Un hombre condenado por matar a tres adolescentes mientras dormían en una casa de Texas hace más de 25 años fue ejecutado este miércoles 8 de febrero. La ejecución es la sexta de este año en Estados Unidos. John Balentine, de 54 años, fue declarado muerto a las 18:36 hora local, según informó el Departamento de Justicia Penal de Texas.
Los abogados de John Balentine argumentaron que su juicio estaba empañado por prejuicios raciales. Pese a ello recibió una inyección letal en la penitenciaría estatal de Huntsville, por las muertes en enero de 1998 de Edward Mark Caylor, de 17 años; Kai Brooke Geyer, de 15 años, y Steven Watson, de 15 años. Los fiscales dijeron que los tres recibieron un disparo en la cabeza.
LAS ÚLTIMAS PALABRAS DE BALENTINE
Después de una breve oración de un consejero espiritual que sostuvo el pie izquierdo de Balentine con su mano derecha, el prisionero hizo la breve declaración agradeciendo a sus amigos por apoyarlo. Luego giró la cabeza para mirar a través de una ventana a siete familiares de sus tres víctimas de asesinato y se disculpó.
“Agradezco a todos. Quiero pedir perdón por lo malo que les hice. Perdónenme. Estoy listo”, fueron sus últimas palabras antes de recibir una inyección letal.
Uno de los muchachos, según se informó en el juicio, era el hermano de la exnovia de Balentine, que llegó a amenazarlo de muerte al desaprobar su relación interracial.
LOS ABOGADOS ARGUMENTARON RACISMO
Balentine nunca negó los homicidios pero su abogado, Shawn Nolan, sostuvo que recibió la pena de muerte por prejuicios racistas durante su juicio. En un recurso ante la Corte Suprema de Estados Unidos, recordó que el fiscal había desestimado a los jurados negros y acusó a los abogados de oficio de John Balentine de la época de haber “mostrado animosidad racial”.
Nolan aseguró además que el propio presidente del jurado era una persona racista, que consideraba peligrosas a las personas negras. Se trataba de un exsoldado hostil con los afroestadounidenses, que había “intimidado” a los demás miembros del jurado para convencerlos de pronunciarse por la pena de muerte, dijo.
LA PENA DE MUERTE ERA LA ÚNICA SOLUCIÓN
Balentine rechazó un acuerdo de declaración de culpabilidad que lo habría condenado a cadena perpetua porque las amenazas racistas le hacían temer ser atacado o asesinado mientras estaba encarcelado. Durante las deliberaciones, “dejé en claro que habíamos sido elegidos para enfrentar este problema y que la pena de muerte era la única solución”, reconoció.
El miércoles, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos rechazó una apelación de los abogados de Balentine para detener la ejecución para que sus reclamaciones de sesgo racial pudieran ser revisadas adecuadamente. N
(Con información de AFP y The Guardian)