de las fuerzas rusas en Ucrania ha quedado sin respuesta, mientras que su reciente visita a Ucrania encontró que la tortura es una política estatal rusa, añadió.
Explicó que las 20 herramientas son “intrínsecamente crueles, inhumanas o degradantes”, al haber sido “diseñadas con el único propósito de causar dolor”. La lista también incluye instrumentos “antiguos” como camas-jaula, aplastapulgares, escudos con espinas, “sjamboks” (látigos tradicionales), “lathis” (largas porras de madera o bambú) e incluso cadenas que atan a los detenidos entre sí.
54 PAÍSES FABRICAS INSTRUMENTOS DE TORTURA
Algunos “recuerdan las imágenes dolorosas y degradantes asociadas a la esclavitud y la servidumbre”, denunció la experta comisionada por la ONU, que, sin embargo, no habló en nombre de la organización. Su lista comprende también pasamontañas o vendas para los ojos, así como armas de descarga eléctrica y equipos más sofisticados, como armas de ondas milimétricas.
Ese armamento de energía está “diseñado para calentar la capa superior de la piel cuando se apuntan a una multitud, de modo que la gente se dispersa por el dolor insoportable, sin saber de dónde procede”, explicó.
Según su investigación, 335 empresas de 54 países de todas las regiones fabrican o promocionan estas 20 herramientas. Además de prohibirlas inmediatamente, pidió a los países que elaboren un inventario de sus equipos policiales y destruyan estos artefactos si forman parte de él.
La experta también pidió un tratado internacional que prohíba su comercio, cuyos “tentáculos se extienden por todo el mundo”, esperando que la Asamblea General de la ONU inicie negociaciones en este sentido, dijo. N