La cirugía plástica se convirtió en el negocio de médicos que operan sin ser especialistas. Se les llama usurpadores y en Tijuana son un caso cada vez más común.
Cada año llegan miles de personas a Tijuana, capital del turismo médico en México, a practicarse cirugías plásticas.
Algunas quieren aumentar el tamaño de sus pechos, otras estilizar la figura o afinar sus facciones.
Pero en los últimos seis años, se ha registrado un incremento de usurpadores o médicos que operan sin tener una especialidad.
Esto afecta la salud de los pacientes y también daña la credibilidad de los profesionistas en el sector médico.
En 2019, Cindy Escárcega de 32 años solicitó una lipectomía para conseguir un abdomen plano, firme y pequeño. También una mastopexia con implantes, que es el procedimiento para el levantamiento de senos.
Pagó cerca de 9 mil dólares, o 215 mil 861 pesos al tipo de cambio actual, pero éstas dejaron su cuerpo desproporcionado y con cicatrices.
“Tengo el mismo cuerpo, pero está mutilado”, dice Cindy.
Vive en California pero se convenció de operarse en Tijuana por medio de un grupo de mujeres en Facebook que tenían la misma inquietud por modificar sus cuerpos.
El grupo se llama Beauty & Secrets y en él se comparten consejos de belleza y experiencias de cirugía plástica.
Laura, una influencer de Tijuana, lo administraba y Cindy confió en ella.
Los influencers son personas que mantienen cierta popularidad e influencia sobre sus seguidores en redes sociales.
“Yo la seguía a ella y sentí que la conocía”, cuenta Cindy.
Por eso no dudó en solicitar el servicio de los médicos que Laura promovía.
En Beauty & Secrets, la influencer organizaba cundinas y ofrecía planes de pago para distintos tipos de procedimientos estéticos.
“Estaba muy accesible y cómodo. Llegué y dije, ‘no quiero un número de cundina, quiero un plan de pago’”.
Así consiguió una cita para operarse en la clínica VYO, ubicada en Playas de Tijuana.
Pero el resultado no cumplió con sus expectativas. Sus implantes de seno quedaron asimétricos y su ombligo torcido.
Además sufrió complicaciones de salud por una bacteria que adquirió en el quirófano.
Si antes no estaba contenta con su cuerpo, esto empeoró después de la cirugía. Se le diagnosticó depresión y ansiedad derivada del proceso post-quirúrgico.
Alrededor del mundo se han reportado casos como éste que ponen en duda la ética de los influencers en redes sociales.
Marcas los patrocinan y pagan miles de dólares por una mención en sus cuentas de Instagram, Facebook y Tik Tok principalmente.
Y en medio de este negocio, hay algunos que recomiendan productos y procedimientos sin verificar lo que anuncian.
“Esto me impactó como madre, esposa y amiga. Era súper extrovertida y divertida. Después ya no quería tener nada que ver con ninguna persona socialmente. Yo tenía una ilusión y jugaron con ella”, dice Cindy.
Tijuana es líder a nivel mundial en el sector de turismo médico, según Juan Pablo Cervantes, Director del Colegio de Cirujanos Plásticos, Estéticos y Reconstructivos de Baja California (CCPR).
Dice que al año esta ciudad recibe más de 2 millones personas del interior de la república mexicana y de otros países, que buscan servicios de odontología, cirugía bariátrica y cirugía plástica, como Cindy.
Esta ciudad es tan popular por su oferta médica, que artistas como Alejandra Guzmán y la fallecida Jenni Rivera, llegaron a operarse aquí.
Pero la fama de Tijuana también ha sido el negocio de charlatanes y usurpadores, según Cervantes.
Estos servicios cuestan desde cientos hasta miles de dólares, y personas sin credenciales para operar, ofrecen el servicio a bajo costo.
“Los precios aquí son muchos más baratos que en Estados Unidos, una operación de ocho mil dólares aquí, te cuesta treinta mil allá. Aquí hay médicos que operan hasta por cuatro mil dólares”, dice David Gutiérrez Inzunza, titular de la Zona Costa de la Comisión Contra Riesgos Sanitarios y de Salud.
Estos suelen ser personas que sí estudiaron medicina y luego una maestría en cirugía estética, de acuerdo a Cervantes, quien ha visto un aumento en estos casos durante los últimos seis años.
Pero dice que no están certificados para realizar procedimientos quirúrgicos.
La Ley General de Salud establece que para ejercer la cirugía plástica estética y reconstructiva, se necesita un título universitario, cédula de especialista y un certificado vigente que acredite capacidad y experiencia, emitido por el Consejo Nacional de Certificaciones en Cirugía Plástica.
En cambio, la maestría en cirugía estética no está avalada para llevar a cabo estas prácticas.
Da credenciales para dedicarse a la docencia e investigación, pero no acredita para modificar el cuerpo humano a través de procedimientos quirúrgicos.
Pueden poner botox, rellenos en los labios, hacer peelings, masajes, faciales, cuestiones cosméticas y superficiales de la piel.
“La ley dice quién sí y quién no puede ejercer la cirugía plástica, estética y reconstructiva en nuestro estado”, continúa Cervantes.
Por eso les llama usurpadores, pues aunque son médicos realizan prácticas que no les corresponden.
Y personas lo están denunciando ante la autoridad.
La Fiscalía General del Estado tiene diez denuncias por negligencia médica relacionada con procesos de cirugía plástica.
Todas en contra de médicos que operaban en VYO Cosmetic Medical Group.
En repetidas ocasiones, esta reportera buscó por teléfono a la clínica para pedir su versión, y aunque sí tomaron el mensaje, no ofrecieron respuesta para este reportaje.
El quirófano de esta clínica se encuentra suspendido por no tener las licencias adecuadas para operar, de acuerdo a Gutiérrez Inzunza, jefe regional contra riesgos sanitarios.
La Comisión Contra Riesgos Sanitarios y de Salud ha realizado un total de 30 suspensiones a clínicas que no cuentan con los permisos necesarios para operar, desde noviembre pasado a la fecha.
También se estima que en esta ciudad hay más de 300 usurpadores en el campo de la cirugía plástica de acuerdo a Cervantes, el director del Colegio de Cirujanos Plásticos, Estéticos y Reconstructivos.
A los doctores que reciben sentencia de mala praxis, se procede a la suspensión temporal o definitiva de su licencia, permiso y cédula profesional, según lo que determine un juez, pues representan un daño a la salud y al gremio.
“Lo primero que viene es una desacreditación para nuestro estado y el turismo médico. Afecta la afluencia de pacientes para cualquier área”, dice el director del Colegio.
Su consejo para las personas que desean someterse a un procedimiento estético, es que investiguen y confirmen que su cirujano plástico está certificado.
Para esto no basta con ver el documento ya que puede ser falso.
La sugerencia es verificar su legitimidad ante autoridades como el Consejo Mexicano de Cirugía plástica, estética y reconstructiva de México.
También deben revisar que el cirujano tenga experiencia en el procedimiento a realizar, que las instalaciones médicas estén equipadas y que el cirujano se comprometa a dar seguimiento post-operatorio.
A pesar de lo sucedido, Cindy piensa volver a operarse para corregir los errores de su intento previo.
“No quiero satanizar las cirugías plásticas porque voy a buscar quien arregle esto”, dice Cindy, que a diferencia de la primera vez, ya sabe reconocer las señales de alerta.
Los médicos que la operaron el año pasado, por ejemplo, no resolvieron todas sus dudas, la hicieron esperar durante horas aunque tenía cita para ser atendida y opina que no realizaron una valoración adecuada sobre su caso.
Por eso a la lista de sugerencias de Cervantes, Cindy añade confiar en el instinto.
“Si ustedes tienen una corazonada de que aquí no es, ahí no es. Yo la sentí muchas veces y la ignoré”, concluye.