A un niño de 14 años le extirparon un tumor gigante del cerebro después de haber sido infectado por una tenia, comúnmente llamada solitaria. El adolescente, previamente sano y originario de una granja en la India, buscó atención médica después de experimentar dolores de cabeza episódicos y vómitos durante un mes.
Los médicos finalmente diagnosticaron al niño con una forma de equinococosis, una enfermedad infecciosa causada por la solitaria. El estudio de caso fue publicado en la página de internet del The New England Journal of Medicine (NEJM) el pasado 2 de febrero.
Más de un millón de personas en el mundo pueden estar afectadas por la equinococosis en un momento determinado, según muestran cifras de la Organización Mundial de la Salud. Muchas de estas personas experimentarán síndromes clínicos graves que pueden poner en peligro la vida si no se tratan.
El niño de 14 años en cuestión estaba infectado por la forma larvaria de la especie de solitaria Echinococcus granulosus. Esto conduce a una forma de la enfermedad conocida como equinococosis quística.
Este padecimiento se caracteriza por el desarrollo de uno o más quistes, un saco o cavidad de carácter anormal en el cuerpo, que contiene líquido, con mayor frecuencia en el hígado y los pulmones. Estos quistes también se pueden formar en los huesos, los riñones, el bazo, los músculos y el sistema nervioso central, aunque con menor frecuencia.
SE ALOJAN EN HÍGADO Y PULMONES
“Una vez ingeridas, la mayoría de las larvas de la solitaria quedan atrapadas en el hígado o los pulmones”, dice a Newsweekel Dr. Sumit Thakar. Este experto es autor del informe del caso y consultor sénior en el Departamento de Neurocirugía del Instituto Sri Sathya Sai de Ciencias Médicas Superiores en Bangalore, India.
Ocasionalmente, algunas de las larvas de tenia se abren paso en la circulación sanguínea del resto del cuerpo y terminan en sitios inusuales como el cerebro. Allí, provocan la formación de quistes únicos o múltiples que crecen lentamente.
Cuando la enfermedad afecta al cerebro de esta manera, como fue el caso del niño indio de 14 años, se describe como equinococosis quística cerebral. Esta condición es “muy rara”, dice Thakar.
“El cerebro se ve afectado en menos del 2 por ciento de los casos de infección por solitaria, y se observa con mayor frecuencia en niños y adultos jóvenes”, añade.
Los síntomas, como convulsiones, dolor de cabeza, vómitos, debilidad o deficiencias sensoriales, pueden desarrollarse a medida que el quiste se agranda y ejerce presión sobre el cerebro circundante. La solitaria puede estar presente en el cuerpo del paciente durante muchos años antes de que los quistes crezcan hasta el punto de causar síntomas evidentes.
“Si la infección no se trata, pueden surgir complicaciones debido al aumento de la presión dentro del cerebro causado por el crecimiento del quiste”, explica el médico. “A veces, si el quiste se rompe, ya sea espontáneamente o durante la cirugía, el líquido podría escaparse, lo que provocaría una reacción alérgica a la que el paciente podría sucumbir”.
PERROS Y GANADO, LOS MÁS AFECTADOS POR LA SOLITARIA
La equinococosis quística ocurre en todo el mundo y se encuentra en todos los continentes, excepto en la Antártida. Las infecciones ocurren con mayor frecuencia en áreas rurales donde se sacrifican animales más viejos.
“Los perros o el ganado son las víctimas habituales de esta infestación de solitaria”, indica el Dr. Sumit Thakar. “Los humanos contraen la infección al ingerir accidentalmente los huevos de la solitaria o al entrar en contacto cercano con perros o ganado infectados. O al consumir agua o vegetales contaminados con los excrementos de los animales infectados”.
El niño de India probablemente contrajo la solitaria a través del contacto con ganado infectado o heces caninas, dijeron los autores del estudio de caso. La infección resultó en la formación de un solo quiste grande, lleno de líquido, en su cerebro.
“Los quistes como estos tienen una pared delgada y contienen un líquido lechoso con alto contenido de proteínas y lípidos”, explica Thakar. “La capa más interna del quiste da lugar a quistes ‘hijos’ más pequeños. La capa más externa de la pared se forma como resultado de la reacción de las células cerebrales que recubren el quiste”.
Para tratar al niño, Thakar y sus colegas realizaron una craneotomía y luego extirparon con éxito el quiste. Una craneotomía es un procedimiento que consiste en cortar un pequeño orificio en el cráneo para exponer el cerebro que se encuentra debajo.
CIRUGÍA EXITOSA
“Durante la cirugía es importante quitar cuidadosamente el quiste del cerebro sin romperlo”, explica el experto. “El derrame del líquido desde el interior del quiste puede provocar la propagación o la recurrencia de la enfermedad y, a veces, una reacción potencialmente mortal”.
Los síntomas del paciente se resolvieron por completo poco después de la cirugía. El niño regresó a la escuela y reanudó sus actividades normales dentro de las dos semanas posteriores al alta del hospital.
Thakar explica que no hubo daños duraderos por el quiste que se extrajo del cerebro del menor. Sin embargo, le recetaron un ciclo de tres meses de albendazol, un medicamento que se usa para tratar las infecciones por solitaria.
El departamento de neurocirugía del Instituto Sri Sathya Sai, donde Thakar ha trabajado durante 15 años, ha visto solo 15 casos de equinococosis quística cerebral en las últimas dos décadas, de 400,000 pacientes tratados, dice el médico.
“Hemos visto una cantidad relativamente grande de estos casos, ya que la mayoría de nuestros pacientes son de la India rural, y nuestro hospital privado de atención terciaria es completamente caritativo. Todo el tratamiento es completamente gratuito para los pacientes”, concluye Thakar. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek).