El asesinato de una mujer por el hecho de ser mujer es la máxima expresión de la violencia misógina: el extremo de una cultura discriminatoria basada en estereotipos que perpetúan la inequidad de género.
Misoginia: del griego misogynía,
de miso ‘odio’ y gyné ‘mujer’
Si bien desde 1974 se estableció en el artículo 4º de la Constitución mexicana que “el varón y la mujer son iguales ante la ley”, el reconocimiento de los delitos contra la mujer se dio hasta 2007, con la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, donde se reconoce el concepto de violencia feminicida como una “forma extrema de violencia de género”.
En 2010 inició la tipificación del feminicidio en los estados (Guerrero y la Ciudad de México fueron los primeros) y en 2012 en el Código Penal Federal. Para este 2018, las 32 entidades federativas tienen tipificado este delito, aunque no se encuentran armonizados con el Código Penal Federal.
Pese a los avances en el marco normativo, México atraviesa por una de las épocas más violentas de su historia reciente y las estadísticas mediante las que se pueden identificar las agresiones en contra de las mujeres por razones de género año tras año acumulan cada vez más víctimas.
De acuerdo con los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), durante 2017, en Guanajuato se abrieron 12 carpetas de investigación por el delito de feminicidio.
Durante este 2018, hasta el mes de agosto, se registraron 13 casos; con ello, entre 2015 y agosto de este año, el SESNSP registró un acumulado de 55 feminicidios.
A nivel nacional, durante el mismo periodo, se registraron 2,231 feminicidios. Sin embargo, estas cifras solo son eso: carpetas de investigación que se abrieron, por lo que no bastan para cuantificar esta problemática social.
La información sobre los homicidios de mujeres registrados por el Inegi revela que las defunciones femeninas con presunción de homicidio se encuentran muy por arriba de las cifras del SESNSP.
En 2017, en todo el país se registró la muerte de 3,324 mujeres a causa de agresiones, 941 muertes más que en 2016, cuando hubo 2,813 asesinatos con estas características.
En Guanajuato se tiene registro de que, en 2017, 216 mujeres perdieron la vida a causa de agresiones. En 2016 esta cifra ascendió a 124 homicidios y en 2015 fueron 107, con lo cual, en tres años se tiene un acumulado de 447 homicidios de mujeres a causa de agresiones.
Aunado a que los asesinatos de mujeres bajo estas características han aumentado durante los últimos años, las circunstancias bajo las cuales ocurren son cada vez más violentas.
De los 447 homicidios que se registraron durante los últimos tres años, 306 de ellos fueron perpetrados con armas de fuego y destaca que 162 casos ocurrieron en las calles o en las carreteras y 71 en la vivienda. El 23% de estos asesinatos ocurrieron en la vivienda de las víctimas.
Asimismo, se reporta que, en nuestro estado, 47 mujeres fueron estranguladas hasta la muerte, 19 de estas agresiones ocurrieron en 2017, mientras que, entre 2015 y 2017, 56 asesinatos a mujeres se cometieron con objetos cortantes y 16 de ellos ocurrieron el año pasado.
De igual forma, cuatro mujeres fueron agredidas con algún objeto sin filo, es decir, fueron golpeadas hasta la muerte.
Respecto a la edad de las víctimas, la mayoría tenían entre 25 y 29 años, ya que el 17% (77 casos) de quienes fueron asesinadas bajo esta situación entre 2015 y 2017 se encontraban en ese rango de edad.
Le siguen las mujeres que tenían entre 20 y 24 años que, con 65 asesinatos, en este grupo etario se concentró el 15% del total. En suma, el 32% de las defunciones con características feminicidas se concentró en mujeres de entre 20 a 29 años.
De igual forma, fueron víctimas de un asesinato con características misóginas 104 mujeres guanajuatenses que tenían entre 30 y 39 años, el 23% del total.
Como ya se mencionó, los feminicidios se encuentran en el extremo de las conductas misóginas, sin embargo, hay miles de mujeres que día a día viven una realidad violenta y son víctimas de agresiones que violan sus derechos humanos, especialmente su derecho a una vida libre de violencia.
La información que genera la Secretaría de Salud permite conocer la atención que se otorgó a las pacientes que fueron víctimas de agresiones.
De acuerdo con los datos de la Secretaría, durante 2017 en todo el país, acudieron a pedir atención médica 105 mil 129 mujeres que fueron víctimas de violencia o de trata de personas.
En este sentido, Guanajuato ocupa el primer lugar a nivel nacional ya que, en términos absolutos, en nuestro estado, esa cifra ascendió a 27 mil 579 mujeres.
Lo anterior significa que, cuatro de cada 10 consultas que la Secretaría de Salud otorgó en todo el territorio nacional a mujeres víctimas de la violencia, fueron para a mujeres guanajuatenses.
Cabe resaltar que de la cifra anterior el 95%, es decir, 26 mil 410 fueron víctimas de violencia familiar.
El 95% de ellas manifestó que fue agredida en su domicilio y un 3% en la vía pública.
En 20 mil 665 casos de atención médica se registró que la víctima ya había sido violentada anteriormente.
Los informes médicos revelaron que la principal consecuencia derivada de un acto de violencia contra las mujeres, es el malestar emocional, ya que así fueron diagnosticadas el 51% de las pacientes.
También se registró que la consecuencia principal para un 18% fue la depresión y además para otro 19% las principales consecuencias fueron trastornos del estado de ánimo, psiquiátricos y de ansiedad.
Adicionalmente, el 6% de las pacientes atendidas presentó heridas, cicatrices, laceraciones, contusiones, fracturas y luxaciones.
En un análisis por tipo de violencia, la más recurrente es la violencia psicológica, ya que así se registró en 22 mil 762 casos de atención médica, seguida de la violencia física, con 5,890 casos; la violencia sexual, con 953; la violencia económica, con 521, y el abandono o negligencia a alguien que no se puede valer por sí misma, con 155 casos.
Similar a la edad de quienes fueron asesinadas bajo condiciones de violencia misógina, el 40% de las mujeres víctimas de violencia que acudieron a recibir atención médica en 2017 tenían entre 30 y 44 años, mientras que el 20% tenía entre 20 y 29 años.
En cuanto a la edad de las mujeres que fueron víctimas de violencia sexual, el 38% tenían entre 30 y 44 años. El segundo lugar lo ocuparon mujeres jóvenes: el 33% de quienes fueron violentadas sexualmente tenían entre 15 y 29 años. Finalmente, un 5% eran menores de 14 años.
¿Quiénes las agreden? De acuerdo con la Secretaría de Salud, en Guanajuato, el agresor es, en el 84% de los casos, la pareja sentimental (cónyuge, pareja o novio).
Asimismo, un 12% de los agresores fue algún miembro de la familia de la víctima, mientras que otro 1% de los agresores era algún conocido y el 3% de los casos el agresor fue algún desconocido.
Para este efecto, la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016 (ENDIREH) presenta datos reveladores sobre la violencia en las relaciones de pareja.
Este ejercicio estadístico refiere que, en 2016, a nivel nacional, el 52% de las mujeres que con 15 años y más declararon que su pareja o expareja reacciona violentamente cuando se enoja.
En Guanajuato esta cifra involucró a más de 1.03 millones de mujeres, es decir, el 51% de las mujeres de 15 años y más.
De ese total, el 40% aseguró que cuando su pareja o expareja se enoja, le grita, la ofende, la insulta, la golpea o avienta objetos, la jalonea y la agrede físicamente.
El mismo comportamiento se presentó al analizar el tipo de violencia:
- La violencia física fue lo que más incrementó. Mientras que en 2006 el 20% de las mujeres guanajuatenses declararon haber sido víctimas de este tipo de violencia, para 2016 incrementó 13.5 puntos porcentuales, ya que así lo declaró el 33.8 por ciento.
- De la violencia sexual fue víctima el 40.5% de mujeres guanajuatenses mayores de 15 años, comparado con el 38.4% que se registró en 2006, equivale a un incremento de 1 puntos porcentuales.
- Así mismo ocurrió con la violencia emocional, que pasó de victimizar al 38.4% de las mujeres en 2006 a 44.5% en 2016.
- La violencia patrimonial o económica (que incluye aquella donde el agresor es la pareja, expareja o cualquier familiar; la discriminación en el trabajo en los últimos 12 meses, y la discriminación por razones de embarazo en algún trabajo en los últimos cinco años) tan solo disminuyó una décima porcentual, es decir, pasó de 25.6% al 25.5% entre 2006 y 2016.
Además de ser una violencia que trasciende, es una violencia impune. De acuerdo con los datos de la Secretaría de Salud, del total de mujeres víctimas de violencia que acudieron a recibir atención médica, no se dio aviso al Ministerio Público en 15 mil 255 casos, y en 223 se desconoce.
El contraste de las cifras que se reportan en la incidencia delictiva y las que se observan en las estadísticas de homicidios por agresiones es abismal: entre 2015 y 2018, frente a los 447 asesinatos de mujeres de manera violenta que reportó Inegi, de acuerdo con el SESNSP solo se abrieron 55 carpetas de investigación.
Parecería la magnitud de los feminicidios en el país no ha sido suficiente para reconocer la dimensión de la violencia de género que viven las mujeres mexicanas.