Si uno recorre las calles del centro de Aguascalientes puede darse una idea del compromiso ciudadano para enfrentar el virus del COVID-19. La mayoría de la gente porta su cubrebocas y son pocos los que no lo traen, especialmente los jóvenes parece que evitan su uso. Si bien son más quienes lo traen puesto, no todos lo usan de la manera correcta, a algunos no les cubre la nariz, o lo traen en el mentón, y he visto a otros que incluso se lo retiran para estornudar. Aun así, considero que la gente comprende la importancia de su uso, de lo contrario, pocos lo traerían.
Al pasar por los negocios, sin importar el giro, uno encuentra tapetes sanitizantes en las entradas, varios de ellos sin líquido para limpiar las suelas; también hay botellas dispensadoras de gel desinfectante para manos, de la que uno tiene que tomar para poder entrar. En algunos locales cuentan con un termómetro infrarrojo para medir la temperatura y si uno no supera la barrera de los 37.5 grados, puede ingresar. En el caso de los restaurantes, algunas mesas tienen señalizaciones para no ser ocupadas y respetar el aforo permitido, aunque también he visto que, de no haber más disponibles los encargados permiten utilizarlas.
Comprendo que la situación es difícil. La gente hace lo que puede para cumplir con las regulaciones, sin embargo, dado el incremento en el número de contagios desde hace 6 semanas, y con un aumento del 59% en las defunciones durante la última semana, parece que no estamos haciendo lo suficiente. Como consecuencia del incremento en el número de contagios las autoridades federales han catalogado a la entidad en una situación de rebrote. A pesar de estar en una situación crítica, me doy cuenta del nulo compromiso del gobierno por apoyar con alguna recomendación.
A diferencia de algunas ciudades, donde se han invertido en espectaculares o carteles en las paradas de camiones para recordar las recomendaciones sanitarias, aquí brillan por su ausencia. Si uno recorre el centro de la ciudad, no va a encontrar carteles que tengan el logo del gobierno, incluso las recomendaciones en los locales comerciales están hechas con cartulinas fosforescentes y plumones. Parece que estamos en canales diferentes. Por un lado, la población hace lo que puede, mientras que, por el otro, el gobierno trata con desdén por la ciudadanía, a lo que se suma la falta de coordinación con las autoridades federales.
Esto ha llevado a que un Senador que representa la entidad, del que por cierto poco habíamos escuchado hasta entonces, haya presentado un punto de acuerdo para exhortar al gobierno estatal a respetar el semáforo epidemiológico federal. Es complicado cuando se tiene un semáforo alterno al oficial porque genera confusión entre la gente, ¿en qué color nos encontramos actualmente?, ¿estamos en naranja o seguimos en rojo?, ¿cuáles son las actividades permitidas y cuál es la diferencia de actividades permitidas con el semáforo del gobierno federal?
No me extraña que el gobierno estatal esté en desacuerdo con la estrategia de la federación, porque Martín Orozco ha puesto por encima de los ciudadanos el interés político, pero si se quieren implementar nuevas medidas deben ser claras y sobre todo debe de estar acompañada de una gran difusión para que todos las entiendan. Ojalá que las autoridades superen sus diferencias y se pongan de acuerdo, especialmente porque en próximos días comienza el Buen Fin y se espera que haya más movimiento de gente en la calle y en los comercios.
Mientras tanto, nos toca no bajar la guardia, hay que ser responsables y cuidarnos entre todos porque ésta es la única manera en la que podemos cuidar a los demás. Es momento de ayudarnos y recordar que, para evitar más contagios la responsabilidad es de todos. Ya no queremos que ninguna persona se contagie y muchos menos que alguien fallezca, ya son demasiados.
Arturo Ávila Anaya, presidente IBN/B Analitycs y experto en Seguridad Nacional por Harvard (NIS).
@ArturoAvila_mx