Cincuenta años después de la masacre de centenares de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, en el corazón de Ciudad de México, miles de personas marcharon este martes 2 de octubre recordando a los caídos y denunciando que la represión contra la protesta social persiste.
Activistas, estudiantes universitarios y exlíderes de los jóvenes que se alzaron en 1968, algunos de ellos sobrevivientes de la matanza, marcharon hasta el Zócalo capitalino.
“Las demandas del 68 están vigentes, era una gran demanda por libertad, por democracia y por justicia, ninguna de esas cosas la hemos alcanzado”, dijo Félix Hernández, líder del movimiento estudiantil original.
En una de las pancartas se leía: “La historia nos une, nos siguen matando”, mientras otra consignaba otros casos emblemáticos de represión violenta contra protestas como Aguas Blancas (1996), Acteal (1997) y especialmente el de Ayotzinapa, sede de la escuela de magisterio rural donde estudiaban 43 jóvenes desparecidos en 2014.
“Si logramos saber la verdad sobre el 68 creemos que también podremos encontrar a nuestros compañeros de Ayotzinapa”, dijo a la AFP Pedro Santiago, de 22 años, estudiante de otra escuela de magisterio del central Estado de México.
Los ecos del 68 resonaron tras la desaparición de los 43 de Ayotzinapa que fueron presuntamente secuestrados, asesinados y quemados por delincuentes coludidos con autoridades del estado de Guerrero.
Policías los agredieron el 26 de septiembre de 2014, cuando el grupo se había apoderado de autobuses para trasladarse a Ciudad de México y participar de la conmemoración de los 46 años del 2 de octubre.
“Es latente todavía el miedo que se siente por una (eventual) represión… Ayotzinapa tiene apenas cuatro años”, dijo Omar Flores, estudiante de Filosofía de 24 años.
La marcha transcurrió sin mayores incidentes salvo el saqueo de dos negocios, una tienda de ropa y un autoservicio en una calle aledaña al Zócalo, a manos de algunos encapuchados que se habrían infiltrado entre los manifestantes.
En tanto, unos 2,000 estudiantes marcharon en el estado de Oaxaca y otros cientos lo hicieron en las ciudades de Los Cabos y La Paz, en el estado de Baja California Sur. Estudiantes, activistas y familiares de desaparecidos también se manifestaron en la norteña Ciudad Juárez, fronteriza con Estados Unidos.
“No va a haber autoritarismo”
La mañana de este martes el presidente electo Andrés Manuel López Obrador hizo el “juramento” de que al tomar el poder el 1 de diciembre “jamás se utilice la fuerza para resolver conflictos, diferencias, protestas sociales”.
“No va a haber autoritarismo”, subrayó desde Tlatelolco, junto a líderes estudiantiles. En respuesta, los asistentes gritaron “¡2 de octubre no se olvida, es de lucha compartida!”, y “¡ni perdón ni olvido, castigo a los asesinos!”, mientras ondeaban banderas blancas, negras y rojas.
La conmemoración inició por la mañana cuando legisladores y el secretario de Gobernación (Interior) encabezaron una ceremonia en el Zócalo, donde la bandera mexicana fue colocada a media asta.
La tarde del 2 de octubre de 1968, líderes estudiantiles improvisaron una tribuna en el edificio Chihuahua del complejo habitacional de Tlatelolco, que da a la Plaza de las Tres Culturas, para dirigirse a 8.000 asistentes allí concentrados.
El gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernaba desde hacía cuatro décadas, quería contener las protestas estudiantiles 10 días antes de la apertura de los Juegos Olímpicos en Ciudad de México, la primera vez que un país latinoamericano era anfitrión del evento.
El mitin transcurrió pacíficamente hasta que un helicóptero dejó caer luces de bengala verdes y francotiradores abrieron fuego contra la multitud.
Severiano Sánchez, entonces de 18 años, recuerda cómo logró salvarse rodando por unas escalinatas situadas en una de las esquinas de la plaza.
“Había francotiradores hasta arriba de todos los edificios”, rememoró para la AFP.
El mismo horror
Una estremecedora dramatización de la masacre que tuvo lugar el lunes en la plaza provocó en Sánchez el mismo “miedo y terror” que sintió ese 2 de octubre. “¡Era un mitin pacífico y estos cabrones nos rafaguearon!”, dijo a gritos ahogados por su llanto.
Testigos y habitantes de Tlatelolco relataron a la prensa de entonces que vieron cientos de cadáveres sobre charcos de sangre.
Frente al edificio Chihuahua “hicieron como un cerro de cadáveres, del pueblo. Porque no nada más fueron estudiantes. Eran obreros, campesinos, estudiantes, madres de familia, niños, señoras embarazadas”, relató este martes a la AFP Víctor Pérez, de 67 años y exlíder del movimiento estudiantil.
Investigadores descubrieron que el gobierno usó tres cuerpos de seguridad para reprimir el mitin, todos con órdenes distintas.
En 1970, quien era secretario de Gobernación cuando ocurrió la matanza, Luis Echeverría, ganó las elecciones presidenciales pese a su baja popularidad.
En 2006, fue acusado de genocidio, pero por su avanzada edad cumplió prisión preventiva domiciliaria y finalmente alcanzó la libertad condicional.
La prensa internacional reportó entre 300 y 500 muertos en la masacre, mientras que el gobierno sólo reconoció 20.