Un nuevo caso señalado como “abuso infantil” viralizó al dalái lama, líder espiritual tibetano, después de besar a un niño en la boca y pedirle que chupara su lengua. Sin embargo, no es la primera vez que se denuncia un abuso perpetrado por maestros budistas tibetanos, monjes y laicos. En 2018, en redes sociales y medios de comunicación se dieron a conocer varios afectados con la etiqueta #MeTooGuru.
En ese entonces, uno de los monjes budistas de más alto rango en China negó las denuncias de “mala conducta sexual” que, según afirman los acusadores, dejó al menos una víctima suicida. Información trascendida por CNN refiere que, en un documento de 95 páginas presentado a las autoridades chinas en julio de 2018, dos monjes varones del Templo Longquan de Pekín acusaron a Shi Xuecheng de acosar sexualmente y agredir a varias monjas.
El informe contiene ejemplos de varios mensajes explícitos de Xuecheng a seis monjas. En estos se alega que el monje exigió total obediencia a las mujeres, incluidos los favores sexuales, como parte de su “estudio de las doctrinas budistas”. El documento aborda distintas historias de las presuntas víctimas, algunas de las cuales quedaron devastadas por sus experiencias funestas que se volvieron mentalmente inestables.
Sobre otros países, en Holanda, donde hay entre 50,000 y 65,000 budistas, algunos de los discípulos o estudiantes que sufrieron abusos eran menores de edad cuando ocurrieron los hechos. Según una investigación de la televisión holandesa NOS, estos casos no se limitaron a un solo templo y se han registrado desde la década de 1970.
OANE BIJLSMA, TESTIGO DE LOS ABUSOS DE BUDISTAS TIBETANOS
En un encuentro a puerta cerrada en el hotel de Rotterdam en 2018, el dalái lama recibió una carta firmada por 12 hombres y mujeres, presuntas víctimas de abusos sexuales, físicos y psicológicos, en donde relataban su historia denunciando directamente a sus victimarios.
De acuerdo con Efe, Oane Bijlsma, budista y testigo de los abusos, en un centro de retiro en el sur de Francia, presenció el maltrato al que estaban sometidos sus compañeros por parte del budista Sogyal Rinpoche, acusado desde 1992.
“El dalái lama no era muy consciente de la seriedad de los abusos sexuales. Las víctimas hablaron de varios casos de los que él no tenía conocimiento, lo cual es raro porque enviaron cartas de denuncia a su oficina, pero está claro que se las ocultaron”, comentó entonces Bijlsma.
“TRADICIÓN TIBETANA POR ENCIMA DE LA NIÑEZ”
Actualmente, el acto del dalái lama, Tenzin Gyatso, premio Nobel de la Paz en 1989, causó controversia en Twitter, Facebook y demás redes sociales. En menos de 24 horas, la etiqueta #LaNiñezNoSeToca fue tendencia al acusar que el “pacto patriarcal protegerá al jerarca religioso”, quien minimizó sus peticiones a “una broma”. Sin embargo, algunos usuarios criticaron clasificar de “abuso infantil” tal actitud, al existir en el budismo tibetano un gesto llamado “Gyakyilma”, cuyo signo es de “respeto y humildad”.
“Probablemente el Dalai Lama no fue receptivo a la experiencia del niño, pero calificar eso como un abuso sexual me parece desproporcionado”, señaló una internauta.
Antes estas declaraciones, el coordinador de la organización Tejiendo Redes Infancia, Juan Martín Pérez García, reprobó el estar todavía sociabilizados en culturas viejas, donde de manera paulatina “avanzamos en reconocer derechos de niñas y niños”.
“Ninguna práctica tradicional o costumbre está por encima del interés superior de la niñez (…) la experiencia negativa del niño tiene que ser prioridad”, dijo.
Hoy en día, el budismo tiene aproximadamente más de 365 millones de adeptos en el mundo y se divide en dos ramas: Theravada, que abarca la India, Sri Lanka y todo el sudeste asiático (incluida Birmania), y Mahayana, presente más al norte, en países como China, Taiwán y Japón. N