LOS DIPUTADOS de Canadá adoptaron un proyecto de ley que prohíbe las “terapias de conversión” que buscan imponer la heterosexualidad en las lesbianas, gais, bisexuales y transexuales (LGBT).
Esto significa una victoria para el gobierno de Justin Trudeau, ya que el proyecto fue aprobado por una amplia mayoría de 263 votos contra 63. Más de la mitad de los diputados del Partido Conservador, principal fuerza opositora, votaron contra el texto.
El proyecto, una de las grandes promesas del Partido Liberal de Justin Trudeau en la campaña de 2019, establece penas de hasta cinco años de prisión para quien someta a esa “terapia” a un menor o adulto que no la consienta o a quien haga publicidad de ella.
Una investigación oficial publicada el año pasado señaló que “47.000 hombres canadienses pertenecientes a una minoría sexual habían sido sometidos a alguna terapia de conversión”.
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Esa práctica, a menudo llamada terapia reparadora, es considerada seudocientífica, ineficaz y peligrosa por los expertos.
El texto define la “terapia de conversión” como “todo servicio, práctica o tratamiento concebido para transformar la orientación sexual de una persona a fin de tornarla heterosexual, restablecer la identidad de género a la que corresponde al sexo atribuido en el nacimiento o reprimir o reducir la atracción sexual o los comportamientos sexuales no heterosexuales”.
Por ahora el proyecto de ley pasará al Senado quien decidirá finalmente si se convierte o no en una ley.
De resultar adoptado, el texto “hará que Canadá tenga las leyes penales más progresistas y exhaustivas del mundo en materia de terapia de conversión”, dijo en Twitter el ministro de Justicia, David Lametti.
¿QUÉ SON LAS TERAPIAS DE CONVERSIÓN?
Estos métodos son uno de los tantos Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual e Identidad de Género (ECOSIG), comúnmente empleados por “profesionales” de la salud mental, pero que impiden el libre y pleno desarrollo de la personalidad del individuo, “en su mayoría motivados y fundamentados por discursos religiosos y morales que patologizan cualquier práctica sexual que no tenga como fin la procreación, sometiendo al paciente bajo mucho estrés y orillándolo, de manera coercionada, a reprimir su personalidad.
“La mayoría de las víctimas son las y los jóvenes LGBT+ que son llevados en contra de su voluntad o como castigo por salir del clóset y no cumplir las expectativas sociales”. N
Con información de AFP