A tres meses del Brexit, previsto el próximo 29 de marzo, nadie se atreve ya a predecir qué derroteros tomará el proceso, que choca con la hostilidad del parlamento al acuerdo negociado por la primera ministra Theresa May con la Unión Europea.
La primera ministra británica, Theresa May, decidida a seguir adelante con su acuerdo de Brexit pese a la hostilidad del parlamento, advertirá el lunes a los diputados que la celebración de un segundo referéndum causaría un “daño irreparable” a la legitimidad política.
“No rompamos la confianza del pueblo británico organizando otro referéndum” sobre el Brexit, debía decir por la tarde ante la Cámara de los Comunes, según extractos de su discurso divulgados por Downing Street.
Una nueva consulta popular “provocaría un daño irreparable a la integridad de nuestra vida política”.
Como resultado, ganan fuerza nuevos escenarios para salir de la crisis.
El parlamento ratifica el acuerdo
El gobierno británico afirmó, tras anular la sesión de ratificación prevista el 11 de diciembre, que someterá el acuerdo a los diputados entre el 7 y el 21 de enero.
Si el parlamento lo ratifica, lo que parece muy difícil, el país se beneficiaría de un periodo de transición hasta finales de 2020, ampliable hasta dos años más, que daría tiempo para prepararse a empresas y administraciones.
El punto más controvertido del acuerdo es el denominado “backstop”, o red de seguridad, un mecanismo ideado para evitar la reinstauración de una frontera dura en la isla de Irlanda por temor a debilitar el Acuerdo de Paz de 1998.
Este solo entraría en vigor tras el periodo de transición y si no se logra encontrar una solución mejor en el marco de la futura relación que ambas partes deben aún negociar.
Prevé que la provincia británica de Irlanda del Norte se siga rigiendo por las reglas del mercado único europeo, lo que permitiría mantener abierta la frontera con la vecina República de Irlanda. Y para no imponer barreras administrativas entre esa provincia y el resto del país, todo Reino Unido permanecería en la unión aduanera europea.
Los partidarios de una salida neta temen que este mecanismo mantenga al país permanentemente atrapado en las redes europeas.
El parlamento sopesa otras opciones
Ante la amenaza de que el texto sea rechazado, los ministro de Theresa May hilvanan escenarios alternativos.
Uno de ellos consistiría en hacer que el parlamento vote de manera consultiva varias opciones para tomar la temperatura antes de intentar aprobar una solución de consenso, como sugirió este fin de semana la ministra de Trabajo Amber Rudd.
Entre estas opciones podrían figurar un acuerdo con la UE similar al que tiene actualmente Noruega —con acceso al mercado único pero sin ser miembro de la unión aduanera—, el acuerdo alcanzado por May, un segundo referéndum o una salida sin acuerdo.
Si el parlamento rechaza el texto:
Brexit sin acuerdo
Si el parlamento tumba el acuerdo, el ejecutivo tiene 21 días para anunciar qué piensa hacer. El principal riesgo es que el país se vea abocado a salir de la UE brutalmente.
Es un escenario temido por los medios económicos británicos. El Banco de Inglaterra advirtió de que sumiría al país en una grave crisis económica, con disparada del desempleo y la inflación, desplome de la libra y el precio de la vivienda y casi 10% de reducción del PIB.
Este escenario podría causar penuria de medicamentos, provocar atascos monstruosos en los puertos e impedir volar a las aerolíneas británicas.
Se anula el Brexit
Segundo referéndum: La primera ministra rechaza firmemente la idea de una segunda consulta, pero esta ha ganado terreno en los últimos tiempos dada la fuerte resistencia con la que choca su plan de salida de la UE.
En cualquier caso, la justicia europea dejó claro que Londres, si lo desea, puede parar el Brexit de forma unilateral hasta que no se haga efectiva su salida.
Queda por definir cuáles serían las opciones: ¿el plan de May o permanecer en la UE? ¿Un Brexit sin acuerdo?
La organización de una segunda consulta llevaría tanto tiempo que requeriría un aplazamiento de la fecha del Brexit por parte de Bruselas.
El Partido Laborista, principal fuerza de la oposición, apoyaría esta opción si no logra que se convoquen elecciones legislativas anticipadas.
Elecciones generales: Para provocar una convocatoria anticipada sería necesaria una moción de censura contra el gobierno, pero la oposición no está segura de tener los apoyos necesarios para derrotar a los conservadores que, pese a sus divisiones internas, podrían unirse para evitar perder el poder.
Organizar unos comicios también implicaría retrasar al fecha del Brexit. Si se llevan adelante y ganan los laboristas, estos podrían decidir permanecer en la UE o intentar negociar un nuevo acuerdo con Bruselas.