La ocupación de Santa Rosa de Lima, posible por el apoyo de fuerzas federales de élite, dio cuerpo y sustancia al primer informe de Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, a grado tal que ocupó en ello más de la tercera parte de las dos horas que duró en el escenario.
Sin la operación antimarro, denominada oportunistamente “golpe de timón”, el informe de Sinhue se hubiera limitado a la conclusión de obras emprendidas por su antecesor y al anuncio de que la mayor parte de los programas de la anterior administración, proseguirán.
Con ese tono y con la fuerte presencia de Miguel Márquez a lo largo de la semana en actos oficiales de gobierno, la sensación de que se vive una desmedida influencia del exgobernador sobre su delfín y sucesor, sería más vigente que nunca, con las consecuentes afectaciones políticas en la gestión que inicia.
Significativo fue el aplauso recibido por Márquez en el Teatro del Bicentenario, el mismo al que descabezó cuando propició el relevo de su primer director por el terrible pecado de convertirlo en la mejor casa de ópera del país, pero hacerlo con una actitud de desdén hacia el provinciano consejo del organismo, más proclive a la censura que a la promoción de la cultura.
Desde luego, no extraña el reconocimiento en medio de un auditorio compuesto casi en su totalidad por funcionarios públicos que provienen de esa administración y que han sobrevivido en un continuismo que mucho dice del carácter de Diego Sinhue.
No puede explicarse como el mandatario es tan contundente en señalar que ha logrado restablecer la plena vigencia del estado de derecho en Guanajuato, pero al mismo tiempo reconoce a quien sería el directo responsable de la quiebra institucional a la que alude, junto con personajes como el fiscal Carlos Zamarripa y el secretario de seguridad Alvar Cabeza de Vaca.
Por lo pronto, el operativo maquilado por la marina, el ejército y la policía federal para vestir el informe del gobernador continuaba esta noche en el municipio de Cortazar, donde al parecer se tienen pistas sobre el paradero de José Antonio Yépez Ortiz, quien resultó ser un verdadero tigre de papel.
Por ello llama la atención que las órdenes de aprehensión contra el personaje apenas estén apareciendo, todo al influjo de la Cuarta Transformación, más de que del Golpe de Timón. Se sabe que el Marro está siendo perseguido ya solo por fueras federales, pues el objetivo es detenerlo y concentrarlo en México, ya que constituirá una mina de información sobre lo que ha pasado en Guanajuato durante la última década.
Me quedo con una imagen chusca de todo este operativo. Ayer, el aparato de propaganda del gobierno de Guanajuato y de su fiscalía dieron a conocer, entre otras lindezas encontradas en Santa Rosa de Lima, la existencia de tigres de Bengala, uno de ellos cachorro, en el inmueble cateado, lo que produjo muchos titulares destacados en los medios de comunicación locales y nacionales.
Hoy, el gobernador Sinhue, mostrando cierto escrúpulo que mucho le honra, aclaró que se trata de videos encontrados en un celular, es decir, se trata de tigres virtuales, únicamente.
Curioso, que esos mismos medios que no tuvieron empacho en presentarnos una y otra vez la sangrienta escena del ametrallamiento de cinco personas asesinadas por sicarios de el Marro en Valle de Santiago, hoy se enternezcan con un tigre cachorro en la pantalla de un teléfono y nos lo vendan como parte de la parafernalia kitsch asociada al lujo de los jefes mafiosos, tal y como los presentan las series televisivas en boga.
Quizá haga falta más reporteo y menos conferencias de prensa de voceros oficiosos, para contar de verdad lo que ha pasado en Guanajuato, no solo esta semana, sino los últimos años.