Con 20 años de trayectoria en la defensa de los derechos humanos, Yésica Sánchez Maya es una de las 11 mujeres que aspiran a encabezar la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO) para el periodo 2019-2026, de un total de 42 postulantes inscritos.
La abogada por la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO) estuvo al frente de la Liga Mexicana de los Derechos Humanos (LIMEDH) de 2003 a 2008, y desde hace 11 años hasta la actualidad es integrante del equipo directivo de la asociación civil feminista Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad.
Su largo cabello, chino, plateado, resalta con el suéter tejido amarillo que viste durante la entrevista. Entre cada sorbo a su naranjada, realiza un recuento de su trabajo en la defensa de las garantías individuales, búsqueda de libertad de presos políticos, interlocución y diálogo, impulso de leyes, entre los más relevantes.
Sin lugar a dudas, la activista tomó relevancia en el ámbito estatal y nacional durante el conflicto político social magisterial de 2006.
“En el marco de un gobierno autoritario como el de Ulises Ruiz –mandatario oaxaqueño de 2004 a 2010—se estableció una necesidad de generar equilibrios, por lo que las organizaciones de la sociedad civil atendimos de manera emergente la defensa de los derechos humanos”, explica.
Y es que las prácticas de la entonces Comisión de Derechos Humanos evidenciaron que los organismos de esta índole no actuaban acorde a los requerimientos, es más, ni siquiera empujaban un proceso de interlocución, lo que repercutía en la indefensión de la población.
La feminista advierte que este momento político fue complejo, debido a que la protección de las garantías individuales trae aparejado riesgos, no solo para la seguridad y la vida de personas a las que acompañaban un grupo de activistas y organizaciones, sino de los propios defensores.
“Parte del efecto 2006 implicó que en 2012 diversas organizaciones de la sociedad civil nos volcáramos a la construcción de un nuevo modelo legislativo que permitiera tener un órgano autónomo con una efectividad no vista”, apunta.
De esta unión de pensamientos, afirma, surgió la Ley de la Defensoría que crea un ente sui géneris, que buscaba romper con la lógica histórica de imposición del gobierno del titular en este órgano autónomo.
La idea, explica, era que se acabara con el nombramiento de un funcionario más del gobierno de Oaxaca y se planteara el andamiaje de la Defensoría. De tal forma que la ley resulta a todas luces un gran avance, pero no se concreta la plena autonomía y un personaje afín a la administración del gobernador Gabino Cué Monteagudo obtiene la presidencia, señala.
El cambio de ombudsman en este momento debe superar la repartición de poderes, y la presidencia debe ser ocupada por una propuesta ciudadana, autónoma con la capacidad de interlocución, de concertación e interacción con el Estado.
“Se requiere de interacción permanente y acción que beneficie la promoción y defensa de los derechos humanos, darle un salto cualitativo a un órgano que tiene todo para funcionar de forma que construya y aporte”, resalta.
Y va más allá: “se trata de abonar a un diálogo por la gobernabilidad”.
En su visión de la transformación que requiere el órgano también se encuentra la necesidad de construir la equidad de participación de las mujeres, de tal forma que se establezcan cuotas de género para abrir espacios a mujeres verdaderamente preparadas.
*Sin padrinos
Yésica Sánchez es categórica cuando afirma que no tiene “padrinos políticos” y que si se le ha vinculado con un grupo –el de Flavio Sosa Villavicencio, también partícipe en la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) en 2006—la interlocución que ha mantenido a lo largo de su carrera ha sido diversa, con tantas organizaciones como le ha sido posible.
“La propuesta que encabezo no necesita padrinos, sino respaldos, porque trabajo tengo y lo he demostrado”, sostiene. Y esos espaldarazos de los que habla, los ha recibido principalmente de agrupaciones feministas que se han sumado a su proyecto.
El motivo que la lleva a postularse por segunda ocasión sostiene, consiste básicamente en poner en práctica lo que ha aprendido a lo largo de los años de defensa de los derechos humanos, así como fortalecer este espacio.
Además de que desde Consorcio se ha fomentado la participación de las mujeres en los puestos de elección popular, ante lo que sería contradictorio no “alzar la mano” para encabezar una institución como la Defensoría.
La mujer de 41 años, de familia oaxaqueña que migró hacia la Ciudad de México en la búsqueda de oportunidades y que volvió apenas unos años después para crecer a sus hijos en esta ciudad, estudió en escuelas públicas, asistió a la Preparatoria número uno y a la Facultad de Derecho de la UABJO.
Durante su juventud refiere, practicaba deportes como básquetbol, tenis y futbol. Al tomar la decisión de prepararse estuvo en una disyuntiva entre la psicología y el derecho, pero asegura, tomó la mejor decisión.
En 1998 ingresó al despacho de Israel Ochoa, donde trabajó como practicante hasta 2002, para posteriormente incorporarse como asesora de la LIMEDH, donde si bien en un inicio litigaba, tomó la dirigencia de la organización luego que Angélica Ayala dejara el cargo, mismo que asume como un desafío.
La abogada refiere que aunque ya había trabajado con el movimiento feminista, en 2004 con el colectivo Huaxyacac colaboró con una plataforma de agenda legislativa de política pública y se suma a las voces de personajes que ya tenían un trabajo como Margarita Dalton, Ximena Avellaneda, Martha Aparicio, Blanca Castañón, Angélica Ayala, “mujeres que han construido mucho sobre este proceso”.
Pero en paralelo, sostiene, documentaba casos en la LIMEDH y se formó en derechos humanos e interlocución en espacios como Amnistía Internacional, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), el gobierno local y federal.
“Mientras crecía en la cancha del feminismo, a la par lo hacía en la defensa y promoción de los derechos humanos del movimiento mixto”, afirma.
A Yésica Sánchez Maya le gusta el téjate y el café; entre sus comidas favoritas se encuentran el verde de espinazo y el amarillo con pitiona. Sus pasatiempos favoritos son cuidar las plantas y leer, pero su principal pasión es la defensa de los derechos humanos.