“Nos enfrentamos todos los días a robos en nuestras tiendas de Reino Unido, en ocasiones, varias veces cada jornada. La mayor parte del tiempo son alimentos, algunas veces cervezas, café”, se lamenta Pravin Kharel, de 28 años, responsable de un supermercado de la empresa Sainsbury’s en Londres.
Los comercios británicos se enfrentan a una ola de robos y agresiones contra sus empleados, que describen como sin precedentes, y piden ayuda a las autoridades. Pravin Kharel evalúa las pérdidas financieras en su comercio en alrededor “250 libras (360 dólares) por semana. No tenemos derecho a perseguirlos fuera del comercio. Cuando han salido, se terminó”, explica.
Tracy, gerente de un comercio de la empresa Boots, en el barrio residencial de Belsize Park, al norte de Londres, de 54 años, que prefiere no mencionar su apellido, dice que no tiene cifras precisas sobre las pérdidas, “pero representa mucho dinero”.
Según el Consorcio Británico de Venta al Público (BRC), los hurtos en comercios subieron un 27 por ciento este año en diez de las ciudades más grandes del país. Los supermercados registraron más de 1 millón de incidentes el año pasado, según la ACS (Asociación de Comercios de Conveniencia).
Unos 90 jefes de empresa dentro del sector del comercio en el Reino Unido, entre ellos los supermercados Tesco, las farmacias Boots o las librerías WH Smith, escribieron la semana pasada a la ministra de Interior para pedir medidas contra los ladrones que los “desvalijan”.
Los artículos más robados son “carne, alcohol y confituras, que pueden ser revendidos por aquellos que tienen problemas de adicción (…) o por grupos de crimen organizado”, aunque la crisis por el costo de vida genera también hurtos por parte de gente que encuentra dificultades financieras, explica la ACS.
ETIQUETAS ANTIRROBO EN TIENDAS DE REINO UNIDO
La inflación en el Reino Unido sigue siendo la más elevada del grupo de los siete países más desarrollados del mundo, el G7, con un 6.7 por ciento en agosto, aunque ha disminuido un poco en las siguientes semanas.
En los supermercados o comercios, los consumidores se han acostumbrado a ver etiquetas antirrobo en productos de alimentación de base, sobre todo en la carne. La cadena de supermercados Co-op habla de un aumento de los “robos, crímenes y comportamientos antisociales” en más de un tercio en un año, con casi 1,000 incidentes por día, y advierte que “algunas comunidades podrían quedarse sin comercios cercanos”.
En las parafarmacias, los vendedores evitan colocar los productos de maquillaje en las estanterías debido a la frecuencia de los robos. En los comercios Boots, una periodista de la AFP asistió a un robo de un hombre que entró precipitadamente y metió en su mochila un gran número de lapices de labios y frascos de pinta uñas, antes de salir corriendo con todo el material sustraído.
Hace unos meses, centenares de personas se concentraron ante un comercio de la cadena de ropa deportiva JD Sports, en Oxford Street, la calle comercial más frecuentada de Europa, en respuesta a mensajes en Snapchat y TikTok, para un robo gigantesco en el local.
Mientras que un gran empresario tiene los medios de soportar las pérdidas económicas, la situación es más difícil para los pequeños comercios, según Tracy, gerente en uno de las sucursales en Londres de la cadena Boots. Sin embargo, eso no le ahorra los problemas. Con excepción de un sistema para llamar a la policía, “no tenemos personal de seguridad, solo estamos nosotros”. N