Tras ser destacados en Cuba, 18 diplomáticos canadienses demandan a su gobierno, alegando que se siguen detectando nuevos casos derivados del ‘Síndrome de la Habana‘, que provoca dolores de cabeza, alteraciones de la vista y náuseas.
Oficialmente, las autoridades de Ottawa reconocen 14 casos, el último de ellos reportado en diciembre de 2018, pero en total rondan una treintena, según los demandantes.
Paul Miller, abogado de Toronto, representa a los diplomáticos que reclaman al menos 28 millones de dólares por daños y perjuicios. “Continuamos recibiendo llamadas. Tenemos casos recientes, de 2021”, indica.
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Una fuente cercana al asunto mencionó dos casos este año, que provocaron salidas precipitadas de diplomáticos, informó AFP.
Aun sin explicación, estos “incidentes de salud”, como suelen calificarlos los gobiernos de Estados Unidos y Canadá, aparecieron por primera vez en Cuba en 2016.
Diplomáticos de ambos países, algunos que dicen haber escuchado sonidos muy agudos, comenzaron a quejarse de migrañas, vértigo o náuseas. Incluso se ha diagnosticado daño cerebral.
Desde entonces, otros casos se registraron en China, Alemania, Australia, Rusia, Austria e incluso en Washington, pero los medios de comunicación acuñaron el término “síndrome de La Habana”.
“Una diplomática canadiense, que vivió cuatro años en la isla, recuerda haberse despertado una mañana con una fuerte sensación de vértigo y hemorragias nasales importantes”, publicó AFP. “No había tenido una hemorragia nasal desde que era una niña”, añade bajo condición de anonimato.
Después “tuve síntomas mucho más fuertes” y “me di cuenta de que no podía seguir trabajando”, anotó.
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Otra representante dijo haber “comenzado a sentir vibraciones extrañas en sus oídos cada noche, alrededor de la misma hora”, semanas después de su arribo. Evacuada por orden médica, ahora tiene que usar lentes. Precisa que “jamás había tenido ningún problema en la vista” con anterioridad.
Los científicos estadounidenses apuntan a que podría ser causado por “radiación de microondas dirigida”.
En 2017, el entonces presidente Donald Trump, acusó a Cuba de “perpetrar ataques no especificados” que causaron estos síntomas. En 2018, varios diplomáticos estadounidenses en China informaron de problemas similares a los declarados en Cuba, a las quejas se sumaron las de los agentes encubiertos de la CIA que operaban en otros países.
Un comité de expertos de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de Estados Unidos concluyó en diciembre de 2020 que la energía de microondas (específicamente, energía de RF pulsada dirigida) “parece haber sido el mecanismo más plausible para explicar estos casos que el comité consideró” pero que “toda causa posible queda dentro de un contexto especulativo”.
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Ottawa nunca rompió sus vínculos con La Habana, ni siquiera después de la revolución de Fidel Castro en 1959, y ha sido históricamente el principal proveedor de turistas al país caribeño.
“El embajador (canadiense) solía decir todo el tiempo ‘no hay razón para creer que los canadienses alguna vez se verían afectados’. La sugerencia fue que los estadounidenses sí, pero no los canadienses”, cuenta una diplomática.
“Nuestra mayor queja es que no nos ofrecieron ningún tipo de ayuda”, precisa al expresar su preocupación por el hecho de que la embajada quiera completar de nuevo al personal, tras reducirlo a la mitad a principios de 2019.
El gobierno canadiense “priorizó la relación con Cuba sobre su propia gente”, lamenta otra representante. Recuerda que recibió entonces la orden de no hablar con nadie de sus problemas de salud, ni siquiera con su médico personal. N