Actualmente la mitad de la población mundial vive en ciudades y, de acuerdo con estimaciones de ONU Hábitat, en tan sólo 30 años, lo hará el 65 por ciento, por lo que es imprescindible promover el Derecho a la Ciudad como uno de los ejes importantes para el desarrollo urbano y social.
Este Derecho a la Ciudad, concepto avalado por ONU Hábitat, fue abordado por Paul Vigario, Director de Mercados Privados para Latinoamérica de Citelum, en el Foro Alcaldes Hablando con Alcaldes, realizado en el World Trade Center de la CDMX, que reunió a expertos de la iniciativa privada, así como a alcaldes de todo el país, para analizar los retos y oportunidades de las ciudades para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
En el foro se discutió cómo en el desarrollo urbano, cada ciudadano, cada habitante, tiene un derecho absoluto: el Derecho a la Ciudad. Este principio, acuñado en 1968 por el francés Henri Lefebvre y retomado por ONU Hábitat en 2004, está basado en la búsqueda de la igualdad; obliga a las ciudades a estar preparadas para ofrecer y satisfacer las necesidades de los ciudadanos y garantizarles equidad de oportunidades y acceso a un patrón de vida adecuado.
“La iluminación de las ciudades es uno de los factores imprescindibles para fortalecer este Derecho, que genera -en consecuencia- mejores condiciones para la calidad de vida de sus habitantes”, afirmó Vigario.
Otro de los beneficios de la iluminación citadina es el nexo que las organizaciones tanto públicas como privadas pueden generar para mejorar la experiencia de vida de las personas. Por ejemplo, cuando una ciudad cuenta con rutas de luz para exaltar su historia u ofrece un monumento icónico iluminado, refuerza el sentido de pertenencia de sus habitantes y genera atractivos y derrama económica para el turismo nacional y extranjero.
“Iluminaciones majestuosas como el Templo Mayor, el Monumento a la Revolución o el Ángel de la Independencia en CDMX; el templo de Los Remedios en Cholula, Puebla; el templo de Santo Domingo en la capital de este mismo estado; o incluso la Torre Puente de Londres en Inglaterra o el Cristo de Cali, en Colombia, hacen que la humanidad redescubra sus raíces e incluso fortalezca sus valores y su identidad”, expuso Vigario.
El arte lumínico es consecuencia natural del desarrollo constante de las grandes ciudades. Un claro ejemplo es que hoy la zona de mayor influencia económica del país puede identificarse desde el cielo tras haber sido inaugurada en 2018 la iluminación de una torre bancaria en el corazón financiero de la CDMX. “Hoy es un referente lumínico desde las alturas, tal cual lo vive también Francia con la torre Eiffel”.
“En cada proyecto de iluminación se debe reflexionar sobre la calidad de vida de la ciudadanía. Más allá de contribuir con el desarrollo urbano a través de la iluminación de forma eficiente, es parte de nuestro compromiso colocar como valor prioritario el rescate del patrimonio histórico e icónico de cada ciudad”, afirmó el directivo de Citelum.
“Hablar de bienestar nos lleva a hablar de iluminación. A través de la luz podemos compartir valores, reforzar nuestras raíces y mostrar al mundo la riqueza nacional de las ciudades. El bienestar es pieza fundamental del Derecho a la Ciudad, del derecho de la humanidad a vivir con calidad”, concluyó Vigario frente a alcaldes de todo el país.