La madre de una adolescente anunció que su hija murió desangrada a consecuencia de haber inhalado esporas de moho.
Según informes de la agencia noticiosa SWNS, el pasado mes de mayo, Jade Owens, de 14 años y oriunda de la ciudad de Stockport, Inglaterra, contrajo lo que parecía ser una leve infección pulmonar, la cual terminó por causarle la muerte apenas tres semanas después.
La adolescente inició con síntomas semejantes a los de la gripe, así que, el 20 de mayo, acudió a consulta con su médico familiar, quien indicó antibióticos. Sin embargo, al día siguiente, su abuela -enfermera de profesión- aconsejó que la llevaran a una sala de urgencias debido a que respiraba con mucha dificultad y su piel lucía amoratada.
La familia se llevó la sorpresa de descubrir que Owens tenía diabetes tipo 1, ya que las pruebas de laboratorio revelaron que había desarrollado cetoacidosis diabética (CAD), una complicación grave en la que el cuerpo descompone la grasa con demasiada rapidez, y el hígado la transforma en unos compuestos orgánicos conocidos como cetonas.
En vista de que la adolescente no respondía a la insulina (uno de los tratamientos para la diabetes) y su estado seguía deteriorándose, el 22 de mayo, los médicos decidieron inducirle un coma en un esfuerzo para salvar su vida.
Transcurridos cinco días, Owens recuperó la conciencia e inició el proceso de dos semanas de convalecencia en el hospital.
“Fue un alivio inmenso”, recuerda la madre, identificada solo como Louise.
No obstante, la mañana del 11 de junio, la paciente empezó a toser y a expectorar sangre. Informada de la situación, Louise regresó de inmediato al hospital, donde los médicos le explicaron que hacían todo lo posible para estabilizar a su hija. Pese a ello, escasos 20 minutos más tarde, la familia recibió la noticia de que la adolescente de 14 años había muerto.
Poco después, los especialistas hicieron el diagnóstico de mucormicosis. Según explican los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, esta rara infección es precipitada por los hongos del orden conocido como mucorales, variedad de mohos que viven en el suelo, sobre todo en la materia orgánica en descomposición; por ejemplo, en el estiércol, en hojas putrefactas y en el compost. Las esporas de estos hongos son más abundantes en los meses de verano y otoño que durante la primavera y el invierno, y es más común encontrarlas en el suelo que en el aire.
Entérate: Medicamentos para enfermedades respiratorias e intestinales, relacionados a casos de demencia
La madre detalló que la infección había atacado el sistema inmunitario de Owens, causando la muerte de las células de sus pulmones. A continuación, estallaron los vasos sanguíneos de su garganta, lo cual ocasionó la hemorragia que acabó con su vida.
“Tosía mucho y estaba ahogándose con su propia sangre. Fue espantoso ver aquello. Nunca lo olvidaré”, dijo Louise. “Siempre tendré presente haber entrado en la habitación y encontrar a mi hija bañada en sangre”.
Si bien los mucorales no afectan a la mayoría de las personas, la inhalación de sus esporas puede ocasionar infecciones pulmonares o de senos nasales en individuos cuyos sistemas inmunológicos se encuentran comprometidos. Y en ese sentido, diversas investigaciones apuntan a que los diabéticos mal controlados (como fue el caso de Owens, quien ni siquiera se sabía diabética) tienen más probabilidad de desarrollar mucormicosis.
Aunque no se ha esclarecido cómo fue que la adolescente contrajo la infección, Louise opina que su hija pudo haber aspirado las esporas de moho debido a sus pasatiempos, ya que Jade era muy aficionada a cabalgar y le encantaban los días de campo familiares.
Te puede interesar: Candida auris, el hongo mortal resistente a medicamentos y al calentamiento global
“Estoy desconsolada”, sollozó Louise, en entrevista con SWNS.
La adolescente fue sepultada el pasado 10 de julio.
La madre añadió que ahora tiene la misión de hacer que el público tome conciencia de los síntomas de la diabetes, y a tal fin comparte detalles como que su hija solía sentirse “muy cansada” y había perdido mucho peso, a pesar de estar continuamente hambrienta.
Otros síntomas de la diabetes incluyen sed persistente, la necesidad de orinar con más frecuencia de lo habitual (sobre todo, durante la noche), la aparición de úlceras bucales recurrentes, visión borrosa, y heridas que no cicatrizan con facilidad.
—
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek