EL USO de internet es indispensable en nuestros días, pues es un espacio de trabajo y ocio para gran parte del planeta. Sin embargo, pocas veces somos conscientes de que su uso también trae costos medioambientales. La huella de carbono digital es la cantidad de CO2 que genera el uso de la tecnología.
Desde 2009, Greenpeace se ha dedicado a evaluar a las más grandes compañías de internet sobre sus políticas de transparencia de energía, compromiso con las energías renovables, mitigación de la energía utilizada, así como su incidencia política.
El informe más reciente, titulado “¿Quién está ganando la carrera para construir un internet verde?”, es el de 2017, donde la compañía Switch es la mejor evaluada al usar en un 100 por ciento energías renovables, seguida por Apple con el 83 por ciento, Facebook con 67 por ciento y Google con 56 por ciento.
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Sin embargo, el informe de 2017 ya dejaba ver una tendencia de aumento en la demanda de datos por la subida de archivos a la nube y las plataformas de streaming.
En América Latina ha aumentado un 70 por ciento promedio la contratación de plataformas de streaming. En México, particularmente, hubo un aumento de 87 por ciento en el año 2020. Todo esto coincide con la pandemia y los expertos apuntan a que se mantendrá al alza.
“No hay que buscar un único culpable; el volumen de datos que se maneja en la sociedad actual es inmenso”, admiten Xavier Vilajosana y Borja Martínez, investigadores del centro Internet Interdisciplinary Institute, de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Primero fue el comercio digital y, ahora, el “boom de las plataformas de streaming”, enumeran.
Además, advierten que este consumo de energía a través de la tecnología seguirá creciendo: “La digitalización irá abarcando todos los sectores de la sociedad”.
A esto se suma la gran presión de almacenamiento de datos con la virtualidad obligada por el covid-19, pues muchas de las empresas migraron totalmente a lo digital e incluso tomarán este modelo ya de forma permanente, lo cual supone una gran presión por el almacenamiento de datos.
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La construcción y el mantenimiento de los enormes centros de datos donde se procesan todas nuestras transacciones digitales son las razones de este gasto de energía muy elevado. “A escala global se estima que consumen la misma electricidad que un país de tamaño medio como España”, mencionan los investigadores citando el estudio “Recalibrating Global Data Center Energy-Use Estimates”, de Eric Masanet, de la Universidad de Northwestern.
Las redes sociales no se quedan atrás, pues también contribuyen a la huella de carbono digital. De acuerdo con Greenspector, el uso de estas produce 60 kg de CO2 por persona al año. Las redes sociales que más producen son TikTok, Reddit y Pinterest. Las redes sociales que menos contaminan son Youtube, Twitch y Twitter.
A gran escala, especialistas coinciden en que es fundamental exigir a las empresas digitales que se comprometan en un 100 por ciento a migrar a energías renovables, así como entregar informes de transparencia sobre el uso de energía y cuánto CO2produce el tipo de contenidos que venden.
Por otro lado, es importante informarnos sobre qué tipo de contenido produce más o menos CO2, por ejemplo, una videollamada de Zoom comprime al máximo la información para optimizar la fluidez de las conversaciones, mientras que una película en HBO multiplica el volumen de datos para que pueda verse en alta definición.
De manera individual, como usuarios, se recomienda buscar información sobre las evaluaciones de las plataformas que usamos, como en documentos de Greenpeace o Greenspector, y así privilegiar el uso de plataformas que sean más limpias.
Lo más importantes es aprender a usar estratégicamente las plataformas digitales, es decir, ser capaces de racionalizar el consumo de contenidos en línea, lo cual no solo ayudaría al medioambiente, sino también a limitar la dependencia e incluso ansiedad que puede causar la conectividad permanente. N