A decir de un estudio que abarcó 95 países, alrededor de 1,000 millones de adultos creen en “el mal de ojo” y afirman que las brujas son capaces de “lanzar maldiciones o hechizos malignos contra las personas”. El cálculo, obtenido tras el análisis de una encuesta realizada a 140,000 individuos de 95 países y territorios, halló que, en promedio, 40 por ciento de los respondedores cree en la brujería.
Asimismo, determinó que quienes viven en países con “instituciones débiles” tienen mayor probabilidad de creer en las brujas y sus hechizos. En el caso específico de Rusia, los investigadores descubrieron que más de la mitad de la población cree en la brujería, cifra muy superior a la de Estados Unidos, donde el porcentaje apenas rebasa el 16 por ciento. Al parecer, esto apunta a que la creencia en las brujas es más fuerte en Rusia que en muchas otras naciones de América del Sur, Europa y Asia.
La población mundial acaba de superar la cifra de 8,000 millones de humanos y los autores del estudio señalan que, muy probablemente, sus resultados infrarrepresentan la verdadera dimensión de la creencia en la brujería. Cabe señalar que el estudio no incluyó varios países con gran densidad poblacional, entre ellos, India, China y las naciones que integran el sudeste asiático.
El Dr. Boris Gershman, líder del estudio y profesor asociado del Departamento de Economía en la Universidad Americana de Washington, D. C., definió el término “instituciones débiles” como países con “gobernanza de mala calidad”, en los que no hay extensas redes de seguridad social que “aíslen a las comunidades del impacto de las condiciones adversas que afectan sus medios de subsistencia”.
BRUJERÍA E INSTITUCIONES DÉBILES
En su comentario para Newsweek, Gershman agrega que las creencias difieren de manera sustancial de un país a otro. “Un hallazgo importante del estudio es que la creencia en la brujería es sustancialmente más común en países con instituciones débiles”, explica. “El argumento es que, históricamente, una de las funciones sociales más importantes de la creencia en las brujas ha sido imponer la cohesión social y mantener el orden en sociedades que carecen de mecanismos alternativos para lograr dicha cohesión”.
Y añade: “Esto tiene mayor importancia en sociedades donde las instituciones formales (cortes justas, policía confiable, gobierno central eficaz) son incapaces de mantener el orden social. De allí que las creencias en brujería tiendan a ser más prevalentes en países con instituciones débiles”.
Algunos países conservan ciertas creencias peligrosas en torno de la brujería. Por ejemplo, en Ghana aún es común que las mujeres sean acusadas de brujería y sufran castigos espantosos.
Hasta ahora, los académicos carecían de datos precisos en cuanto a las creencias de brujería en cada país. No obstante, la investigación de Gershman demuestra que ese “pensamiento mágico” tiende a ser menos prevalente en los países “occidentalizados”. Y, así, por ejemplo, solo 16.5 por ciento de la población estadounidense reconoció abrigar dicha creencia.
Esta diferencia podría deberse a que las sociedades occidentales suelen contar con instituciones formales “bien establecidas” y capaces de proporcionar una red de seguridad social. Asimismo, las sociedades occidentales a menudo tienen una mayor proporción de individuos con educación superior, quienes atribuyen los avatares de la vida a causas naturales, más que sobrenaturales.
BRUJAS Y BRUJERÍA EN RUSIA
Un hallazgo muy notable es que la creencia en las brujas alcanzó una tasa de 56 por ciento en Rusia. “Esa cifra supera con mucho el promedio, si bien dista bastante de la tasa máxima de 90 por ciento”, señala Gershman. Y añade: “Es muy probable que la razón de la [baja] prevalencia de estas creencias en Occidente sirva para explicar por qué es tan alta en Rusia”.
Añade al respecto: “Rusia es tristemente célebre por sus instituciones fallidas, incluidas corrupción judicial y policial, y gobiernos centrales y locales disfuncionales. A eso se suma que el país tiene una red de seguridad social muy endeble, por lo que hay una elevada proporción de habitantes vulnerables a las condiciones adversas (como enfermedad y pobreza), quienes buscan una manera de justificar su infortunio (por ejemplo, atribuir los problemas a fuerzas sobrenaturales como la brujería)”.
Otros países con una tasa de creencia especialmente elevada incluyen Marruecos, Túnez y Tanzania. “No sorprende que [la tasa estadounidense de 16.5 por ciento] sea bastante baja (respecto del resto de la muestra), pues guarda relación con la baja prevalencia [de las creencias en brujería] de Occidente”, comenta Gershman.
Por otra parte, el estudio enfatiza que la elevada tasa de creencias en las brujas también se correlacionó con poblaciones expuestas a condiciones adversas, como sequías o desempleo. Esto apunta a que, en los países con instituciones pobremente establecidas, la creencia en la brujería proporciona a los habitantes una razón para explicar su infortunio.
PAÍSES CON CREENCIAS DIFERENTES
Un ejemplo es Tanzania, que alcanzó una tasa de 80 por ciento y se cuenta entre los países de África Oriental que están pasando por una grave sequía. “Más que los países específicos, lo que me sorprendió fue la gran diferencia de la prevalencia entre las distintas naciones. Sobre todo, entre las que ocupan una misma región geográfica”, comenta Gershman.
“Por ejemplo, en Escandinavia, la proporción de ‘creyentes’ es muy baja (alrededor del 10 por ciento), mientras que la tasa de la cercana Letonia es superior al 60 por ciento. Lo mismo observamos en países colindantes como Tanzania y Kenia, donde la prevalencia es de 80 y 24 por ciento, respectivamente”, puntualiza el investigador.
Titulado “Witchcraft beliefs around the world: An exploratory analysis” (Creencias de brujería en todo el mundo: un análisis exploratorio)”, el estudio apareció publicado el 23 de noviembre de 2022 en la revista de acceso abierto PLOS ONE.
En opinión de los autores, el conjunto de datos obtenido ayudará a que los formuladores de políticas desarrollen intervenciones. “Políticos e investigadores podrían enfrentar dificultades de implementación si, por ejemplo, determinado proyecto requiriese de confianza mutua, así como de cooperación y esfuerzo comunitarios. Hablamos del tipo de ‘capital social’ del que suelen carecer las sociedades con creencias generalizadas en la brujería”, añade Gershman.
“El temor asociado con la brujería también puede ocasionar que [los implementadores] pasen por alto las consecuencias negativas de un proyecto, cosa que suele ocurrir con la adopción de nuevas tecnologías o mecanismos de préstamo novedosos que conducen a resultados comunitarios no equitativos”.
EMBRUJAR O SER EMBRUJADO
“La creencia en la brujería tiende a generar dos tipos de temor, ambos muy comunes en comunidades donde persisten esas ideas. El primero es el miedo al ataque de las brujas, mientras que el segundo es el temor a una acusación de brujería y al castigo acompañante.
“Esos temores afectan la actitud y la conducta de las personas, quienes tratan de hallar la manera de no provocar a la bruja o de ser etiquetadas como tal. Eso explica tanto las consecuencias negativas [de la implementación] como la función social de las creencias en brujería”, concluye Gershman.
Por último, un gráfico que ilustra el estudio detalla que las personas de 18 a 27 años son más propensas a creer en la brujería. Asimismo, señala que la creencia en la brujería se correlacionó con la afiliación religiosa, con una tasa de 62 por ciento entre los individuos que se declararon cristianos y de 27 por ciento entre los encuestados musulmanes. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek).