Unos científicos han descubierto una masa enorme y misteriosa que yace por debajo de un cráter de la Luna. La masa es cinco veces más grande que la Isla Grande de Hawái, y se extiende cientos de kilómetros bajo la superficie lunar.
El equipo de investigadores que encabeza el Dr. Peter B. James, profesor auxiliar en el Departamento de Geociencias de la Universidad de Baylor, Texas, estaba estudiando la estructura de la Cuenca Aitken, en el polo sur de la Luna. Dicha cuenca es un cráter de impacto con un diámetro aproximado de 2,600 kilómetros y que, si bien está considerado uno de los cráteres de impacto más grandes del sistema solar conocido, no es posible observarlo directamente desde la Tierra porque se encuentra localizada en el lado oscuro de la Luna.
A principios de abril, el equipo publicó un artículo en la revista Geophysical Research Letters, donde informa que estaba investigando cambios en la gravedad lunar utilizando datos de la misión del Laboratorio Interior y de Recuperación de Gravedad de la NASA (GRAIL, por sus siglas en inglés). Esa misión tiene el objetivo de crear un mapa gravitatorio de la Luna y, al mismo tiempo, proporcionar información sobre la estructura interna y la composición de nuestro satélite natural.
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Ahora bien, cuando combinaron los datos de GRAIL con la información topográfica producida por el Orbitador de Reconocimiento Lunar (LRO, por sus siglas en inglés), los científicos descubrieron una masa anómala, enorme y densa, la cual parece extenderse más de 290 kilómetros por debajo de la superficie lunar, pero cuya composición no han podido determinar hasta ahora.
Los investigadores conjeturan que podría tratarse de un pedazo de metal gigantesco procedente del asteroide que formó la Cuenca Aitken, y opinan que, en vez de hundirse al interior de la Luna, el metal permaneció enterrado bajo el manto. Varias simulaciones computarizadas apuntan a que esta explicación es viable, aunque ya se han propuesto otras teorías.
“Imagina que tienes un montón de metal cinco veces más grande que la Isla Grande de Hawái y que lo entierras todo en el subsuelo. Esa es, más o menos, la cantidad de masa inesperada que hemos detectado”, explicó James, en una declaración.
“Hicimos los cálculos y hemos demostrado que, cuando hizo impacto, el asteroide pudo haber dejado un núcleo que se dispersó lo suficiente para quedar suspendido en el manto de la Luna, en vez de hundirse hasta el núcleo”.
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En opinión de los científicos, otro origen posible para la masa en cuestión podría ser una concentración de óxidos que se formaron al solidificarse el océano de magma que alguna vez cubrió la superficie lunar.
No obstante su naturaleza, el equipo considera que la masa podría explicar algunas de las características de la Cuenca Aitken; en específico, la posibilidad de que la depresión central del cráter se haya formado debido al arrastre de la masa, en vez de ser consecuencia de una contracción de la “capa de fusión”, la cual suele formarse en los sitios de impacto.
Es importante determinar cómo se formó la Cuenca Aitken, ya que esa información nos ayudaría a entender la historia de la Luna y su evolución. “La Cuenca Aitken es el cráter de impacto más grande que hay en la Luna, y podría ser la estructura de impacto más grande jamás observada en el sistema solar”, escriben los científicos en su artículo. “Aun cuando es indudable que todo el sistema solar debió registrar eventos de impacto más grandes a lo largo del acrecimiento planetario, casi todas las evidencias de esos incidentes fueron borradas por bombardeos posteriores y por la relajación viscosa inducida térmicamente. Por lo tanto, la Cuenca Aitken es un vestigio importante del proceso que moldeó los cuerpos del sistema solar hasta darles su forma actual”.
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Agencias espaciales de varios países, incluida la estadounidense, están desarrollando nuevas misiones a la Luna. Hace poco, la NASA anunció su misión Artemis [Artemisa], con la cual pretende poner a la primera mujer en la Luna en el año 2024.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek