El Consejo de la Unión Europea adoptó este lunes una prohibición hacia el unicel y los plásticos de un solo uso, como popotes y platos desechables, con el objetivo de mantener sus mares limpios.
La medida entra en vigor el 2021 y aplica para productos que pueden ser reemplazados por otros en el mercado: cotonetes, cubiertos, platos, popotes, agitadores y soportes para globos.
Tampoco estarán permitidos los envases para alimentos y bebidas hechos de poliestireno expandido, conocido como unicel, y cualquier producto fabricado con plástico oxo degradable.
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Entre las acciones para disminuir la cantidad de basura en el mar, la Unión Europea también pondrá en marcha medidas para reducir el consumo de envases de alimentos y vasos para hechos de plástico, motivará la responsabilidad de los productores con la basura y buscará que el 90% de todas las botellas de plástico sean recicladas en 2029.
El vicepresidente de la Comisión Europea (CE), Frans Timmermans, responsable del desarrollo sostenible, dijo en un comunicado que “hay un creciente sentido de urgencia en la sociedad europea para hacer lo que sea necesario para detener la contaminación plástica en nuestros océanos”.
“La Unión Europea está respondiendo a este claro llamado de nuestros ciudadanos. Hemos tomado medidas ambiciosas al introducir medidas concretas para reducir el uso de plásticos de un solo uso”, comentó.
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Según Timmermans, las nuevas reglas adoptadas ayudarán a proteger la salud la nuestra gente y salvaguardar el entorno natural, “al tiempo que promovemos una producción y consumo más sostenibles”.
Cada año se producen más de 300 millones de toneladas de plástico, de las cuales una parte acaba en los océanos.
Según estimaciones científicas, unos 5 billones de trozos de plástico que pesan más de 250,000 toneladas flotan en la superficie, un material que acabará por degradarse en micropartículas que se hundirán en el fondo del mar.
Estudios han evidenciado la presencia de microplásticos en los sedimentos marinos de casi 7,000 metros cerca de la fosa de las Kuriles y en los organismos que viven a 2,200 metros de profundidad en el Atlántico Norte.