EL COMITÉ de las Naciones Unidas contra la Desaparición Forzada visitará México del 15 al 26 de noviembre, en un momento donde se han contabilizado al menos 94,000 personas.
El comité se reunirá con las autoridades federales y de 12 estados. Además, mantendrán encuentros con familiares de víctimas, representantes de la sociedad civil, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y organizaciones internacionales, entre otros. Asistirán a exhumaciones realizadas por las autoridades y grupos de víctimas y visitarán cárceles y centros de detención, para examinar sus sistemas de registro.
“El Comité acoge con especial satisfacción la disposición de México a recibir esta visita, que habíamos solicitado desde 2013”, dijo Carmen Rosa Villa, jefa de la delegación.
El 30 de agosto de 2021, el Gobierno de México aceptó la visita del Comité contra la Desaparición Forzada solicitada desde el 2013.
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“Durante este periodo, los miembros de la delegación se van a entrevistar con las autoridades del Estado parte a cargo del tema, así como con víctimas, organizaciones de la sociedad civil, colectivos y otros actores relevantes.
“Con el fin de cubrir el máximo de lugares, instituciones y actores en el tiempo limitado de la visita, la Delegación se dividirá en equipos”, indica el Comité en un comunicado.
Los encuentros se van a organizar en la Ciudad de México y en otras entidades del país a fin de ponerse en contacto directamente con las familias de los desaparecidos.
El Comité de la ONU contra la Desaparición Forzada está integrado por diez expertos independientes y supervisa el cumplimiento de la Convención Internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas.
La Convención Internacional para la Protección de todas la Personas contra las Desapariciones Forzadas en materia de derechos humanos define la Desaparición forzada como el arresto, la detención, el secuestro o cualquier otra forma de privación de libertad.
Amnistía Internacional explica que “la desaparición forzada se usa a menudo como una estrategia para sembrar el terror en la sociedad. La sensación de inseguridad y miedo que genera no se limita a los familiares cercanos de las personas desaparecidas, sino que afecta también a las comunidades y a la sociedad en su conjunto”. N
