Enfoquémonos en lo importante. La comunicación cuántica (QComm) y la criptografía, forman uno de los tres pilares de la tecnología cuántica, junto con la computación cuántica (QC) y los sensores cuánticos. La QComm será la solución al siguiente problema: los algoritmos de los que depende la transferencia segura de datos en Internet hoy, podrán ser rotos por computadoras cuánticas. A no dudar, dicha vulnerabilidad será aprovechada por Estados, empresas, terroristas y delincuentes trasnacionales. La QComm es un campo de investigación y desarrollo que abarca la Distribución Cuántica de Claves (QKD) y la Criptografía Post-Cuántica (PQC) entre otras. Dichas tecnologías se convertirán en cimiento de poder nacional, justo como los semiconductores en la actualidad. Pero su desarrollo demanda un gobierno que actúe con determinación y rapidez, que fomente y gestiones inversiones importantes, que promueva la colaboración con socios internacionales, públicos y privados y que asuma una posición geoestratégica en un panorama tecnológico complejo. Es decir, todo lo que hoy está ausente en el hemisferio occidental.
¿Cómo funciona? En términos llanos, en la QKD la información que se desea enviar (o mensaje base que puede ser texto, audio, video, etc.) se transmite en forma de bits clásicos. Pero las claves utilizadas para cifrarlo se comparten como cúbits (bits cuánticos). Dichas claves pueden enviarse mediante fibra óptica o vía satélite, es decir, por una vía distinta al mensaje base. Las claves son portadas por fotones y por tanto son susceptibles al entorno, como las fluctuaciones de temperatura o en campos electromagnéticos. Ambos extremos de ese acto de comunicación o «partes legítimas», utilizan la clave mediante el empleo de un algoritmo que miden los cúbits puesto que cada «clave filtrada» es única e irrepetible. Este proceso se conoce como «cribado de claves». Dada la naturaleza física de los fotones, cualquier intento de espionaje introduce un error en la «clave filtrada» que es discernible por una computadora cuántica. Una vez que se confirma que la clave correcta se ha transmitido de forma segura, se usa para descifrar el mensaje base. Si bien la ciberseguridad enfrenta la amenaza del uso de computadoras cuánticas, ellas no estarán en el mercado antes de dos o tres lustros. Pero aquellos con visión de largo plazo saben que empresas y Estados almacenan datos como en la «plataforma central de inteligencia» que México prepara y que será pasto de hackers privados y gubernamentales. Ellos siguen el lema «alacena ahora, descifra después». Por consiguiente, un líder responsable debe promover la concentración y migración de bases de datos hacia la PQC para promover una ciberseguridad sólida.
Prateek Tripathi, en un informe de la Observer Research Foundation de la India, afirma que la estrategia nacional de China en materia de tecnología cuántica es única. Se enfoca en los beneficios de seguridad que ofrece la QComm. Ello quizá se deba a que el presidente Xi Jinping tomó consciencia de las potenciales vulnerabilidades de China tras las filtraciones de Edward Snowden en 2013. El gigante asiático incorporó la QComm a su estrategia nacional con categoría de objetivo nacional vital. Así, en el Plan Quinquenal XIII lanzó un «megaproyecto» destinado a asegurar avances en computación y QComm para 2030. Planificó el desarrollo de un prototipo de computadora cuántica, la construcción de un simulador cuántico y la expansión de la infraestructura cuántica nacional. En 2020, el presidente XI reforzó ese objetivo cuando instó a sus conciudadanos a «…realizar esfuerzos para fomentar industrias emergentes estratégicas como las comunicaciones cuánticas para ganar ventaja en la competencia internacional y construir nuevas ventajas para el desarrollo» durante una sesión de estudio del Comité Central del Partido Comunista. El Plan Quinquenal XIV solo afinó la estrategia planteada al priorizar el desarrollo de QComm en entornos intraurbanos, interurbanos y de espacio libre.
China ha consolidado su liderazgo en la carrera global por las comunicaciones seguras desde su «capitalismo de Estado». Cuenta con la red troncal Beijín-Shanghái que es la instalación de QKD más larga del mundo, unos 2 mil kilómetros. Pero el lanzamiento del satélite Micius en 2016, superó los logros de la red troncal mencionada. Se trata del primer satélite de ciencia cuántica del mundo y pionero en QComm. Trasmite con éxito claves cuánticas entre Asia y Europa, una hazaña que implicó la colaboración con equipos de investigación de Austria. Ello calza perfectamente con la noción de «seguridad nacional integral» de Xi, que articula tanto acciones de seguridad interior como exterior y es central en la implementación de la doctrina de «guerra irrestricta», por si se llegará a ofrecer. Las implicaciones de esos avances son extensas y profundas. China consolida sus objetivos con mayor eficacia pues cuenta con las herramientas económicas, tecnológicas, militares y diplomáticas necesarias. Las ha construido desde hace tres décadas. Esa tecnología trasladará el centro de gravedad mundial del Atlántico del Norte al Este de Asia. El debilitamiento intencional de las universidades occidentales sólo reafirma la vocación autoritaria del régimen chino.
México, de espaldas a la innovación tecnológica y perpetuamente subdesarrollado, prefiere subsidiar a la CNTE y precarizar la investigación básica. Vigila y castiga a sus ciudadanos, a las organizaciones de la sociedad civil y no a los «generadores de violencia». Desprecia adquirir capacidades tecnológicas críticas para mantener su lugar en el G-20 al dilapidar oportunidades actuales, útiles para las generaciones que trabajarán a partir del 2040. N
Mario Vignettes es Doctor en Derecho Internacional, egresado de BITAC DHS, analista estratégico y educador.