La película Los asesinos de la luna, cuyo preestreno se realizó este miércoles 27 de septiembre por la noche en Nueva York y que habla de las muertes de amerindios hace cien años en Estados Unidos, es una historia “milenaria” y universal, un “choque de culturas”, según apunta su director, Martin Scorsese.
En una velada de alfombra roja en el Lincoln Center de Manhattan, el escritor estadounidense David Grann, cuyo libro del mismo título fue adaptado a la gran pantalla por Scorsese, contó que Killers of the Flower Moon (nombre original del filme) denuncia los “crímenes genocidas” de pueblos originarios por blancos estadounidenses a principios del siglo XX.
Presentada fuera de competición en el Festival de Cannes en mayo pasado, este largometraje de casi tres horas y media y 200 millones de dólares de presupuesto, con Robert De Niro y Leonardo DiCaprio, se estrena en los cines en Estados Unidos el próximo 20 de octubre. Esto antes de estar disponible en la plataforma Apple TV+.
Los asesinos de la luna trata de lo sucedido a principios de los años 1920 en las tierras del pueblo Osage, en Oklahoma, centro de Estados Unidos, luego que se descubriera petróleo. Un hecho que trajo riqueza al pueblo, pero sobre todo, destrucción.
“LA VIOLENCIA Y LOS ASESINATOS EVOCADOS EN ‘LOS ASESINOS DE LA LUNA’ PUEDEN OCURRIR EN CUALQUER PARTE DEL MUNDO”
Leonardo DiCaprio encarna a Ernest Burkhart, un hombre enamorado de una indígena (la actriz Lily Gladstone) que se encuentra en medio de una trama urdida por el magnate del ganado William Hale (a quien da vida De Niro), ávido de aumentar su fortuna con el petróleo. Un agente del FBI interpretado por Jesse Plemons se encarga de dilucidar una serie de extrañas muertes entre la población autóctona.
“Se trata de un choque de culturas, de una incomprensión mutua, del sentimiento de tener derecho”, explicó Scorsese.
El cineasta neoyorquino de origen italiano de 80 años, que se define como “euro-estadounidense”, afirmó que los “estadounidenses allí (en Oklahoma) eran principalmente europeos”.
La violencia y los asesinatos evocados en el filme “pueden ocurrir hoy en cualquier parte del mundo. Es una historia que se perpetúa a través de los siglos”, dijo el cineasta. Martin Scorsese rodó esta superproducción en las praderas de Oklahoma con participación de una cuarentena de indígenas Osage.
David Grann, periodista y escritor de la revista cultural The New Yorker, sostuvo que tanto su libro, publicado en 2017, como la película de Scorsese cuentan “la historia de uno de los crímenes más monstruosos y las injusticias raciales perpetradas por colonos blancos contra los pueblos originarios por el dinero del petróleo”.
“Cuando la avaricia se mezcla con la deshumanización de otros pueblos, lleva a estos crímenes genocidas”, afirmó.
EXISTEN MÁS DE 6 MILLONES DE INDÍGENAS NATIVOS EN ESTADOS UNIDOS
Grann piensa que la historia y el destino dramático de la tribu Osage han sido “mayoritariamente borrados de la conciencia colectiva” estadounidense. “No se enseñaba en ninguno de mis libros escolares, nunca lo aprendí”, lamentó en conversación con la agencia.
A su lado en la alfombra roja, el jefe de la nación Osage Geoffrey Standing Bear denunció que tanto el “pueblo Osage como otros pueblos originarios tienen la vida muy dura desde hace 500 años”.
“Y la película muestra que sigue ocurriendo”, añadió.
Según datos oficiales, hoy en Estados Unidos existen unos 6.8 millones de indígenas “nativos” o “autóctonos”, el 2 por ciento de la población. Desde 2021, por decreto del presidente demócrata Joe Biden, cada segundo lunes de octubre el país celebra el “Día Nacional de los Pueblos Indígenas”. N