La elección de la carrera profesional es un proceso que implica pensar en el futuro y desarrollo profesional. Sin embargo, contrario a lo que se puede asumir, de acuerdo con diversas teorías pedagógicas esta no es una decisión personal: diversos factores influyen a la hora de elegir profesión.
En una encuesta realizada por TResearch, donde la pregunta clave fue: “¿Qué toman en cuenta para elegir su carrera?”, el grupo más amplio, conformado por un 46.7 por ciento de los encuestados, respondió: “Es lo que me gusta” o “Es lo que me ha gustado siempre”.
Sobre el tema, la doctora en pedagogía Rosa María Soriano Ramírez explica que la elección de una carrera es una construcción social, y por ello no solamente depende del estudiante. Asimismo, apunta que tanto la psicología como la economía y las teorías sociales proponen distintos fundamentos del porqué decidir determinada carrera. Y estas se ven reflejadas en las respuestas recibidas en TReserch por sus encuestados.
COSTO Y BENEFICIO
“Las teorías económicas dicen que la elección se hace a partir del costo-beneficio”, comenta Soriano Ramírez en entrevista con Newsweek en Español. Y es que, según la encuesta, el 34.6 por ciento señaló que eligió carrera en función de las oportunidades laborales.
Empero, la experta en pedagogía añade que, visto desde el ámbito de la psicología, “se percibe que la elección de la carrera tiene que ver más con los atributos de los estudiantes para esa profesión”. Esta idea se refleja en los resultados de la encuesta donde el 14.9 por ciento respondió: “Es para lo que tengo facilidad”.
Mientras tanto, el 12.9 por ciento elige su carrera en función de la universidad en la que la imparten, y el 9.9 considera el costo de la profesión. La también académica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) añade que los recursos económicos que el estudiante posee también influyen en la elección de carrera.
ESTÍMULOS Y AMBIENTE
En ese sentido, de acuerdo con el resultado de la encuesta, el 5.9 por ciento se enfocó en la carrera que para ellos genera más ingresos. Los resultados del sondeo, en mayor o menor porcentaje, son un espejo que refleja el ambiente que genera la familia, amigos y otras personas cercanas al estudiante en la elección, tal como lo señalan las teorías sociales a las que se refiere la doctora Soriano.
Por ejemplo, pese a que el porcentaje es mínimo, el 2.2 por ciento de los encuestados señaló que la carrera que estudiaron fue “por consejo de familia”. En tanto, solo el 2 por ciento dijo que su licenciatura fue elegida de acuerdo con la tradición familiar. Finalmente, el 1.3 por ciento se inclinó por determinada carrera para no tener que cambiar de ciudad, y un 0.7 por ciento lo hizo para poder mudar de residencia.
La tradición familiar, la facilidad de la carrera, la influencia del asesor vocacional y las motivaciones son otros elementos que, a decir por Soriano Ramírez, se toman en cuenta en la decisión. “Además, hay que considerar que muchos jóvenes ahora son nativos digitales, y eso también influye. Sin dejar de lado que, cuando los recursos económicos lo permiten, se analiza el prestigio de la universidad a la que se quiere asistir o si esta es pública o privada”, añade.
ATENCIÓN INTEGRAL
Soriano también considera idónea la existencia de un programa de atención integral para los jóvenes de nuevo ingreso a la educación media superior que les permita facilitar el tránsito en su orientación profesional. En tanto, el Observatorio Laboral del gobierno de México recomienda que, para elegir una carrera, “es necesario tener claro cuál es la vocación, intereses, habilidades y perspectivas de desarrollo laboral que se esperan”.
Las pruebas vocacionales, indica el organismo, también deben ser tomadas en cuenta para evaluar intereses y habilidades en actividades y campos de la vida laboral tales como el artístico, biológico, humanista, mecánico, comercial, letrado, ecológico, social, geográfico y matemático, entre otros.
La doctora Soriano Ramírez precisa que los estudiantes deben hacer una investigación a profundidad sobre la carrera antes de elegir: “Así tendrán un mejor panorama y no llegarán a equivocarse con sus expectativas”.
UN CASO ESPECIAL
El científico mexicano Hugo Pérez Garza es originario de Chihuahua, México, y durante su niñez y adolescencia forjó tal cercanía con la ciencia que, cuando llegó el momento de asistir a la universidad, decidió estudiar lo que lo apasionaba: ingeniería en mecatrónica.
Egresado del Tec de Monterrey, a los 29 años obtuvo tres maestrías y dos doctorados. Pérez Garza estudió su primera maestría, en biología molecular, en la Universidad de Tecnología de Dresde, en Alemania. La segunda la cursó en nanotecnología en la Universidad de Chalmers, Suecia. Su motivación para estudiar en el extranjero fue la oferta académica. “Cuando yo era estudiante las opciones en México eran limitadas para aprender nanotecnología, la cual me ayudaría en mi objetivo de generar nanodispositivos”, comenta en entrevista con este medio.
El científico también sopesó cuáles serían los países en donde realmente estaría en el “corazón” de la nanotecnología, así como en qué país podría tener acceso a toda la infraestructura, conocimientos avanzados y ciencias de los desarrollos adelantados con el fin de obtener un mayor aprendizaje.
A la hora de escoger a qué universidades asistiría hizo una revisión previa y exhaustiva de los planes de estudio y los centros de laboratorio que en su caso necesitaba para poner en práctica los conocimientos adquiridos.
SUMAR MÁS CONOCIMIENTO
Al finalizar la maestría en Alemania, las opiniones de sus cercanos sobre el plan de estudios y oportunidades de aprendizaje también influyeron para decidirse por la Universidad de Chalmers, Suecia. A su vez, Hugo Pérez deseaba terminar los estudios en el menor tiempo posible, por lo que analizó la posibilidad de comprimir las maestrías de dos a un año.
Además, sumó una maestría en administración de empresas entre Suiza e Inglaterra con el objetivo de enfocar su especialidad desde un ángulo empresarial. La meta era llegar a desarrollar un nanodispositivo que, eventualmente, pudiera utilizar para resolver problemas sociales, desde la parte biomédica o de energías sustentables.
Asimismo, en Holanda desarrolló dos proyectos de doctorado: uno en nanomateriales y el otro, en nanodispositivos. Pérez Garza asegura que tuvo una etapa académica “muy intensa”, pero provechosa.
“Mi carrera siempre estuvo definida, todo fue planeado”, concluye Pérez Garza, orgulloso de haberse decidido por la ingeniería en mecatrónica. “Nunca hice una maestría o doctorado porque no supiera qué hacer con mi vida. Necesitaba todos esos conocimientos para poder tener una voz internacional autorizada en el mundo de la nanotecnología”. N