Un convento de Livonia, Michigan, Estado Unidos, reportó la muerte de 13 monjas de su congregación por la enfermedad COVID-19, de las cuales 12 ocurrieron solo en un mes.
Desde el pasado 10 de abril, cuando se celebró el Viernes Santo, hasta el 10 de mayo, 12 hermanas de la Congregación de las Hermanas de San Félix de Cantalice, o Hermanas Felicianas, murieron de COVID-19, otra monja que también contrajo el virus sobrevivió a la enfermedad, pero murió el 27 de junio por secuelas, reportó el Global Sisters Report, un medio independiente de noticias e información sobre las hermanas católicas.
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Las monjas, que tenían entre 69 y 99 años, ejercieron durante su vida como profesoras, una era bibliotecaria, una directora fue de educación religiosa, una secretaria en la Secretaría de Estado del Vaticano, otra fue autora de un libro de 586 páginas de la congregación. Otra monja fue organista, otra hermana ganó un concurso y escribió un comercial para Sopa Campbell’s y otra más fue enfermera.
Además de las 13 fallecidas, otras 17 hermanas también tuvieron el virus, pero lograron superar la enfermedad.
Antes de la pandemia en la congregación había 65 religiosas, que vivían, rezaban y trabajaban juntas, reportó el medio que además señaló que la muerte de las 13 Hermanas Felicianas puede ser “la peor pérdida de vidas para una comunidad de mujeres religiosas desde la pandemia de gripe de 1918”.
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El Global Sisters Report informó que en todo el mundo al menos 61 hermanas han muerto por la pandemia, incluidas 10 Hermanas Combonianas en el norte de Italia, siete Hermanas de Sainte-Croix en Montreal, siete hermanas Ursulinas en las afueras de Montreal, seis Hermanas de Santa Ana en Quebec y seis Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad en el norte Italia.