Un grupo de científicos descubrió la causa de que los perros más pequeños vivan mucho más que los perros grandes. Y, desafortunadamente, la culpa es nuestra. Parece que los perros rompen una regla del reino animal que establece que los cuerpos más grandes tienen una expectativa de vida más larga, como demuestran los elefantes, que viven hasta 70 años, mientras que los ratones sobreviven apenas una fracción de ese tiempo.
No obstante, todo lo contrario ocurre con los perros, ya que los más pequeños viven más que los más grandes. Según un estudio reciente, publicado en la revista American Naturalist, los perros más grandes tienen mayor probabilidad de morir a temprana edad debido a que la cría selectiva para aumentar su tamaño los ha vuelto más susceptibles de desarrollar cánceres.
Los investigadores sugieren que la elevada tasa de cánceres en los perros de tallas grandes se debe a que sus defensas naturales contra los tumores presentan un “retraso evolutivo”, el cual está ocasionado por la reproducción acelerada para producir animales más grandes.
EVOLUCIÓN CANINA
En algún momento, hace entre 27,000 y 40,000 años, los lobos comenzaron a evolucionar en los perros domésticos que conocemos hoy día. Desde entonces, los hemos reproducido para cubrir ciertas funciones, desde cazar y pastorear ovejas hasta atrapar ratas o, simplemente, lucir bonitos.
Los atributos que buscamos se obtienen mediante la cruza selectiva de perros que presentan rasgos deseables con otros que poseen las mismas características, para entonces cruzar los ejemplares más favorables de una camada con otros perros que presentan los mismos rasgos.
A lo largo de las eras, la crianza selectiva ha dado origen a numerosas razas, las cuales varían en dimensiones y estatura: desde el chihuahua y el dashund (perros salchicha) hasta el gran danés y el terranova.
Según la organización American Kennel Club, el promedio de vida de las razas más pequeñas es mucho mayor que el de las razas grandes, de modo que un chihuahua puede vivir entre 15 y 17 años, en tanto que un gran danés no sobrevive más de 8 o 10 años.
CÁNCER CANINO
En su artículo, los autores explican que hicieron una revisión de los datos publicados en todo el mundo relacionados con el promedio de vida y las causas de muerte de 164 razas de perros diversos tamaños. Hallaron que, comparados con los más pequeños, los perros de talla grande arrojaron una mayor probabilidad de morir de cáncer a temprana edad.
“Si bien nuestro análisis reveló que los perros más grandes no envejecen más rápido que los pequeños, descubrimos que conforme aumenta el peso promedio de la raza, lo mismo ocurre con la tasa de cáncer”, explicó en un comunicado el Dr. Jack da Silva, coautor del artículo, genetista evolutivo y catedrático de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad de Adelaida, Australia.
“Consideramos que la relación entre el tamaño del perro y su expectativa de vida puede deberse a un retraso evolutivo en las defensas contra el cáncer, las cuales no han tenido tiempo para adecuarse a la reciente aceleración de la crianza selectiva de perros grandes”, agregó Da Silva.
“La mayor parte de las cerca de 400 razas que conocemos en la actualidad fueron creadas en los últimos dos siglos: un lapso demasiado breve para permitir que los perros grandes evolucionen mecanismos de defensa contra el cáncer y que sean adecuados para su tamaño corporal”, añadió el experto.
EL FACTOR REPRODUCCIÓN
Según el estudio, este hallazgo es congruente con una teoría sobre la manera como los animales optimizan el uso de energía a lo largo de su vida: la llamada “teoría del soma desechable”, detallada por el biólogo británico Thomas Kirkwood en un artículo de revisión publicado en 1977 en la revista Nature.
Dicha teoría establece que los animales que invierten buena parte de su energía en reproducirse a temprana edad para producir gran cantidad de crías, sacrifican la energía que necesitan para defenderse contra el cáncer y reparar los daños que esta enfermedad causa en las células y el ADN.
En cambio, los individuos que producen menos descendencia y lo hacen en una etapa posterior de la vida son más eficaces para combatir el cáncer y viven más tiempo, como es el caso de la rata topo desnuda (Heterocephalus glaber).
“La finalidad de todos los organismos es la reproducción temprana, aunque sea a expensas de mantener y reparar el cuerpo para vivir más tiempo”, prosiguió da Silva
LOS PERROS GRANDES LA LIBRARÁN
Ahora bien, no todo son malas noticias para los perros grandes y sus propietarios. Da Silva predice que, a la larga, la evolución de las razas más grandes conducirá a la recuperación de las defensas contra el cáncer. Eso sí, dicha recuperación se traducirá en camadas más reducidas, ya que los animales tendrán que invertir más energía para mantenerse libres de cáncer y vivir más tiempo.
“Esto puede ocurrir de forma natural o mediante la reproducción selectiva, porque los criadores buscarán producir perros grandes que tengan una tasa de cáncer más baja y, por consiguiente, sean más longevos”, aventuró Da Silva.
Los autores confían en que su estudio contribuirá a las investigaciones sobre el envejecimiento humano y el desarrollo de tumores cancerosos asociados con la edad.
“Los perros son un modelo excelente para estudiar el envejecimiento humano porque, igual que las personas que viven en el mundo industrializado, los perros se desenvuelven en un entorno que los protege de morir a causa de accidentes o de infecciones. Por lo tanto, aumentan sus probabilidades de morir a resultas de enfermedades relacionadas con la edad, como el cáncer”, concluyó Da Silva. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek).