Casi una treintena de empresarios de Estados Unidos y cubano-estadounidenses examinan desde este miércoles en La Habana las oportunidades de hacer negocios en Cuba pese al embargo de Washington contra el gobierno de la isla, que rige desde hace seis décadas.
“Vamos a examinar todo el espectro de posibles negocios en que nosotros podemos participar en Cuba”, dijo Philip Peters, directivo de Focus Cuba, una firma de consultoría en Estados Unidos que promueve los negocios con la isla, en la apertura de una conferencia que reúne hasta el viernes a empresarios de los dos países.
Peters, que habló en español, explicó que cuando Focus Cuba concibió el encuentro, lo hizo pensando en que el presidente estadounidense, Joe Biden, “iba a cumplir su palabra de, en gran medida, volver a las políticas de la administración” de Barack Obama (2009-2017) respecto a Cuba, pero lamentó que “no ha sido así”.
Cuando llegó a la Casa Blanca en enero de 2021, Biden, que fue vicepresidente de Obama, prometió revisar la política hacia Cuba de su predecesor Donald Trump, que reforzó el embargo impuesto a Cuba desde 1962, pero luego endureció el discurso tras el desenlace de las masivas protestas antigubernamentales de julio de 2021.
En la Conferencia de negocios Cuba-Estados Unidos participan 27 representantes de 14 empresas estadounidenses o propiedad de cubano-estadounidenses, que abarcan sectores como agricultura, transporte, finanzas y tecnología, así como el abogado estadounidense Robert Muse.
“Podríamos esperar avances en algunas áreas”, porque “se está hablando sobre la eliminación de Cuba de la lista de naciones patrocinadoras del terrorismo y esto podría ayudar”, explicó Muse a periodistas.
CUBA EN LISTA NEGRA
En enero de 2021, en los últimos días de su administración, Trump devolvió a Cuba a esa lista negra, que genera serios obstáculos al comercio y la inversión en la isla. Obama había retirado a Cuba de ese listado en 2015 en el marco de su política de acercamiento a La Habana.
Muse destacó que “ahora mismo hay mucho interés en Estados Unidos en la nueva Ley de inversión extranjera de Cuba”. De su lado, el presidente de la Cámara de Comercio de Cuba, Antonio Luis Carricarte, consideró que Estados Unidos podría “participar de una manera más significativa” en el comercio con Cuba, “dada la cercanía, la posición que tiene (ese país) en la economía internacional y su competitividad”.
Según él, de los más de 8,000 millones de dólares que la isla gastó en importaciones en 2021, solo 370 millones correspondieron a compras a Estados Unidos. Esas importaciones, principalmente de alimentos, se realizan gracias a una licencia otorgada por el Departamento del Tesoro en 2000, que obliga a la isla a pagar al contado y a no transportar la carga en barcos cubanos.
“Esto puede ilustrar las oportunidades que (…) están perdiendo los empresarios de ese país”, añadió Carricarte, llamándolos a “aprovechar esos resquicios” que deja el embargo “para evaluar cómo incrementar de una manera significativa” su participación en los negocios con Cuba. N