De cara a la pobreza y a las carencias en las que aún viven miles de queretanos, es imperante que la justicia social ocupe un lugar central en las políticas implementadas por este gobierno y los que habrán de venir. Sin duda, todavía falta mucho por hacer.
Cuando la Organización de las Naciones Unidas proclamó en 2007 al 20 de febrero como el Día Mundial de la Justicia Social reconoció que esta, junto al desarrollo social, es «indispensable para el logro y mantenimiento de la paz y seguridad» y que, al mismo tiempo, se requiere de «paz, seguridad y respeto para todos los derechos humanos y libertades fundamentales» para que el desarrollo y la justicia social sean atendidas.
De este modo, el organismo admitió «la necesidad de seguir consolidando la labor de la comunidad internacional encaminada a erradicar la pobreza y promover el empleo pleno y el trabajo decente, la igualdad entre los sexos y el acceso al bienestar social y la justicia social para todos».
Sin duda, el Estado mexicano aún se encuentra muy lejos de garantizar el bienestar y la justicia social a toda su población: más de 53 millones de mexicanos viven en pobreza, 1.9 millones no tienen empleo, 30.6 millones laboran en la informalidad y 32.9 millones viven con vulnerabilidad por carencias sociales, entre las que se encuentran el acceso a los servicios básicos de educación, salud y vivienda.
En ese contexto, Querétaro no es la excepción. Por ello, y en el marco de esta conmemoración, presentamos los retos a los que se enfrenta nuestra entidad.
Viviendo entre carencias
Aunque las cifras oficiales evidencian que, en comparación con la medición de 2014, en 2016, Querétaro registró una disminución del 6% en el número de pobres (casi 40 mil queretanos menos en situación de pobreza), la población vulnerable por ingresos aumentó en 18%, es decir, en 2016 se sumaron cerca de 27 mil 722 queretanos al grupo de personas cuyos ingresos son insuficientes para adquirir alimentos, transporte, educación, salud, esparcimiento, bienes u otros servicios de consumo habitual.
En nuestro estado, el número de personas con rezago educativo disminuyó un 10%, no obstante, 290 mil 827 personas continúan viviendo esta carencia social.
Finalmente, creció el número de personas que viven con carencias en su vivienda por la calidad de los materiales de construcción y por los espacios con los que dispone (12% más que en 2014, es decir, 21 mil 717 personas más con esta vulnerabilidad), mientras que el número de personas con carencia por acceso a uno o más servicios básicos en su vivienda ascendió a 260 mil 346 personas (apenas 32 mil 044 queretanos menos en esta situación que en 2014).
Los que no estudian
De acuerdo con el Coneval, para 2016, de los 290 mil 827 queretanos en rezago educativo, 33 mil 136 tenían entre 3 y 15 años, lo que implica una disminución del 5% respecto de la medición de 2014, cuando había 34 mil 848 niñas, niños y adolescentes que no asistían a la escuela o no habían terminado la educación secundaria.
Ya en 2015, la Encuesta Intercensal del Inegi evidenciaba que el 10.7% de su población entre tres y 14 años no asistía a la escuela (48 mil 809 queretanos). Los municipios que registran la mayor inasistencia escolar del estado para este grupo de edad son Huimilpan (14%) Amealco de Bonfil (13.4%) y Colón (13%).
En tanto, la inasistencia escolar ascendió a 28% entre quienes tenían entre 15 y 17 años, lo que significa que en 2015 había 31 mil 455 adolescentes queretanos que estaban fuera de la educación preparatoria. Este promedio estatal se incrementa de manera significativa en algunos municipios de la entidad, tal es el caso de Huimilpan, Amealco de Bonfil y El Marqués en donde se registra una inasistencia escolar de 48.4, 47 y 40.4 por ciento.
Al respecto, es preciso señalar que, de acuerdo con datos del Inegi, en Querétaro la tasa neta de matriculación[1] para el periodo escolar 2017/2018 fue de 104.8% en primaria y 88.9% en secundaria; ambas por arriba de las registradas a nivel nacional, de 98.6 y 84.4 por ciento, respectivamente, y de 66.1% en educación media superior.
Por otro lado, debe consignarse que pese a que nuestra entidad es la décima con mayor grado educativo en el país (9.55, que equivale a prácticamente al primer grado de educación media superior), hay grandes desigualdades en el ámbito municipal.
Mientras Corregidora y Querétaro superan el promedio estatal, con 11.48 y 10.56 años de escolaridad, respectivamente, 12 municipios no solo están por debajo de la media, sino que además ni siquiera alcanzan los 8 grados.
Destaca el caso del municipio de Landa de Matamoros, en donde el indicador (6.29) es incluso menor al registrado en el estado de Chiapas (7.29), que es la entidad con el valor mínimo alcanzado en el país.
Vivienda digna: un derecho que no es para todos
La última medición de la pobreza evidenció que, en Querétaro, el 9.7% de la población vive con alguna carencia relacionada con la calidad y los espacios de su vivienda, lo que representa a 198 mil 435 queretanos.
De ellos, casi 37 mil habitan en viviendas con pisos de tierra, 6 mil en viviendas con techos de material endeble y 15 mil 300 con muros de material endeble, además, hay 154 mil 600 personas que viven en hacinamiento.
A nivel municipal, esta carencia alcanzó, en 2015, a 23.9% de la población de Tolimán, al 22.4% de la de Pinal de Amoles, al 18% de la de Colón, al 17.5% de la de Cadereyta de Montes y al 16.8% de la del municipio de Peñamiller.
Adicionalmente, en 2016, en la entidad había 260 mil 346 personas que vivían con alguna carencia por acceso a los servicios básicos en su vivienda: 98 mil 897 sin acceso al agua, 85 mil 439 sin drenaje, 4 mil 851 sin electricidad y 136 mil 867 sin chimenea cuando usan leña o carbón para cocinar.
Únicamente en cuatro de los 38 municipios que conforman la entidad, el indicador está por debajo del promedio estatal, que es de 12.7%. Destaca el caso de Querétaro donde el 6.3% de su población tiene esta carencia; en contraste, en Landa de Matamoros, Pinal de Amoles y Tolimán, el indicador alcanza el 74.9, 69.9 y 60.2 por ciento, respectivamente.
Por su parte, los datos de la Encuesta Intercensal aportan información sobre la disponibilidad de sanitario en las viviendas de los queretanos. De acuerdo con ello, el 3.4% de las viviendas particulares habitadas (18 mil 128) no dispone de servicio sanitario y entre las que sí disponen, 2.4% (12 mil 761) usan letrina o pozo.
En 13 de los 19 municipios de la entidad este indicador supera el promedio estatal, entre ellos, destacan los casos de Cadereyta de Montes, Amealco de Bonfil y Tolimán, en donde el 20.18%, el 17.74% y el 17.73% de las viviendas particulares habitadas no disponen de sanitario. En contraste, Corregidora y Querétaro tienen a menos del 1% de sus viviendas en esta condición.
La fractura del empleo
De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo «la búsqueda de justicia social ofrece a cada hombre y a cada mujer en el trabajo la posibilidad de reivindicar libremente y en igualdad de oportunidades su justa participación en las riquezas que han contribuido a crear».
No obstante, en nuestro país, el mundo del trabajo está fracturado: millones de personas se encuentran desempleadas o en la informalidad, y quienes sí cuentan con un empleo deben enfrentar condiciones de precariedad, como la falta de acceso a un salario digno o a prestaciones económicas y sociales, como es el caso de la seguridad social.
En Querétaro, datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) revelan que para el tercer trimestre de 2018 (julio-septiembre) había 36 mil 939 queretanos desocupados, lo que representa al 4.3% de la Población Económicamente Activa de la entidad; con ello, nuestro estado registró la quinta tasa de desocupación más alta del país, después de la de la Ciudad de México que fue de 4.4%, la de Durango y Coahuila de 4.6% y la de Tabasco de 7.3 por ciento.
En total, Querétaro concentra una fuerza laboral ocupada de 831 mil 628 personas, de las cuales, 358 mil 209 (43%) laboran en condiciones de informalidad, cuatro puntos porcentuales más abajo que el mismo periodo de 2017, uno menos que en 2016 y dos más abajo que el mismo trimestre de 2015. Paralelamente, hay 5 mil 606 personas que pese a tener un empleo tuvieron la necesidad y disponibilidad de ofertar más tiempo de trabajo.
Además, 34% del total de trabajadores subordinados y remunerados —los cuales constituyen el 74% del total de personas ocupadas en la entidad— no cuentan con acceso a instituciones de salud, el 30% carece de prestaciones laborales y el 33% no dispone de contrato por escrito.
Adicionalmente, del total de la población ocupada en Querétaro, 35 mil 035 personas no reciben remuneración alguna por su trabajo (4%), a las que se suman las 224 mil 707 personas que perciben dos o menos salarios mínimos (27%) situación que las coloca por debajo de los umbrales de la pobreza y que contrasta con el 5% que gana más de cinco salarios mínimos.
Sin duda, falta
mucho por hacer. Por ello, frente a la pobreza y las carencias en las que aún
viven miles de personas en nuestra entidad, es imperante que la justicia social
ocupe un lugar central en las políticas implementadas por este gobierno y los
que habrán de venir.
[1] Indicador que muestra el porcentaje de población atendida en un nivel educativo determinado (matrícula total), respecto de la población en edad oficial de cursar ese nivel.