UNA de las preguntas más frecuentes que recibo en el consultorio y que tiene a muchas personas confundidas, es sobre si debemos de medirnos en la cantidad de frutas que consumimos en un día.
Ya hemos platicado que el azúcar es uno de los ingredientes más dañinos para la salud y que debemos de evitarla a toda costa. Lo importante es saber diferenciar los tipos de azúcar y entender que no es lo mismo el azúcar consumida de una fruta entera que de un alimento procesado y hecho por alguna industria alimentaria (refrescos, dulces, pasteles, etc).
Hay muchos tipos de azúcar. La fruta contiene una mezcla de fructosa y glucosa, formando la sacarosa. Esta fruta no solo contiene azúcar, pero es una mezcla de vitaminas, minerales y fibra que ayudará a que tu organismo la digiera de una forma natural y sencilla sin causar la reacción que hace el azúcar refinada o añadida de los alimentos.
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La restricción de fruta va a depender de las metas o patologías de cada persona. Yo creo que lo más importante es dejar de restringirnos en las frutas y empezar a fijarnos en la calidad de los ingredientes que hay en cada cosa que estamos consumiendo, evitando así ingredientes artificiales e industrializados que causan picos de glucosa y muchas otras reacciones en nuestro organismo que a futuro podrían manifestarse en diversas enfermedades.
Por supuesto, existen patologías, como la enfermedad renal, diabetes o la hipersensibilidad alimentaria, en las que puede ser preciso limitar o evitar algunos tipos de fruta. Si no es el caso, no le tengas miedo a la fruta, cuida la calidad de tus alimentos evitando los procesados y verás un cambio radical en cómo te ves y sientes.