Al deambular por la tienda de abarrotes, es fácil sentirse abrumado por la cantidad enorme de marcas y afirmaciones de salud en las docenas de sustitutos del azúcar. Puede ser especialmente confuso para las personas con diabetes o prediabetes que deben mantener bajo control el azúcar en su sangre y controlar su peso.
Con la epidemia creciente de diabetes y obesidad, ha habido cada vez más consciencia sobre el uso de azúcares añadidos a los alimentos. La edición más reciente de las Pautas Alimentarias para Estadounidenses recomienda que los azúcares añadidos se mantengan a menos de 10% de las calorías consumidas, lo cual resulta en aproximadamente 270 calorías al día.
Esto se debe a que los “azúcares añadidos” añaden dulzor o sabor pero añaden muy poco valor nutricional. A causa de esta tendencia, la industria alimentaria se ha embarcado en una búsqueda para encontrar o desarrollar el sustituto perfecto al azúcar, con el mismo sabor y ninguna de las calorías que llevan a subir de peso.
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Como un farmacólogo que también está certificado por el concejo en manejo de diabetes avanzada, hablo todos los días con mis pacientes sobre azúcares en la sangre y las maneras de ayudarlos a asumir el control de su diabetes. A menudo me preguntan si se ha hallado el sustituto perfecto para el azúcar. La respuesta corta es no. He aquí la respuesta larga.
Azúcares alcohólicos
Los sustitutos del azúcar se pueden clasificar en dos grupos principales: azúcares alcohólicos y edulcorantes de alta intensidad. Los azúcares alcohólicos incluyen al sorbitol, xilitol, lactitol, manitol, eritritol y maltitol. Los edulcorantes de alta intensidad incluyen a la sacarina, el aspartamo, el acesulfamo de potasio (Ace-K), la sucralosa, el neotame, el advantame, la estevia y el extracto de fruta Siraitia grosvenorii Swingle (EFSG).
Los azúcares alcohólicos a menudo se encuentran en la pasta de dientes, goma de mascar y algunos alimentos “libres de azúcar”. Son carbohidratos con una estructura química que se asemeja al azúcar, pero también los componentes que los convierten en un alcohol. Son alrededor de 25 a 100 por ciento más dulces que el azúcar y tienen un gusto similar. Pero hay una pega: no son libres de calorías. En su mayoría, tienen entre 1.5 y y dos calorías por gramo. Ahora compara el conteo de calorías con el azúcar, también conocida como sacarosa, la cual tiene cuatro calorías por gramo, o sea, el doble.
Aun cuando los azúcares alcohólicos contienen menos calorías, todavía aumentarán el azúcar en la sangre de un paciente, en especial cuando se comen en exceso. Aunque al compararlos con el azúcar, el efecto es menos considerable. Esto se debe a cómo estas moléculas son procesadas por el cuerpo. Medimos esto usando el índice glucémico.
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El índice glucémico es una referencia de la rapidez con que un alimento es descompuesto y absorbido. Cuanto más alto sea el numero, más rápido se descompone el alimento y el azúcar entra más rápido en la sangre. La sacarosa tiene un índice glucémico de 65; mientras que los azúcares alcohólicos, como el xilitol, tienen un índice glucémico cercano a siete. Esto significa que los azúcares alcohólicos son más difíciles de digerir, y provocan un aumento más lento y más bajo de azúcares en la sangre después de la comida, lo cual es típicamente mejor para las personas con diabetes. Dado que al cuerpo se le dificulta más descomponer los azúcares alcohólicos, algunos de ellos permanecen en los intestinos, y si una persona consume demasiados, podría experimentar problemas digestivos como gases, calambres y diarrea.
He aquí el otro inconveniente de los alimentos que contienen azúcares alcohólicos: a menudo contienen cantidades mayores de grasa o sal para compensar el menor contenido de azúcar.
Edulcorantes artificiales
Los edulcorantes de alta intensidad son alternativas de cero o bajas calorías al azúcar. Se hacen de una variedad de fuentes, y son de 100 a 20,000 veces más dulces que al azúcar. Algunos dejan un regusto amargo o metálico. Dos sustitutos más nuevos —estevia y EFSG— provienen de plantas y en ocasiones se les llama sustitutos “naturales”.
Según las pautas de la Asociación Americana de la Diabetes para 2019, el uso de edulcorantes alta intensidad puede disminuir la ingesta de calorías y carbohidratos. Sin embargo, no puedes remplazar estas calorías “libres” con calorías de otras fuentes; perderás los beneficios del control del azúcar en la sangre y de la pérdida de peso.
Los investigadores han visto esto en algunos de los estudios sobre edulcorantes de alta intensidad. Algunas de las pruebas muestran que no hay diferencia o incluso un posible aumento de peso. Pero en otros estudios en los que la ingesta de alimentos fue regulada mejor y los pacientes no remplazaron estas calorías libres con otros alimentos altos en calorías, la pérdida de peso se conservó.
Las conclusiones
Todos los sustitutos del azúcar en Estados Unidos son etiquetados como aditivos alimentarios y son regulados por la Administración de Alimentos y Medicamentos. La tendencia más reciente ha sido etiquetar a algunos de los sustitutos del azúcar como “derivados de plantas” o “naturales”. Esto no necesariamente significa que sean más seguros o más efectivos para controlar el azúcar en la sangre o perder peso. Si se usan en exceso, todavía pueden darse efectos secundarios como hinchazón o diarrea.
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Los investigadores han planteado varias preocupaciones sobre los edulcorantes de alta intensidad —sacarina y aspartamo— y el cáncer. A la fecha, el Instituto Nacional del Cáncer ha concluido que no hay una evidencia clara de que alguno de los edulcorantes de alta intensidad esté asociado con un riesgo mayor de cáncer.
Como farmacólogo especializado en diabetes avanzada, les hablo a mis pacientes todos los días sobre cómo controlar su nivel de azúcar en la sangre y su diabetes. Hay tres maneras principales de hacerlo: medicación, aumento de la actividad y dieta. Las últimas dos probablemente son más importantes a la larga.
Si la dieta y el nivel de actividad nunca cambian, es en verdad difícil ayudar a los pacientes a bajar sus niveles de azúcar en la sangre. Tal vez haya que añadir medicación tras medicación. Con esto viene el potencial de efectos secundarios. Entonces, si podemos persuadir a los pacientes a que hagan cambios en su dieta, como optar por una bebida con un sustituto de azúcar, esto hace una gran diferencia en ayudar a controlar el azúcar en la sangre y la dosis de la medicación.
El enfoque general del manejo de la diabetes debería ser reducir el consumo de bebidas y alimentos endulzados con azúcar. Si puedes cambiar uno de estos productos endulzados con azúcar por un alimento que contenga un sustituto de alta intensidad del azúcar, es mejor. Pero lo máximo sería consumir alimentos y bebidas que no sean altamente procesados y no contengan azúcares añadidos.
Jamie Pitlick, profesor adjunto de práctica farmacéutica, Universidad de Drake.
Este artículo se publicó originalmente en The Conversation y se publica aquí bajo una licencia de Creative Commons. Lee el artículo original.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek