En estas mismas páginas hemos expresado nuestro llamado a la piedad por parte de los gobernantes cubanos. No se trata de izquierda o derecha, ni de “revolucionarios” y “gusanos”, sino de compasión con un pueblo que no puede más; “sumergido” hace 30 años en lo que han llamado “Período Especial”, que incluye los lapsos de mayor miseria que han enfrentado los habitantes de la Isla de Cuba en toda su historia.
El 11 de junio de 2021 se originaron protestas en varias ciudades cubanas. Estas no tuvieron su fuente solo en las carencias materiales —de todo tipo, valga el énfasis—, que debe afrontar aquella sociedad, sino que incluían pedidos de libertad de expresión, de movimiento, de réplica.
El pasado 6 de mayo se llevó a cabo, en la ciudad de Caimanera, provincia de Guantánamo, otra manifestación ciudadana para demandar lo mismo. En ambos casos, el régimen utilizó la violencia para reprimir.
En Cuba hay, que se haya logrado documentar, hasta hoy, más de 1,000 prisioneros políticos —incluidos mujeres, ancianos y menores de edad—. La mayoría, participantes en las protestas del 11 de junio de 2021.
LA INVIABILIDAD DEL SOCIALISMO
El socialismo —comunismo— como lo conocemos ha demostrado su inviabilidad en todo el mundo. Veamos que, en la década de 1990, los regímenes de este tipo en la extinta Unión Soviética y en Europa del Este, estallaron por una razón muy sencilla: el ser humano lleva en sus genes, ya lo sabemos, las ansias de réplica, de contestación, de polémica.
Así, los ciudadanos de aquellas naciones, si bien “disfrutaban” de un nivel de vida aceptable —solo aceptable, pero aun así muy lejano del nivel de vida, menesteroso, en que subsiste el cubano actualmente— dijeron basta. El hombre nació no solo para escuchar, sino además para contestar. Creer hoy en día en la unanimidad comunista, en que todos los seres piensan igual, es, en el mejor de los casos, una idiotez, y, en el promedio, una falacia.
Hasta el presente, no se ha sabido de manifestaciones, ataques de llanto multitudinarios, himnos de añoranza por parte de los ciudadanos de aquellos países en donde hubo socialismo, con el propósito de que lo restauren.
El problema de las izquierdas en Latinoamérica no es, precisamente, que sean de izquierda, sino que, en ciertos casos, sus representantes, al llegar al poder mediante el voto libre, democrático, comienzan, en la expresión mejor, a alabar a gobiernos autoritarios, y, en la peor, a secundarlos, respaldarlos.
Tenemos un ejemplo en el actual presidente de Colombia, Gustavo Petro, quien ha demostrado antológica ineptitud y despotismo. Aun ha sido capaz de refrendar lo afirmado por su vicepresidenta, quien, sin que le tiemble la lengua, al referirse al gobierno de Cuba, nos ha hecho saber que sí, es posible “la democracia de partido único”, porque “Yo respeto la autonomía de cada pueblo y la soberanía de cada pueblo. Cada pueblo decide cómo se organiza políticamente”.
UN EJEMPLO LAMENTABLE EN MÉXICO
Pero el ejemplo más lamentable de este extravío resulta el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador. Patético, causaría risa si no fuese por el peligro que entraña tener en el máximo nivel de poder, en un país de 130 millones de habitantes y que por su ubicación geográfica resulta de suma sensibilidad en varios aspectos tácticos, a un ser que no tiene la más mínima orientación de estadista, y que es capaz de tomar como paradigmas a dictadores cinco estrellas y aun se decide por provocarle una sangría a su pueblo con tal de “ayudar” a sus compadres políticos de La Habana.
Mandatarios dizque de izquierda como los dos antes citados, se verán en estadios luctuosos cuando el régimen existente en Cuba se repliegue hacia lo que, ya lo saben hasta los niños que no han nacido, resulta indefectible: el capitalismo. Sea este de la nomenclatura, el color que fuere.
Mas, hay una izquierda, la llamada decente, “positiva”, de ánimo incluyente —no “sesentera”, trasnochada como el par citadas—, que aboga por aumentar la producción de los panes y los peces, no por regalarlos, que, por el contrario, estará de fiesta cuando el régimen de la Isla se encamine hacia ese punto a partir del cual podría llegarse a la luminosidad.
La historia ha demostrado la razón que llevaba quien afirmara: “El comunismo es el camino más largo para pasar del capitalismo al capitalismo”.
Mucho se ha comentado acerca de que el actual gobierno de Cuba tomaría la senda de China o Vietnam; un 90 por ciento de libertad económica, un 0 por ciento de libertad política.
PACTOS DE CUBA Y RUSIA
Pero no será así, ya la dirigencia cubana anda en pactos con el gobierno ruso. No es secreto que especialistas de Rusia están trazando las coordenadas —con puntos y comas— para las reformas económicas que se aplicarán en la mayor de las Antillas.
Es decir, los mandamases de la todavía Cuba socialista, caso raro, en lugar de conectar con marxistas para realizar reformas, se deciden por oligarcas, capitalistas de fortunas súbitas, bajo la égida de un asesino profesional como lo es Vladimir Putin.
El actual gobierno de Cuba es uno de los poquísimos del planeta —todos del mismo corte— que han respaldado la invasión rusa a Ucrania. Es decir, que han respaldado una guerra; una guerra que ahora mismo les está costando la vida a mujeres y niños, entre otras calamidades.
Así, si nos guiamos por el devenir del pueblo de Alexander Pushkin luego de que abandonara el discurso leninista, no es de extrañar que, en un futuro no muy lejano, los que hoy dirigen las grandes corporaciones estatales de la Isla resulten los nuevos multimillonarios latinoamericanos.
El pueblo de Cuba lleva 71 años viviendo bajo dictadura (1952-1959—1959-2023) y, desdichadamente, el cambio que se avecina no significa, necesariamente, que transitará por la avenida de la democracia —los más de 20 de años de Vladimir Putin en el poder, a sangre y fuego, traiciones, emboscadas, envenenamientos y otros asesinatos “finos”, así lo avisan. N
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Félix Luis Viera (Cuba, 1945), poeta, cuentista y novelista, ciudadano mexicano por naturalización, reside en Miami. Sus obras más recientes son Irene y Teresa y La sangre del tequila. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.