La ketamina podría ayudar a tratar lesiones cerebrales traumáticas graves en niños, sugiere un estudio preliminar. Los resultados de la investigación, publicados en la revista científica Critical Care Medicine, indican un cambio potencial en un paradigma de hace décadas con respecto a nuestra comprensión de cómo la ketamina afecta el aumento de la presión en el cráneo.
El aumento de la presión intracraneal (PIC) es una afección potencialmente mortal que puede resultar de un traumatismo craneal, entre otras causas. Una lesión cerebral traumática es cualquier lesión en la cabeza. Una TBI (Traumatic Brain Injury, por sus siglas en inglés) se considera grave si una persona está en coma, lo que significa que no puede despertar poco después de que ocurre la lesión.
Los niños con lesión cerebral traumática grave corren el riesgo de morir o de tener un deterioro neurológico a largo plazo, como dificultad para caminar y hablar. “En los días críticos posteriores a su lesión inicial, nuestro enfoque en la unidad de cuidados intensivos pediátricos es minimizar el daño continuo en sus cerebros, con la mira en la prevención y el tratamiento de la presión alta dentro del cráneo, conocida como presión intracraneal” dice a Newsweek el Dr. Michael Wolf, autor del estudio y quien trabaja en el Hospital Infantil Monroe Carell Jr. de la Universidad de Vanderbilt.
“A pesar de décadas de investigación, nuestras opciones de tratamiento siguen estando limitadas a un puñado de medicamentos y técnicas. La investigación sobre nuevos tratamientos, incluida la reutilización de medicamentos existentes, es un esfuerzo crucial para los médicos y los investigadores clínicos que esperan mejorar los resultados para nuestros pacientes”, añade Wolf, también profesor asistente de pediatría y cirugía neurológica y director de cuidados neurocríticos en la División de Medicina de Cuidados Críticos del hospital.
UN MEDICAMENTO VERSÁTIL
La ketamina es un medicamento versátil y quizás el anestésico más utilizado en el mundo. Comercializado por primera vez en la década de 1970, el medicamento también se usa para la analgesia o el alivio del dolor. La Organización Mundial de la Salud (OMS) cataloga a la ketamina como un medicamento esencial.
La ketamina es más segura de administrar que otros anestésicos y medicamentos para aliviar el dolor porque no deprime la respiración ni baja la presión arterial. Tampoco requiere costosos equipos de monitoreo de pacientes.
Según la OMS, el alto nivel de seguridad del medicamento lo hace “indispensable” para la cirugía en países de bajos y medianos ingresos, zonas de desastre y áreas de conflicto donde los anestesiólogos pueden no estar disponibles y donde los suministros de agua corriente, electricidad y oxígeno no son de fácil acceso.
En los últimos años, los científicos han investigado el potencial de la ketamina para el tratamiento de condiciones de salud mental, como la depresión, el trastorno de estrés postraumático y la ansiedad.
La ketamina induce una sensación de disociación e incorporeidad. Dados sus efectos disociativos, también es una droga recreativa de la que se abusa habitualmente. Sus efectos secundarios dependen de varios factores, incluido el tipo de droga (médica o recreativa) y la dosis, así como la edad y el estado de salud de la persona.
Estos efectos secundarios pueden incluir náuseas o vómitos, mareos, espasmos musculares o rigidez, problemas urinarios, confusión, problemas cardiacos, convulsiones, alucinaciones y dificultad para respirar.
Tradicionalmente, los médicos han evitado administrar ketamina a pacientes con lesiones cerebrales traumáticas porque los primeros estudios sugirieron que la droga podría aumentar la presión intracraneal. Pero investigaciones recientes han comenzado a cuestionar este paradigma.
EL ESTUDIO EN NIÑOS
En el estudio de Critical Care Medicine, Wolf y sus colegas examinaron los expedientes médicos de 33 niños con traumatismo cerebral grave que fueron atendidos en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos del Hospital Infantil Monroe Carell Jr.
Las edades de los niños oscilaron entre un mes y 16 años. Veintidós de los niños recibieron ketamina como parte de un protocolo de tratamiento informado por pautas basadas en evidencia.
Los investigadores analizaron las medidas tomadas de la presión intracraneal de estos pacientes para buscar diferencias antes y después de cada dosis de ketamina. El hallazgo clave de su análisis fue que la ketamina no la elevó y, en algunos casos, incluso la redujo.
Se administraron 18 dosis de ketamina durante las crisis de presión intracraneal en 11 de los pacientes. Entre estos casos, los investigadores observaron una disminución general de esta presión.
“Estos hallazgos sugieren un cambio potencial en un paradigma de décadas relacionado con la ketamina y la presión intracraneal”, manifiesta Wolf. “La ketamina no solo podría ser una opción adecuada como medicamento sedante en pacientes con traumatismo craneoencefálico grave, sino que en algunos casos puede ser útil como tratamiento para reducir la presión intracraneal cuando está peligrosamente alta”.
El especialista continúa al respecto: “Si somos capaces de mejorar nuestra comprensión de los efectos de la ketamina en un estudio más grande, podríamos encontrar que esta representa otra herramienta para proporcionar el mejor tratamiento posible para los niños con lesión cerebral traumática”.
LA KETAMINA Y LOS PACIENTES MÁS VULNERABLES
Los niños con una lesión cerebral traumática grave son algunos de los “pacientes más vulnerables” en cualquier hospital, y requieren un manejo cuidadoso por parte de un equipo multidisciplinario, afirma Wolf.
“Es mucho lo que está en juego para estos niños, y los minutos cuentan”, añade. “Agregar cualquier herramienta para mejorar su atención podría, en última instancia, tener un impacto y respaldar los mejores resultados posibles”.
Otros grupos han comenzado a estudiar los efectos de la ketamina en adultos con lesiones cerebrales traumáticas. Si bien los resultados del último estudio son prometedores, es importante tener en cuenta que la investigación es preliminar y se requerirán más investigaciones antes de que se puedan aprobar dichos tratamientos.
“Al igual que con cualquier estudio realizado en un solo centro, necesitaremos confirmar nuestros hallazgos asociándonos con colegas en otros hospitales pediátricos”, explica Wolf.
“Si un estudio más grande confirma que la ketamina parece ser segura y potencialmente efectiva, estos esfuerzos podrían culminar en un ensayo que pruebe si su incorporación en el cuidado de los niños con lesión cerebral traumática grave produce mejores resultados”, concluye el médico especialista. “El campo de la atención neurocrítica pediátrica hace hincapié en la colaboración y estamos ansiosos de formar un equipo para realizar este importante trabajo”. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek).