La alegría, a diferencia de la felicidad, es una emoción pasajera que se manifiesta, principalmente, a través de la risa. Sin embargo, cada persona expresa la alegría de diferentes formas, por ejemplo, algunas lo hacen con saltos, aplausos, bailes, etcétera.
Al tratarse de una emoción subjetiva, la alegría puede ser provocada por razones completamente diferentes. Además, se cree que una persona alegre rinde más, suele tener mejor salud y tiende a ser más resiliente.
Este 1 de agosto se celebra el Día Mundial de la Alegría. Esta efeméride es relativamente joven, pues apenas en 2012, durante un congreso de gestión cultural en Chile, Alfonso Becerra expuso su iniciativa y logró que esta fuera aceptada por las organizaciones de diferentes países.
El propio Becerra explicó, en 2008, durante una entrevista, que “la idea surge y empecé a desarrollarla para ver qué pasa alrededor de otras fechas, y me encuentro con la sorpresa de que, por lo general, celebramos eventos que han estado relacionados con la guerra, con la sangre y con la muerte, festividades religiosas, fiestas o fechas políticas como las fiestas patrias, y que todo aquello que nos produce alegría o gozo parece que no hace parte de los calendarios mundiales”.
El objetivo de esta efeméride es reflexionar sobre cómo el estar alegres nos puede ayudar a sobrellevar de mejor manera los problemas, además de ser conscientes de la importancia y la necesidad de cultivar este sentimiento, pese a las adversidades que una persona puede experimentar día a día.
EFECTOS DE LA ALEGRÍA EN LA SALUD
La alegría tiene múltiples beneficios para la salud. De acuerdo con la empresa Deusto Salud, este estado aumenta las defensas, ayuda a conciliar el sueño y a tener descansos reparadores.
Asimismo, aumentar los niveles de serotonina, dopamina, endorfina y oxitocina puede hacernos sentir más alegres y, por lo tanto, tener una mejor salud.
Serotonina. También conocida como la “hormona de la felicidad”, previene la depresión. Dicha hormona también tiene un papel muy relevante en cuanto al estado de ánimo, la regulación del peso, la conducta sexual, el aprendizaje, la memoria y los ciclos del sueño, entre otros, se señala en Deusto Salud.
Dopamina. También conocida como “hormona del placer”, es el neurotransmisor catecolaminérgico más importante del sistema nervioso central (SNC) de los mamíferos. La producción de esta hormona participa en la regulación de diversas funciones como la conducta motora, la emotividad, la afectividad y la comunicación neuroendocrina.
Endorfina. Es una sustancia que el cuerpo emana para aliviar el dolor y dar un estado de bienestar. Cuando el nivel de endorfina es alto, “disminuye la ansiedad, mejora el humor, retrasa el envejecimiento, se potencia la función inmunitaria y se reduce la presión sanguínea”, explican fuentes de Deusto Salud.
Para aumentar sus niveles, se encuentran practicar danza, escuchar música, tener sexo, comer chocolate amargo y la acupuntura.
Oxitocina. También conocida como la hormona del amor, está muy relacionada con la maternidad. Para estimularla, Deusto Salud recomienda cenar con amigos, ver o conversar con la madre, pasar tiempo con los hijos, los abrazos, acariciar a la mascota o recibir masajes. Así como practicar actividad física, hacer yoga y escuchar música. N