La coyuntura política que atraviesa el país es una oportunidad para realizar una reingeniería en materia de derechos humanos que permita establecer una simetría entre los ciudadanos y las autoridades, plantea Bernardo Rodríguez Alamilla, uno de los tres integrantes de la propuesta emanada de la Comisión de Derechos Humanos de la LXIV Legislatura para la titularidad de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO).
El licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO) afirma que uno de los grandes retos que enfrenta el organismo consiste en ampliar su margen de acción, para no solo reaccionar ante las violaciones a los derechos humanos, sino atender las causas que las originan.
Ejemplifica: “desde la creación de la entonces Comisión de Derechos Humanos, año con año las autoridades municipales han sido las principales agresoras de las garantías individuales. Las estadísticas pueden continuar en el mismo sentido, si no se otorgan medidas específicas para solucionar de raíz la problemática”.
Analiza que si bien los organismos de este tipo se han enfocado en la defensa de los derechos civiles y políticos, se han dejado de lado otros fundamentales como los sociales: salud, educación, vivienda y los económicos.
“Si una persona no ha logrado atender sus necesidades básicas, difícilmente priorizará el derecho al voto o algún otro que se encuentre fuera de sus requerimientos esenciales”, considera.
Por tanto, afirma, es fundamental transitar hacia la exigencia y visibilización de la situación de la mayor parte de la población en Oaxaca, para que una vez que exista un “piso común” se atiende un segundo plano de derechos.
El consejero ciudadano, quien ha sido observante cercano de la DDHPO, afirma que este órgano requiere una reingeniería que le permita incidir en las políticas públicas y contribuir con una transformación profunda de la sociedad.
Precisa que se requiere un cambio en lo interno y lo externo del organismo. En el primer rubro considera, se debe fortalecer el área de documentación para las recomendaciones y las alertas tempranas, lo que permitirá contar con un sustento adecuado.
Así también, abunda, se requiere la implementación de una metodología técnica y criterios estándares en las recomendaciones e indicadores de cumplimiento, porque todo aquello que no se puede medir, tampoco puede ser calificado.
El presidente de la asociación Iniciativa Ciudadana Oaxaca advierte que la Defensoría requiere establecer mecanismos de transparencia y rendición de cuentas accesibles para la ciudadanía, ya que esta es una demanda de la población.
Mientras que en lo externo, la Defensoría deberá pugnar por el empoderamiento de las instituciones, con el fin de evitar las violaciones de los derechos humanos.
El aspirante, asegura que no le temblará la voz cuando tenga que señalar violaciones a derechos humanos, pero mantendrá una relación de autonomía e institucionalidad con los poderes del estado.
*Transformación
El maestro en Derecho sostiene que si bien se han logrado avances en la Defensoría, es indispensable repensar la organización de la misma, para no mantenerse rezagados en materia de defensa de los derechos humanos.
Advierte que durante la primera gestión con las modificaciones legales se ha consolidado un cambio respecto al trabajo, que va más allá de la emisión de recomendaciones, centrada en el acompañamiento de víctimas.
Y cita momentos claves: Nochixtlán en 2016, la crisis por el terremoto del 7 de septiembre de 2017 y los subsecuentes sismos que devastaron la región del Istmo de Tehuantepec, así como la Caravana Migrante de 2018.
En los tres casos, apunta, personal de la Defensoría realizó un acompañamiento integral de las personas que transitaron por momentos complejos, con lo que se evitó un mayor daño a sus derechos humanos.
En el caso de la Caravana Migrante, explica, se acompañó no a un grupo homogéneo, sino a mujeres, embarazadas, adultos mayores, niños, niñas, infantes no acompañados, comunidad LGTTBI desde Arriaga hasta la Ciudad de México, a petición de los migrantes.
Con lo que afirma, se evitaron daños a estas personas que huyeron de sus países de origen en búsqueda de un mejor futuro.
El defensor y académico con una trayectoria de 15 años reconoce los retos del organismo, así como los nuevos caminos que deberá tomar la DDHPO, para dejar de ser un ente reactivo y convertirse en un factor de cambio que garantice en un futuro no muy lejano, sembrar una nueva cultura en materia de derechos humanos.