Alemania dio un paso adelante este miércoles en su plan de desconfinamiento, con la reapertura de todos los comercios y escuelas y la vuelta del fútbol profesional en mayo.
“Los últimos datos” sobre la evolución de la pandemia del nuevo coronavirus “son muy satisfactorios”, dijo la canciller al término de una reunión con los dirigentes regionales del país.
“Por tanto, hemos llegado a un punto en que podemos decir que hemos logrado el objetivo de ralentizar la propagación del virus”, anunció Merkel en una conferencia de prensa.
Alemania prevé levantar la práctica totalidad de las restricciones impuestas a mediados de marzo para frenar el contagio de COVID-19, con la excepción notable del cierre de las fronteras y la prohibición de las grandes manifestaciones deportivas o culturales con público.
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Luz verde para la Bundesliga
En el campo deportivo, el campeonato de fútbol va a reanudarse a mediados de mayo, aunque los encuentros se disputarán sin público, lo que permitirá a los clubes recibir 300 millones de euros de derechos de televisión.
La reanudación de la liga de fútbol estará precedida, no obstante, de una semana de cuarentena en un campo de entrenamiento, según el protocolo definido por la federación.
Asimismo, el acuerdo prevé la reapertura a partir de la próxima semana de todos los comercios, incluidos aquellos con superficies superiores a los 800 m2, que hasta ahora permanecían cerrados, y de todos los colegios.
Esto afecta a las escuelas de enseñanza primaria y a las guarderías, que todavía no se habían visto beneficiadas por las medidas de desconfinamiento iniciadas el 20 de abril.
No obstante, estos centros tendrán que adoptar medidas de prevención.
La restauración y la hostelería también podrán abrir a partir de la semana próxima dependiendo de las regiones.
“Tenemos que ser conscientes de que estamos todavía al inicio de la pandemia y que todavía tenemos un largo camino que recorrer para luchar contra el virus”, advirtió Merkel.
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Ante el riesgo de una segunda oleada de contagios, que los infectólogos consideran “posible”, Alemania va a preparar un dispositivo de reconfinamiento, que se haría de forma muy localizada, por ciudad o incluso por establecimiento si se trata de una residencia de ancianos o de un edificio de viviendas.
Las medidas locales de confinamiento se activarán si el contagio supera los 50 casos por 100,000 habitantes en un período de siete días en una determinada zona.
No obstante, hasta el 5 de junio seguirá en vigor la obligación de respetar la distancia física de al menos 1,5 metros.
Alemania espera contar también con la ayuda de una aplicación de rastreo que permitirá alertar a los usuarios que hayan decidido participar -pues no es obligatoria-, que hayan estado en contacto con una persona infectada. Los datos se almacenarán en los teléfonos de los usuarios y se conservarán durante tres semanas.
Gobierno y regiones también han decidido que el código fuente de la aplicación se hará público para tranquilizar a los críticos.
Presión de la población
Esta normalización acelerada en Alemania es también el resultado de las presiones crecientes de la población, del sector económico y de las regiones a Angela Merkel, quien durante varias semanas trató de frenar la apertura por el riesgo a un rebrote de la epidemia.
Después de haber sido elogiada por la gestión de la crisis sanitaria, que se ha saldado con una mortalidad mucho más baja que la de otros países europeos, la canciller estaba siendo fuertemente presionada desde finales de abril para iniciar el desconfinamiento.
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Incluso ha sido acusada, por su prudencia, de asfixiar inútilmente la economía y de invadir las libertades individuales.
“Cada semana de cierre le cuesta a la economía alemana” centenas de millones de euros, advirtió el patrón de la federación industrial BDI, Dieter Kempf.
Las manifestaciones empezaron a propagarse por el país.