Es momento de tomar el teléfono de nuevo, con un nudo en la garganta. Andrea* tiene un mensaje que enlutará a una familia más. Se trata de un mensaje que pareciera cada vez más común.
Detrás de la bocina se escucha el llanto y los gritos de desesperación que se aferran a aceptar la realidad, que el Covid ha cobrado una víctima más.
“Da tristeza saber que das todo, usas tu conocimiento y aun así no funciona, la persona fallece; es triste dar los informes a la familia vía telefónica, ni siquiera puedes mostrar tu empatía con su rostro, es un sentimiento horrible”, narra Andrea mientras se coloca los goggles y la mascarilla para después enfilarse al pasillo que la conduce hacia donde se encuentran los pacientes en terapia intensiva del hospital del sistema de salud estatal que funge actualmente como Centro Covid.
Aquí su testimonio:
– ¿En este momento, cuáles son sus sentimientos como personal médico que se encuentra laborando en la contingencia del Covid-19?
Estoy frustrada, muy frustrada porque la gente no toma ninguna medida y también porque sabemos que ya estamos limitados en los recursos, entonces no podemos dar una atención debida, ya estamos trabajando con lo que tenemos, es una frustración personal al saber que no tenemos todo, trabajamos con lo que tenemos y siguen llegando pacientes.
Hace falta personal, espacio, químicos, medicamentos…
– ¿De qué forma ha impactado el Covid-19 en su vida diaria?
Ha impactado completamente, de manera global, ahora mi vida gira entorno a la pandemia por mi trabajo.
– ¿Qué actividades cotidianas ha tenido que modificar?
Como en urgencias iempre estás con ese feeling de que no sabes que va a llegar, pero ante esta situación sabes que van a llegar, pero los pacientes no siempre responden.
– ¿Tiene contacto con su familia?
Como estoy en un área Covid, no visito a mi familia, no salgo al mandado, sólo lo necesario a la tienda, no veo a mis amigos, toda mi vida se modificó.
Actualmente estoy retomando comunicación con amigos porque está afectando mi salud mental, pero no los veo desde marzo, con mi familia solo he visto a mi hermana, pero no había visto a mis papás ni a mi abuela porque son mayores de 60 años.
– ¿Ha tenido estrés, agotamiento, ansiedad o depresión durante los meses de la contingencia? ¿Cómo ha sobrellevado esos episodios?
Al principio de la pandemia tenía ansiedad por desconocer cómo serían los pacientes, qué iba a pasar, pero ahora ya es agotamiento, fatiga, estrés por la insuficiencia, porque somos pocos para tantos pacientes.
– ¿Ha recurrido a atención psicológica especializada o a algún tipo de terapia?
No he tenido tiempo para ir a terapia, salgo tan cansada que prefiero tomar mi tiempo libre para aislarme del ambiente hospitalario.
Sí pienso tomar terapia, pero actualmente está saturado el horario del apoyo que brinda el hospital.
– ¿Cómo es su día a día? Platíquenos su jornada laboral.
En un día de guardia me levanto a las 6:00 a.m., entro a las 7:00 a.m., hacemos entrega de pacientes, desayunamos, vamos al baño y después ingresar al área Covid 6 horas continuas, checar a los pacientes, salimos a comer, descansamos poquito, vamos al baño y nos volvemos a meter.
– ¿Cómo se encuentra la capacidad hospitalaria donde usted labora? ¿Hay camas y personal suficientes?
Los pacientes que llegan a urgencias llegan saturando 60-45% y por eso todos van directamente a intubación.
La misma naturaleza de la enfermedad es progresiva, tal vez no se sientan tan mal pero cuando llegan ya se empiezan a sentir mal, ciertas personas por ignorancia no conocen los síntomas o no creen en el virus, piensan que es gripa o diarrea y cuando llegan es porque ya no pueden respirar.
En terapia intensiva, nos tocaba de cinco por persona, pero ahora nos toca de 10 pacientes por cada médico.
Las enfermeras no están yendo de tiempo completo, están yendo cuatro horas, les toca de dos pacientes, ellas son las que se exponen menos.
Los camilleros entran al área a las 10:00 a.m. y no salen hasta que terminan su trabajo, suelen salir como a la 1:00 p.m., los de intendencia entran 1 o 2 veces por turno, dependiendo lo que se necesite.
En terapia intensiva no hay espacio ya, ya abrieron dos áreas más, se duplicó el espacio, se abrieron 12 camas más de pura terapia y de piso se está tomando el espacio que se tiene para puro Covid, hay espacio refiriéndonos al terreno, pero no hay material ni personal, es lo que falta.
Las cifras oficiales dicen que hay 100 camas, pero para poner una cama en un pasillo no se puede, nadie lo podrá ver ni atender, falta personal.
– ¿Ha padecido el Covid-19 en algún momento, o alguna persona de su entorno más próximo (familiares, amigos…)? ¿Cómo vivió ese momento?
Varios familiares se han contagiado de Covid; el primer caso fui yo, desde que empezó la pandemia ya me había hecho la idea de que me iba a infectar por el contacto con los enfermos, pero afortunadamente tuve síntomas leves.
– Descríbanos lo primero que usted observa al llegar al hospital, ¿cómo se ven las instalaciones?, ¿descríbanos el rostro del personal médico?
Las instalaciones se ven bien, no se ve caótico, sucio ni nada así, el personal sí nos vemos cansados, cuando entramos nos hacen monitorización, nos dan gel, nos cambiamos adentro para entrar al área, tenemos regaderas, pero principalmente, estamos cansados.
Cuando un paciente ha muerto, en lo personal, hemos tenido pacientes que han estado más de 40 días, que el daño pulmonar es tan grande, que sabemos que es mejor eso, pero en otros casos, me tocó un paciente muy joven, no respondía al tratamiento, da tristeza saber que das todo, usas tu conocimiento y aun así no funciona, fallece, eso da tristeza, porque tú das todo tu esfuerzo y fallece; es triste además dar los informes a la familia vía telefónica, ni siquiera poder mostrar tu empatía con tu rostro, es horrible.
– ¿Qué mensaje envía a las personas que en este momento han dejado de acatar las medidas sanitarias?
Me parece una burla de la gente que ya no se cuida hacia nuestro trabajo, día a día vemos el virus, no es de si creen o no en la enfermedad, la ignorancia es la otra pandemia que estamos viendo, esperamos que no se contagien, porque al contagiarse, si es grave, con el sobrecupo y falta de medicamentos el tratamiento no será el ideal.
Hace falta mucha empatía como sociedad, como somos estigmatizantes con los pacientes con Covid y el personal de salud, muchos pacientes prefieren no decir los síntomas por el miedo a la discriminación.
Seamos empáticos, no discriminemos ante esta enfermedad.
* Nombre asignado para preservar la identidad y privacidad de la entrevistada.