En los últimos meses, la disminución en la paridad peso – dólar ha generado preocupación en las principales actividades económicas del país, las cuales se encuentran dolarizadas. Aunque en el discurso oficial se presenta este debilitamiento como un indicador positivo de una política económica sólida, la realidad es que esta tendencia está mal direccionada.
Carlos Jaramillo, presidente del Consejo Coordinador Empresarial de Tijuana, explicó en una entrevista reciente que un dólar débil afecta directamente a las actividades petroleras, turísticas y la industria. Por tanto, celebrar el cambio favorecido en el peso como un logro económico es erróneo, ya que esto indica que la economía se encuentra mal encausada.
Jaramillo destacó que la baja en el precio del dólar provoca una pérdida de competitividad en el mercado exterior, lo cual afecta negativamente a las exportaciones. Asimismo, la reducción de turistas extranjeros en el país debido al alto costo de viajar a México ha llevado a una desviación de turistas hacia otros destinos internacionales. Esto tiene un impacto directo en el sector turístico y en el comercio en general.
Ante esta situación, el sector empresarial se muestra cauteloso al evaluar la paridad peso – dólar. Según Jaramillo, es necesario evitar generar una economía artificial mediante el incremento del rendimiento de los CETES (Certificados de la Tesorería de la Federación), ya que esto podría traer consecuencias negativas en el futuro. Es fundamental tener precaución y tomar decisiones informadas.
La situación actual plantea un desafío para el país, ya que las tres actividades económicas principales se encuentran en un momento crítico debido a la baja en la paridad peso – dólar. Es necesario que las autoridades económicas y empresariales tomen medidas adecuadas para abordar esta problemática y buscar soluciones que impulsen un crecimiento sostenible.
En conclusión, el debilitamiento de la moneda estadounidense no puede ser considerado como un indicador positivo de una buena política económica en el país. La baja en la paridad peso – dólar afecta negativamente a las actividades petroleras, turísticas y la industria, generando una pérdida de competitividad y un impacto en el comercio. Es fundamental adoptar una postura cautelosa y tomar decisiones prudentes para evitar consecuencias adversas en el futuro. N