Con paso apresurado y semblante serio, a las 10:30 de la noche del domingo 6 de junio, Jorge Ramos Hernández arribó al sitio en el que un minuto después aceptó haber sido derrotado en las urnas, en su intento por gobernar por segunda ocasión el municipio de Tijuana.
Esta fue su segunda aparición pública, después de haber acudido a emitir su sufragio. De la mano de su esposa se presentó ante los medios de comunicación esperaban su declaración del resultado del proceso electoral, desde momento en el que las casillas cerraron.
Ni grupos de ciudadanos ni integrantes de las organizaciones que durante la campaña electoral le ofrecieron su apoyo incondicional lo acompañaron en el que, sin duda, fue uno de los días más aciagos de su vida.
Solo estuvieron con él los dirigentes de los partidos que lo postularon a la presidencia municipal en coalición, PAN, PRI y PRD.
“La información que tengo interna es que no nos favorece la tendencia en que se está reflejando en las actas”, dijo Ramos con un dejo de pesar en un salón vacío de seguidores, estado en el que se mantuvo durante todo el día.
Desde antes de concluir la votación, el desánimo se percibió en el equipo de campaña de Jorge Ramos, desbordándose al comenzar a el cómputo de las casillas, al grado que consideraron más interesante seguir el partido de futbol que jugó la selección mexicana contra la de Estados Unidos, que los resultados preliminares emitidos por el PREP.
A las 6:00 de la tarde dejaron el búnker del candidato ubicado en Real Inn, para trasladarse al bar situado en el mimo hotel. Nadie en el lugar sabía dar razón del arribo de Jorge Ramos, mucho menos de la tendencia de la votación.
Cuatro horas y media después, Jorge Ramos resumió en una conferencia de 15 minutos el resultado de 10 horas de votación. Sin mencionar el nombre de Monserrat Caballero, la adversaria que lo venció en las urnas, señaló que “yo competí contra el programa federal del presidente, no contra una candidata o un candidato o un partido”.
Con el restado electoral vaticinó que a Tijuana “le esperan tiempos difíciles” toda vez que, subrayó, “Morena está al frente de un estado ingobernable”.
Concluida la conferencia, con paso lento se acercó a los reporteros, saludando a cada uno de mano, después, siguiendo el mismo ritmo de su arribo, se marchó de modo apresurado de la mano de su esposa, a seguir, anotó, una vida familiar y de trabajo, como la de cualquier ciudadano.
“Me pueden encontrar en un parque con mis hijas, en un supermercado y también trabajando”, dijo.
Tras la derrota de este domingo, Jorge Ramos sostuvo que no prevé participar en una próxima contienda electoral, aunque indicó que sí continuará contribuyendo a la vida de la ciudad, lo cual “no siempre tiene que ser como candidato”, concluyó.