Oaxaca necesita un defensor de carne y hueso, no uno de papel; afirma el abogado por la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO) César David Mateos, quien es uno de los 42 aspirantes a ombudsman en la entidad.
El activista con una trayectoria de 18 años en el movimiento social oaxaqueño apunta que ha sido acompañante de diversos procesos en los que ha pugnado por garantías en materia de salud, educación, defensa del territorio y bosques.
Sin embargo advierte que el principal problema que enfrenta en lo colectivo la entidad y el país entero es la impunidad, a lo que atribuye que se repitan los feminicidios, el ataque a periodistas, vejaciones a niños y niñas y diversos delitos que aquejan a la población.
El postulante a la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca –uno de los 31 hombres y 11 mujeres—asegura que uno de los problemas que enfrentan estos órganos, consiste en la imagen que les han construido los gobiernos autoritarios.
“Se les ha encasillado en la defensa de delincuentes, como un mecanismo para desacreditarlos. Lo que es totalmente falso”, asegura. Y por el contrario advierte que estos organismos tienen el fin de proteger a las personas que han padecido algún tipo de violencia del Estado.
El ex vocero de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), movimiento que se gestó durante el 2006 luego del desalojo de los profesores del zócalo de la capital, reflexiona sobre su caso y la represión de la que fue objeto.
“Viví en carne propia la represión, sé lo que implica que el estado te persiga y precisamente por ello no se lo deseo a nadie. No es posible que todavía en Oaxaca y en México se le persiga a la gente por pensar diferente”, recrimina.
De tal forma que se compromete con la sociedad a otorgar su total autonomía como persona y en caso de resultar favorecido para encabezar la institución, convertirla en una herramienta para la sociedad.
Refiere que hasta antes de la modificación a la ley por la que se crea en Oaxaca la Defensoría de los Derechos Humanos en 2011 la entonces Comisión servía para “justificar los actos represivos del gobierno en turno”.
“A mí me fueron a ver los visitadores de la Comisión de Derechos Humanos y constataban que estaba vivo, no me preguntaban si me habían golpeado o torturado. A raíz precisamente del movimiento social, de la lucha de organizaciones de la sociedad civil se da una reforma en el ente”, resalta.
Y destaca el alcance de la DDHPO para ser mediadora en situaciones de conflicto entre comunidades, o ser testigo del actuar del Estado en procesos de diálogo, la defensa de los pueblos que están en lucha por su territorio.
*Independencia
El integrante de la organización Comuna apunta que si bien los alcances legales de la Defensoría son sumamente amplios, la independencia de quien encabece la institución es fundamental para garantizar un trabajo adecuado.
“Lo mejor que le pueda pasar a Oaxaca es la autonomía de quien encabece la Defensoría y desde mi persona puedo garantizar esta característica, pues si bien tengo una inclinación hacia el movimiento social, no me debo a ningún organismo, ni nada que se le parezca que pueda ejercer presión para que mi actuar esté sesgado. Quiero que este organismo se convierta en un punto de encuentro y herramienta para la sociedad”, resalta.
Respecto a su relación con el exdiputado local Flavio Sosa Villaviencio, quien también fue partícipe en el movimiento político social de 2006, reconoce su amistad y advierte que la legislación prevé una elección democrática posible, de tal forma que la convocatoria es abierta en la cual se inscriben todos y todas quienes buscan encabezar la Defensoría.
Además, afirma, se requiere de mayoría calificada, es decir por 28 diputados mínimo. De tal forma que confía en la independencia de los legisladores además de que su amigo Flavio no es diputado ni votará en estos momentos.
“Hoy aplaudo también una situación que estamos viviendo y que amplían las posibilidades, las comparecencias están siendo públicas y es un ejercicio sano, transparente, que permite a la sociedad conocer a los que aspiramos, de qué estamos hechos, cuál es nuestro pensamiento para dirigir este organismo. Ingredientes que ayudan a tratar de coartar algunas situaciones de presión para que se inclinen hacia un determinado aspirante”, añade.
Al traer al presente sus experiencias como preso político durante nueve meses (noviembre de 2006 a julio de 2007), refiere que durante este tiempo pudo reflexionar y estudiar. Y si bien el maltrato y discriminación fueron dolorosos le permitieron comprender el pensamiento filosófico de Mahatma Gandhi respecto a la no violencia.
“La dignidad y la vía de la no violencia para hacer valer los derechos humanos. No soy una persona de odios, ni ando buscando venganza, solo justicia con dignidad y en ese pensamiento que adopté, quiero convertir la Defensoría en una casa de encuentros, esa es mi convicción”, concluye.