Evitan el tránsito, escapan de las deficiencias del transporte público y hacen ejercicio… Los ciclistas capitalinos se mueven por las calles de Ciudad de México a todas horas —esquivando baches, basura y charcos—, y aunque en su trayecto puedan verse como entes solitarios, el compañerismo ha jugado un papel fundamental en su consolidación.
Desde hace aproximadamente dos décadas, los ciclistas han puesto en marcha iniciativas para utilizar la bicicleta como un medio de transporte en una ciudad de casi 9 millones de habitantes y en la que los vehículos motorizados dominan las calles, con 5 millones 144,000 registros, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Ante este panorama, y en medio del desabasto de gasolina que vivió el país a principios de este año, surgió la iniciativa “Yo te cuido en bici”, que coordina a personas que ya utilizan la bicicleta como medio de transporte para que ayuden a otras que quieren usarla, pero que tienen miedo de circular por las calles o no saben cómo empezar.
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Una vez que una persona les envía en redes sociales el punto de salida y llegada, explica Érik López, miembro de la agrupación, el equipo de “Yo te cuido en bici” diseña una ruta y acompaña a la persona que solicitó el apoyo.
“Somos unas nueve personas, pero tenemos un chat de más de 220 ciclistas dispuestos a ayudar. Siempre hay alguien que coincide o está dispuesto a dar su tiempo”, comenta.
Los miembros del equipo, añade, le hacen recomendaciones de seguridad a la persona y la acompañan en el trayecto, que puede ser de la casa al trabajo, escuela u otro punto durante varias ocasiones hasta que consideran que tiene la seguridad necesaria para hacerlo sola.
“Las rutas dependen de las necesidades de las personas. Alguien puede vivir en Ecatepec y trabajar en Polanco, el traslado más largo que hemos hecho es de Chimalhuacán a Lomas de Chapultepec”, señala.
La infraestructura ciclista ha crecido en los últimos años: hay 170 kilómetros de ciclovías, cinco biciestacionamientos (Buenavista, La Raza, La Villa, Pantitlán y Periférico Oriente) y un sistema de bicicletas compartidas con 6,500 unidades y 480 estaciones.
El actual gobierno anunció una inversión de 271 millones de pesos, que contemplan 85 kilómetros de ciclovía, y ha puesto en marcha diferentes iniciativas para incentivar el uso de la bicicleta, como el acceso al Sistema de Transporte Colectivo Metro a partir de las 22:00 horas.
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Sin embargo, los esfuerzos parecen ser pocos a comparación con las demandas de la urbe.
Leonardo Secades es otro impulsor de la bicicleta como medio de transporte y por eso trabaja en el desarrollo de Bandada, una aplicación que ofrece un mapa con rutas en un sentido a las que los ciclistas se pueden sumar ya sea al inicio de esta o en un punto intermedio.
“Varios usuarios que no saben cómo viajar, son nuevos o se sienten inseguros rodando se pueden unir y viajar juntos del punto A al punto B. Es lo que nos permite la aplicación: crear y fortalecer la comunidad ciclista a través de información”, explica Secades.
En conjunto con las rutas, Bandada integra asistencia médica y legal, así como un sensor de caída integrado en una luz trasera que envía un mensaje a la aplicación si detecta que la bicicleta se inclina por más de 15 segundos y el usuario no responde a la app.
Según Secades, la población en México cuenta con bicicletas, “pero no nos aventamos a salir porque es peligroso y no queremos ser atropellados. Ese es el tema, somos pocos los que vamos al trabajo en bici, pero los que tenemos una y queremos usarla somos muchos.
“Tenemos que cambiar hábitos por el medioambiente, hoy es lamentablemente opcional, pero va a llegar un punto en el que va a ser obligatorio”, concluye.
Areli Carreón, fundadora de la organización Bicitekas y nombrada alcaldesa de la Bicicleta en CDMX, recuerda que el movimiento ciclista capitalino como grupo cobró fuerza hace 20 años, con recorridos nocturnos que ramificaron en un ecosistema que hoy incluye a más de 60 grupos que ruedan diariamente por la capital del país.
“Vemos con toda claridad los avances, tanto la cultura del uso de la bicicleta y el estilo de vida que ya gira alrededor de la existencia, así como con el tema de la política pública y la infraestructura”, comenta.
Y considera que el impulso a la cultura ciclista ha sido mayor por parte de la ciudadanía que de los gobiernos de Ciudad de México.
“Están atrapados en un círculo vicioso porque sienten que no pueden hacer más infraestructura porque le quitan espacio de circulación a los vehículos motorizados tanto de transporte público y particularmente los privados”, comenta.
Sin embargo, comenta que la fuerza se encuentra en el trabajo colectivo:
“Empezamos hace 20 años y esa era nuestra salida, dimos banderazo de salida en el trabajo de crear usuarios, de acercarle la bicicleta a las personas para que la adoptaran y buscar que el gobierno nos atendiera.
“Ahorita hay más de 60 y ruedan prácticamente en todas las alcaldías todos los días de la semana. La infraestructura ciclista es muy poquita, está desconectada, pero seguimos trabajando haciendo cursos, fiestas y eventos públicos”.