Las pandemias como el coronavirus son el resultado de la destrucción de la naturaleza por parte de la humanidad, pero el mundo ha ignorado esta cruda realidad durante décadas, aseguraron los líderes de la ONU, la OMS y WWF International.
“El comercio ilegal e insostenible de vida silvestre, así como la devastación de los bosques y otros lugares silvestres siguen siendo las fuerzas impulsoras detrás del creciente número de enfermedades que saltan de la vida silvestre a los humanos”, dijeron los líderes a The Guardian.
Por ello, los organismos internacionales piden una recuperación verde y saludable tras la pandemia de COVID-19, en particular mediante la reforma de la agricultura destructiva y las dietas insostenibles.
Un informe de World Wildlife Fund (WWF) advierte que el riesgo de que surja una nueva enfermedad [de la vida silvestre para humanos] en el futuro es mayor que nunca, con el potencial de causar estragos en la salud, las economías y la seguridad global.
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El jefe de WWF en el Reino Unido dijo que los acuerdos comerciales posteriores al brexit que no protegen la naturaleza dejarían a Gran Bretaña “cómplice de aumentar el riesgo de la próxima pandemia”.
Las cifras de alto nivel han emitido una serie de advertencias desde marzo, y los principales expertos mundiales en biodiversidad dicen que es probable que en el futuro aparezcan aún más brotes de enfermedades mortales a menos de que la destrucción desenfrenada del mundo natural se detenga rápidamente.
A principios de junio, el jefe de medioambiente de la ONU y un destacado economista dijeron que el COVID-19 era una “señal SOS para la empresa humana” y que el pensamiento económico actual no reconocía que la riqueza humana depende de la salud de la naturaleza, informó el mismo medio.
“Hemos visto surgir muchas enfermedades a lo largo de los años, como el zika, el sida, el sars y el ébola, y todas se originaron en poblaciones animales en condiciones de severas presiones ambientales”, coincidieron Elizabeth Maruma Mrema, directora de la convención de la ONU sobre diversidad biológica, Maria Neira, directora de la Organización Mundial de la Salud para el medioambiente y la salud, y Marco Lambertini, jefe de WWF International, en el artículo de The Guardian.
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Ponemos en peligro nuestra propia salud
Con el coronavirus, “estos brotes son manifestaciones de nuestra relación peligrosamente desequilibrada con la naturaleza”, dijeron. “Todos ilustran que nuestro propio comportamiento destructivo hacia la naturaleza está poniendo en peligro nuestra propia salud, una cruda realidad que hemos estado ignorando colectivamente durante décadas.
“Preocupantemente, mientras el COVID-19 nos ha dado otra razón para proteger y preservar la naturaleza, hemos visto lo contrario. Desde el Gran Mekong, hasta el Amazonas y Madagascar, han surgido informes alarmantes sobre el aumento de la caza furtiva, la tala ilegal y los incendios forestales, mientras que muchos países están incurriendo en apresuradas reducciones ambientales y recortes en los fondos para la conservación. Todo esto llega en el momento en que más lo necesitamos”.
Además, indicaron que se debe adoptar una recuperación justa, saludable y ecológica y comenzar una transformación más amplia hacia un modelo que valore la naturaleza como la base de una sociedad saludable.
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“No hacerlo, y en su lugar intentar ahorrar dinero descuidando la protección del medioambiente, los sistemas de salud y las redes de seguridad social, ya ha demostrado ser una economía falsa. La factura se pagará muchas veces”, puntualizaron.
El informe advierte que los factores clave para que las enfermedades se muevan de los animales salvajes a los humanos son la destrucción de la naturaleza, la intensificación de la producción agrícola y ganadera, así como el comercio y el consumo de vida silvestre de alto riesgo.
E instaron a los gobiernos a introducir y hacer cumplir leyes para eliminar la destrucción de la naturaleza de las cadenas de suministro de bienes y del público para hacer que sus dietas sean más sostenibles.
En el documento también se explicó que entre el 60 y 70 por ciento de las nuevas enfermedades que han surgido en humanos desde 1990 provienen de la vida silvestre.
Durante el mismo periodo, se han talado 178 millones de hectáreas de bosque, lo que equivale a más de siete veces el área del Reino Unido.