Es 24 de abril, día de hablar sobre el tren maya. Mientras ambientalistas, artistas y expertos arribaban a la Ciudad de México para asistir a una reunión acordada en Palacio Nacional con el presidente Andrés Manuel López Obrador, la Coordinación General de Comunicación Social y Vocería del Gobierno de la República emitía un comunicado en el que anunciaba la cancelación del encuentro.
La oficina argumentó que varios de los invitados “declararon públicamente que no asistirán a la reunión”, según se lee en el comunicado.
Además, el comunicado invita “a las personalidades y activistas de #SélvameDelTren y a los interesados” para que visiten “Quintana Roo y hablen con pobladores, comunidades indígenas y familias de ejidatarios que viven a lo largo del Tramo 5 del Tren Maya, que va de Cancún a Tulum, a lo largo de la Riviera Maya. Así se enterarán que sí se informó y consultó a la gente”.
En la reunión, los integrantes de Sélvame del Tren, que se definen a sí mismos como “sociedad civil a favor de la selva, el agua, los animales y las personas”, pretendían externar al presidente sus preocupaciones en torno a uno de los proyectos emblema de la Cuarta Transformación: el Tren Maya. En específico, sobre el trazo del Tramo 5, que plantea atravesar la selva de Quintana Roo.
El buzo de cuevas Pepe Urbina interpuso un amparo para detener la construcción de este tramo del tren. Argumentó que continuar con esta obra “implica afectaciones ambientales gravísimas e irreversibles”.
UN TREN SIN MANIFIESTOS DE IMPACTO AMBIENTAL
El Tren Maya, o Tsíimin K´áak, anunciado en diciembre de 2018, es uno de los megaproyectos de infraestructura más ambiciosos de la administración de López Obrador.
El documento del Programa Institucional 2020–2024 de Fonatur Tren Maya, S. A. de C. V. señala que, en el Programa Sectorial de Turismo 2020-2024 (Prosectur 2020-2024), publicado en el Diario Oficial de la Federación el 3 de julio de 2020, se estableció un nuevo modelo de desarrollo turístico. Este busca dar mayor bienestar al país mediante el fomento de un turismo más inclusivo y sostenible a partir de cuatro objetivos prioritarios.
Estos objetivos buscan garantizar un enfoque social y de respeto de los derechos humanos en la actividad turística del país. Además, pretenden impulsar el desarrollo equilibrado de los destinos turísticos de México y fortalecer la diversificación de mercados turísticos en los ámbitos nacional e internacional, así como fomentar el turismo sostenible en el territorio nacional.
Para la administración de López Obrador, el Tren Maya es considerado el principal proyecto de infraestructura, desarrollo socioeconómico y turismo sostenible para la región sur-sureste del país. Pretende contar con servicios de transporte, vía férrea, de carga y pasajeros para conectar a las principales ciudades y zonas turísticas de la Península de Yucatán.
A pesar del desarrollo económico y turístico que propone la actual administración, ambientalistas, académicos e investigadores advierten sobre el impacto ambiental que traerá este megaproyecto a la selva si no se cuenta con manifiestos de impacto ambiental certeros.
UN NUEVO CAMBIO DE TRAZO
Durante su conferencia matutina del pasado 28 de marzo en Palacio Nacional, López Obrador habló de un nuevo cambio de trazo en el Tramo 5 de los siete que conforman el Tren Maya. Explicó que la decisión se tomó porque el paso de este tren se pensaba realizar sobre la carretera, luego sobre un segundo piso y, finalmente, se decidió por un cambio de trazo en la planeación original.
“Por eso se optó por un trazo nuevo en paralelo a la carretera, en los espaldares de los terrenos, la parte de atrás. Ya está concedido todo el derecho de vía. Llegando a Tulum, en efecto, hay cenotes, pero el proyecto contempla hacer viaductos para pasar por arriba. No se toca, no se altera en nada los ríos subterráneos y los cenotes.
“De árboles, todo esto pertenece la mayor parte a hoteles que compraron de la costa hacia adentro. Ya tiene un impacto, ya son zonas impactadas. No hay monte alto, no hay selva, son acahuales”, explicó el presidente.
En entrevista con Newsweek en Español, el buzo de cuevas Pepe Urbina asegura que “el gobierno cambió este trazo sin tiempo para verdaderamente haber hecho todos los estudios de calidad suficiente y tomar decisiones sobre la fauna de la zona”.
El 22 de noviembre de 2021, la Presidencia de la República decretó en el Diario Oficial de la Federación un acuerdo que declara de interés público y seguridad nacional la realización de proyectos y obras a cargo del Gobierno de México asociados con infraestructura. Este incluye a los sectores de comunicaciones, telecomunicaciones, aduanero, fronterizo, hidráulico, hídrico, medioambiente, turístico, salud, vías férreas, ferrocarriles en todas sus modalidades, energéticos, puertos, aeropuertos y aquellos que, por su objeto, características, naturaleza, complejidad y magnitud se consideren prioritarios o estratégicos para el desarrollo nacional.
LA IMPORTANCIA DEL IMPACTO AMBIENTAL
En este sentido, “se instruye a las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal a otorgar la autorización provisional a la presentación y/u obtención de los dictámenes, permisos o licencias necesarias para iniciar los proyectos u obras a que se refiere el artículo anterior, y con ello garantizar su ejecución oportuna, el beneficio social esperado y el ejercicio de los presupuestos autorizados”, según se lee en el decreto.
En México, la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA) define el impacto ambiental como “la modificación del ambiente ocasionada por la acción del hombre o de la naturaleza”.
Para la realización de obras y actividades previstas en el artículo 28 de la LGEEPA se establece la presentación de la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) por parte de las personas (físicas o morales) responsables de estas.
El Dr. Rodrigo Medellín, investigador titular del Instituto de Ecología de la UNAM, señala su desacuerdo por la ausencia de manifestaciones de impacto ambiental en el proyecto del Tren Maya. “Quien no tenga esta manifestación y realice este tipo de obras está fuera de la ley”, dice en entrevista con Newsweek en Español.
Según explica Urbina, la Península de Yucatán es atravesada por una línea transversal que se llama la Falla de Holbox. Cuando en la selva cae lluvia, el agua se filtra al suelo kárstico —que es como un hueso viejo, poroso y fácil de romper— y llega a los ríos subterráneos. Y cuando estos ríos corren se generan colapsos de los que se forman más ríos.
AFECTACIONES AL ECOSISTEMA
“Este proceso toma miles y millones de años en formarse. La red de ríos va de la Falla de Holbox hacia la costa de la Riviera Maya y se acumula justo en la línea sobre la que quieren poner el tren. Justo después de esa franja los ríos están pegados a la superficie y se abren.
“Ese suelo es un poco más resistente y ahí es donde está construida la carretera, en la que de todas formas hay colapsos”, agrega Urbina, y recuerda el colapso de la carretera a la altura de Xpu Ha en 2020.
El agua de esos ríos subterráneos llega al manglar y del manglar, al arrecife. “Esta agua es limpia, pura y cristalina como jamás has visto en tu vida”, describe el buzo. Y asegura que es la responsable del color turquesa tan característico de esas aguas y de que la arena sea blanca, insignia de las playas paradisiacas.
Urbina cuenta que “cuando buceas ahí y volteas a ver al buzo que está al lado tuyo, crees que está flotando en el aire. Para tu cerebro es más fácil entender que está flotando en el aire a que está debajo del agua. Después de los 12 metros de profundidad llegas a una parte en donde hay agua salada y no se mezcla con la dulce. Entonces se hace una línea perfecta en la que puedes sumergirte y sientes, ahora sí, que estás debajo del agua.
“Cuando subes, tu cerebro cree que está saliendo del agua, pero en realidad estás sumergiéndote en agua dulce. Es muy extraño. Este sello de agua salada y dulce hace que todos los fósiles que están ahí, como fueron inundados muy suavemente, estén sellados. Te puedes encontrar con huesos humanos de más de 13,500 años”.
RÍOS DEBAJO DE LA PLAYA
Quienes han caminado descalzos por las playas de la Riviera Maya seguramente han llegado a sentir bajo sus pies unas corrientes de agua fría, indica. “Esos son los ríos que pasan debajo de la playa hacia el mar. Hay lugares en donde el borbotón es tal que puedes tomar agua dulce dentro del mar”, explica Urbina.
Además de desembocar en el mar, esos ríos subterráneos tienen como destino el manglar. “Hay un montón de especies de peces que se reproducen ahí: desde tiburones y barracudas hasta cangrejos. Y también eso está en riesgo”.
Según Raúl Padilla, fundador de Jaguar Wildlife Center, Quintana Roo es el estado más joven de México, ya que durante mucho tiempo no estuvo habitado. “Eso dio pie a que todo un mosaico de ecosistemas se fusionara y que las cadenas tróficas funcionaran perfectamente bien. Así, la selva de Quintana Roo es una fábrica de agua; de hecho, es uno de los reservorios más importantes de agua en América”.
El experto ha pasado muchos años monitoreando la fauna silvestre de la zona. Explica que “los ecosistemas son demasiado frágiles por la conectividad que tienen. Los cenotes a veces son solamente la entrada a un sistema de cuevas subacuáticas o semiinundadas y, en muchos casos, las cuevas ‘secas’ tienen algo de agua y son reservorios importantes de líquido para la fauna durante los meses de sequía”.
Además, estos sistemas kársticos tienen ejemplos importantísimos de adaptaciones al ecosistema. Asimismo, resguardan animales que están protegidos por la Norma Oficial Mexicana NOM-059-Semarnat-2010.
¿Y EL EFECTO BARRERA?
Raúl Padilla añade que “en el acuífero tenemos un par de peces ciegos importantísimos, como la dama blanca y la anguila ciega. Están en peligro de extinción dentro de la NOM-059 y desde ese eslabón tan pequeño en la cadena trófica llegas hasta el jaguar. Anfibios, reptiles, aves y peces, todos los grupos de vertebrados se están viendo amenazados por la aceleración de la urbanización que viene de pie con el tren”.
Se le conoce como corredor biológico a la cobertura vegetal que no ha sido impactada por el hombre. En esos corredores los animales pueden desplazarse para buscar agua en época de sequía. Y, en el caso del jaguar, otras poblaciones de esta especie que le otorguen variabilidad genética.
La infraestructura lineal —carreteras, trenes, caminos de torres de energía eléctrica— provoca el conocido “efecto barrera” en la fauna silvestre. Su principal causa es interrumpir el corredor biológico e impedir el flujo genético de las distintas poblaciones de animales en el ecosistema.
“Cuando el corredor se fragmenta y empiezan a encerrar a la fauna en islas de conservación entra la endogamia, que es cuando los individuos se mezclan genéticamente con su propia familia. Entonces surgen malformaciones y se termina en una extinción regional de las distintas especies de la zona”, explica Padilla.
La fragilidad del suelo en esta región la hace incompatible para un proyecto como el Tren Maya, señala el Dr. Rodrigo Medellín, quien recuerda otras afectaciones por proyectos pasados como el socavón o hundimiento en la carretera federal de Tulum, en 2020.
“Ese socavón abrió una caverna que llevaba aislada 5 millones de años con toda la biodiversidad ahí adentro. Este es solo un ejemplo de algo que sucedió con un camión. Imaginemos entonces ahora lo que podría suceder con un tren”, sentencia el experto.
EL TREN MAYA ¿Y EL MEDIOAMBIENTE?
El académico de la UNAM hace hincapié en comprender el grado de correlación entre el suelo, los flujos de agua subterránea y la fauna y flora. También recalca no olvidar la dependencia del ser humano de las condiciones ambientales de la región: “Mucho del acuífero está conectado y toda la vida humana (agricultura, biodiversidad) depende de que ese acuífero se mantenga en buen estado, puro y limpio”.
Campeche, Yucatán y Quintana Roo pertenecen a la Zona de Prioridad para la Conservación del Jaguar. Solamente después del Amazonas, este territorio —compartido con Belice, Guatemala y el sur de México— es el segundo más importante del continente.
En los ejes que contemplan la construcción del Tren Maya, cifras del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) señalan que se tienen contemplados 1,460 kilómetros de vías de tren, 18 estaciones y 12 paraderos. La máquina pasará por Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo y en la mayoría de su ruta utilizará vías férreas existentes, derechos de vía de líneas de transmisión eléctrica y carreteras federales.
Si bien es posible distinguir el énfasis que la administración de AMLO pone en el crecimiento económico y turístico propuesto en el proyecto, no sucede lo mismo con el cuidado y la protección del ambiente, la flora y la fauna.
Entre los “beneficios ambientales”, según señala el documento citado, la administración señala que, para disminuir el impacto ambiental, la ruta del Tren Maya correrá por derechos de vía del tren existente, carreteras y líneas de transmisión de energía.
Las actividades de protección, restauración y reforestación de selvas, así como la conservación de suelos y agua, será una de las acciones más importantes del proyecto. Además, de acuerdo con dicho documento, se construirán pasos para los animales y se rehabilitarán los corredores biológicos identificados.
¿HABRÁ ALGÚN BENEFICIO?
Con esta inversión, según se argumenta, se atienden rezagos ambientales provocados por actividades económicas y obras de infraestructura mal planificadas. También se espera que el proyecto reduzca la tala ilegal a partir de nuevas oportunidades productivas.
Sin embargo, el 21 de enero pasado ambientalistas denunciaron la tala de árboles por el nuevo trazo del Tren Maya. Enseguida Fonatur presentó un comunicado: “En el camellón de la carretera federal 307 Cancún-Tulum no hubo tala, sino rescate y trasplante de árboles, los cuales fueron reubicados a espacios públicos como avenidas y parques de Playa del Carmen, Puerto Morelos y Cancún”.
Una de las principales preocupaciones de quienes se oponen a la construcción de este tramo del tren es el inminente desarrollo de ciudades aledañas. “Los desarrolladores tienen la misión en la vida de hacer dinero, y está bien si esa es su misión. Pero existe un organismo que protege a los mexicanos para que ellos hagan dinero sin destrozar nuestro hogar”, dice Urbina.
Raúl Padilla, en tanto, asegura no estar en contra del presidente ni del proyecto del Tren Maya: “Pero se está haciendo muy mal y parece que no hay seriedad. El hecho de mover el trazo cuatro veces nos habla de que no tienen rumbo.
“Este tramo del tren va a fragmentar el hábitat y va a causar muchísimo daño porque se asocia con ordenamiento territorial y con ciudades en desarrollo que van a causar deforestación”, agrega el experto.
“Además habrá un daño muy importante al manto freático porque las aguas residuales de todas estas ciudades en crecimiento van a terminar allí abajo, y por esta conectividad van a permear todo hasta llegar al Caribe, en donde ya tenemos un problema muy grave de sargazo”.
SIN CUEVAS NO HAY REGENERACIÓN DE LA SELVA
Esta no sería la primera vez que la idea de progreso como sinónimo de desarrollo urbano afecta las condiciones naturales del ecosistema de la Península de Yucatán. “Un ejemplo es Cancún. Empezaron a construir hoteles y a recibir mucho turismo, y alguien dijo: ‘Vamos a replicar Miami aquí’. Así empezaron a construir edificios altísimos y al poco tiempo se quedaron sin arena. No puedes esperar que las condiciones climáticas que crearon el paraíso no tengan consecuencias si las modificas”, explica el buzo.
Y agrega que para estas enormes construcciones se eliminó gran parte del manglar. Ello, sumado a la altura de los edificios, afecta la velocidad del viento, lo que hace que desaparezca la arena. “La solución a este problema fue sacar arena del fondo del mar y ponerla en las playas para que Cancún siga siendo bonito. Pero ahora esa arena también se está yendo”.
A su vez, Padilla asegura que “el trazo del tren ya está causando afectaciones en los corredores biológicos. Pero lo más grave va a venir cuando crezcan las ciudades asociadas con las estaciones y cuando el tren entre en funcionamiento”.
Dentro de los sistemas de cuevas que podrían verse afectadas existe una fauna muy peculiar: los murciélagos. El Dr. Rodrigo Medellín, reconocido experto en esta especie, hace énfasis en la importancia de estos seres vivos en la región.
La región de Yucatán y Quintana Roo alberga entre 10 millones y 15 millones de ejemplares de murciélagos, de acuerdo con el ecólogo de la UNAM. Estos son fundamentales para el equilibrio ecológico, pues se alimentan de insectos y llegan a consumir entre 100 toneladas y 150 toneladas de insectos por noche.
PASOS DE FAUNA Y RESERVAS
“¿Qué sucedería si de la noche a la mañana perdemos a todos estos murciélagos? Automáticamente los insectos no tendrían ese control poblacional y la agricultura se podría ver sumamente afectada, pues perderíamos el control de las plagas”, comenta el experto. Además, puntualiza la posible propagación de enfermedades tanto para humanos como para la fauna en la región.
La función de esta especie también beneficia a la regeneración de la selva. Medellín, conocido como el “Batman mexicano”, puntualiza: “Otro de los beneficios de los murciélagos es la dispersión de semillas. En muchos casos son ellos los que inician la regeneración de las selvas al dispersar miles y miles de semillas cada noche”.
En el apartado “Pasos de fauna” del sitio web dedicado al proyecto del Tren Maya se muestran renders de pasos de fauna muy grandes y con vegetación asociada con el ecosistema. Están diseñados para trazarse por encima del tren con el propósito de no fragmentar el ecosistema y de que los animales del corredor biológico puedan prosperar.
De acuerdo con Raúl Padilla, fundador del Jaguar Wildlife Center, esos pasos de fauna propuestos por Fonatur “son un engaño: lo que están haciendo son alcantarillas. De cualquier forma, los pasos de fauna no solucionan nada y la afectación va a ser inminente para todos los vertebrados”.
Otro de los proyectos que propone el proyecto del Tren Maya para restar afectaciones ambientales es la creación de reservas, especialmente para el jaguar. Pero, explica Padilla, “el jaguar necesita grandes extensiones territoriales y no cercos que no le permitan salir. Para su viabilidad genética tiene que encontrar corredores biológicos para hallar otras poblaciones. Esa reserva es más bien un zoológico”.
ESPECIES AISLADAS Y MARGINADAS
El Dr. Rodrigo Medellín agrega por su parte que, de los aproximadamente 4,800 jaguares que hay en México, más de 2,500 están en la región por donde pretende pasar el Tren Maya.
“Cuando se quiebra la selva, los jaguares no saben a dónde ir, por eso necesitan de esos pasos de fauna. Así como los jaguares, están los tapires y los jabalíes de labio blanco, de los cuales la Península tiene tres de sus últimas poblaciones del país. Tepezcuintles, águilas, gavilanes y muchas otras especies que están viendo su bosque fragmentado simplemente se van a quedar aisladas”.
Rodrigo Medellín, quien además es ecólogo, subraya que la restauración ecológica implica sanar un espacio dañado y es mucho más costoso que protegerlo. Esto requiere de una serie de pasos que deben ser realizados por expertos y saberes de las comunidades. “Primero se tienen que hacer estudios de los suelos. Segundo, estudios de la vegetación. Tercero, estudios de sucesión de cómo la vegetación va cambiando a lo largo del tiempo para identificar algunas de las especies que promueven la restauración ecológica”.
El experto enfatiza en la importancia de colaborar desde los conocimientos locales y ancestrales. “La cultura maya desde hace 500 años ya sabía perfectamente cómo restaurar una zona degradada. Por ello, en los bosques de toda la Península tenemos densidades muy elevadas de cedro, caoba, chicozapote y otras especies de árboles que fueron muy utilizadas por los mayas y que son compatibles con ese tipo de procesos de restauración. Es cuestión de que tengamos la información adecuada a mano y de que tengamos la voluntad de hacer las cosas bien”.
SALVAR UNA FÁBRICA DE AGUA
Para Raúl Padilla, el proyecto del Tren Maya no es viable sobre la selva de Quintana Roo. “No sobre el acuífero más importante que tiene el continente. México tiene una gran oportunidad todavía de salvar una zona de prioridad para la conservación y una fábrica de agua, que es la selva de Quintana Roo.
Por otro lado, el Dr. Rodrigo Medellín le pide al presidente AMLO: “Me gustaría que se privilegiara el diálogo, eso que el presidente siempre ha dicho que es lo que va a regir su mandato. Yo sigo esperándolo porque en realidad no hay apertura para dialogar”.
El académico del Instituto de Ecología de la UNAM ve con buenos ojos el detenimiento del Tramo 5 del Tren Maya. Sin embargo, puntualiza su preocupación por los tramos 6 y 7. “Estos pasan por la matriz más importante de bosque tropical húmedo que queda en México. Ese espacio de bosque del sur de la Península de Yucatán hasta la Selva Lacandona y hasta el Petén Guatemalteco representa la extensión más importante de bosque tropical húmedo amazónico del norte de Panamá. Por eso necesitamos protegerlo, cuidarlo y defenderlo de todo”, remarca el experto.
“Estamos tan seguros de lo que estamos diciendo que puedo afirmar que ese tramo del tren no se va a hacer. Por eso yo no estoy tratando de evitar que se construya; estoy tratando de evitar que se intente construir porque en ese proceso se van a llevar un montón de árboles, cenotes y cavernas. Y cuando esté destruido todo van a hacer un fraccionamiento, pero nunca va a existir ese tramo del tren”, concluye el buzo Pepe Urbina. N
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Al cierre de esta edición, un tribunal federal de Mérida, Yucatán, confirmó la suspensión que impide que el Tramo 5 del Tren Maya, de Playa del Carmen a Tulum, pueda continuar obras debido a que no existe manifestación de impacto ambiental.